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5-F: Axel Kicillof, Martín Guzmán y el riesgo de un default en el arranque de las negociaciones de «buena fe»

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En el difícil desfiladero que recorre el Gobierno nacional para sacar adelante la negociación de la deuda aparece una escala puntual y significativa: el 5 de febrero, o #5F, hablando en jerga de redes sociales. Es el miércoles próximo.

Ese día, podría darse una triple coincidencia:

– Por un lado, el ministro de Economía Martín Guzmán estará hablando en algún salón del Vaticano sobre la cuestión deuda nada menos que con la titular del Fondo Monetario Internacional, Kristalina Georgieva.

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– A su vez, se prevé que el Senado de la Nación promulgue la “Ley de Restauración de la Sostenibilidad de la Deuda Pública Externa”, proyecto que atravesó la instancia de Diputados con amplitud de votos a favor, oficialistas y de la oposición.

– Resta un tercer evento, un poco más incierto: el miércoles la Provincia de Buenos Aires deberá informar si pagó o no los US$ 250 millones del Bono BP 21. Es decir, el gobernador Axel Kicillof decide ese día (tal vez ya lo hizo, quién sabe) si la Provincia entra o no en default.

Antes, el lunes 3, es decir mañana, sonará o no una alerta anticipatoria: a las 13 se sabrá si al menos el 75% de los dueños de los BP 21 aceptaron postergar el pago en cuestión para el 1 de mayo.

En definitiva, el lunes vence la segunda prórroga que la Provincia concedió a los bonistas, ya que en los dos llamados anteriores no logró el porcentaje necesario como para modificar las cláusulas de emisión del bono emitido por el ex gobernador Daniel Scioli en enero de 2011.

Hay que entender la reticencia de los acreedores a aceptar el pedido de postergación que les hizo la Provincia. Los bonistas sospechan que si aceptan, el pago pendiente caerá en la volteada de la renegociación general de la deuda bonaerense. Además, no les dieron detalles de por qué la Provincia tendrá en mayo los dólares que no tiene hoy, si es que no quiere refinanciar ese vencimiento.

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Según la agenda de la deuda que difundió la semana pasada el ministerio de Economía de la Nación, durante la primera semana de febrero se debe realizar la invitación formal a Agentes de Información, Asesores Financieros, Bancos Colocadores y Agentes de Distribución a presentar ofertas de asesoramiento. No habría que descartar que las invitaciones se cursen a la par de las tal vez preocupantes noticias que lleguen desde la capital bonaerense.

Con estos eventos a la vista, el mercado debate qué impacto puede tener la decisión de Kicillof sobre las negociaciones que está llevando adelante Guzmán. Naturalmente, si paga, habrá generalizada sensación de alivio y, tal vez, se observe una recuperación de los bonos y una caída del riesgo país. Pero el problema, desde ya, es qué puede pasar si Kicillof no paga.

Clarín escuchó y recogió opiniones divididas. Hay quienes sentencian que podría asistirse a un miércoles verdaderamente negro para los activos financieros argentinos, por varios motivos. Por la decisión de Buenos Aires de ir al default, desde ya. Pero también por la decisión de hacerlo por no querer hacer frente a un pago de una cifra manejable (US$ 250 millones). Y también, no menos importante, por tomar un camino que decididamente perjudica a la estrategia de la Nación, más allá de que hasta hoy se haya dicho que Nación y Provincia están actuando en forma “coordinada”. Para reforzar esta postura, el presidente Alberto Fernández recordó este sábado que la estrategia de la Provincia tiene todo el apoyo del Gobierno nacional.

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Pero ello no quita que para muchos, la decisión de Kicillof de optar por el camino del default sería también una señal malísima para quienes miran las relaciones de poder entre el Presidente Alberto Fernández y la Vicepresidente Cristina Kirchner.

Pero hablando en concreto y en términos de mercado, lo que esperan los más pesimistas es una caída generalizada de los bonos de la deuda de la Nación y de las Provincias y una ampliación de la brecha entre el dólar paralelo y el oficial, que hoy ya está arriba del 30%. Eso para empezar.

Otra parte del mercado, con una mirada menos negativa, considera que un eventual default de la Provincia debería quedar como un caso encapsulado y la Nación podría usar ese evento de default para hacerles notar a los bonistas si prefieren un default de la Argentina o aceptar lo que se les ofrezca.

Claro, el rival también juega. Y no pocos acreedores deben sopesar el difícil escenario político que enfrentará el Gobierno nacional si se estira la renegociación de la deuda, no puede concluirla el 31 de marzo y por ende, no puede mostrarle al FMI un plan económico consistente.

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El propio Guzmán admitió que la deuda, sin renegociación -y en lo posible rápida- es impagable en las condiciones actuales de la Argentina.

Se vienen días de definiciones y el reloj de la cuenta regresiva ya se puso en marcha. 

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