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IDENTIDAD EN COMUNICACION

Labruna y Gallardo, a imagen y semejanza

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Más temprano que tarde, cuando uno llegue al Monumental se va a topar con dos estatuas de alrededor de siete metros y más de cinco toneladas de bronce sobre Figueroa Alcorta: Labruna y Gallardo​, Angelito y el Muñeco. A esta altura parece haber cierto consenso en que son los dos personajes que podrían condensar la historia de River si se la mira en retrospectiva con ojos entrecerrados, de La Máquina a Madrid.

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Hace algunos años a MG le daba mucho orgullo entender que podía sentarse en “la misma mesa” de los grandes ídolos de la vida del club, pero desde 2018 eso tuvo un upgrade evidente. Hoy Gallardo no sólo se sienta en esa mesa larga con Amadeo, Ramón, Francescoli, Ortega, Alonso y más: ocupa una de las dos cabeceras, frente a Labruna. Las dos finales ganadas a Boca, y sobre todo la final de la Libertadores en el Bernabéu, catapultaron y condenaron al técnico de River a la eternidad, pase lo que pase de aquí en adelante. Hoy Gallardo se ve al espejo y puede ver a Labruna. ¿El Muñeco es parecido a Angelito? Tienen muchas cosas en común. En el balance, parece indiscutible que Labruna fue más como jugador y MG lo es como entrenador, a pesar de que ambos fueron muy buenos y ganadores en sus otros roles también.

«Gallardo tiene cosas parecidas a Labruna. Porque convence a los jugadores, ahí saca la diferencia. Tiene aceitado el vestuario. Los grandes van llevando a los chicos. Es algo parecido a lo que hizo Angelito. Juntar juventud con experiencia”.

Norberto Alonso

Desde lo estadístico, Gallardo ya pasó a Labruna en algunos ítems. Como deté, lo superó hace rato en títulos (con 11 pasó a todos, de hecho), e incluso en partidos dirigidos de Copa Libertadores (AL lo hizo en 56 oportunidades, MG ya lleva 63). En medio año también alcanzará su marca de cantidad de tiempo consecutivo sentado en el banco: Labruna estuvo entre el 05/01/75 y el 21/08/81, seis años, siete meses y 16 días; mientras que el Muñeco, que asumió el 06/06/14 y tiene contrato hasta fines de 2021, lleva hasta hoy seis años, un mes y 26 días como entrenador del equipo. Ambos están lejos del récord de 12 años ininterrumpidos de Minella (1947-59). En lo que Angelito aún lleva ventaja es en la cantidad de estrellas en River sumando sus etapas de jugador y DT: 22 contra 19 de Gallardo.

Una imagen imborrable.

Una imagen imborrable.

Como coinciden todos los que vivieron en primera persona los dos ciclos, Gallardo y Labruna hacen match en los lineamientos generales de estilo de juego de sus equipos, la vocación por pensar en el arco de enfrente, una planificación que piensa más en lo propio que en función de los rivales: en respetar y representar el gen riverplatense. Un gen que, de hecho, el propio Angelito contribuyó a formar y que siguió a lo largo de su carrera. Los dos ganadores, con el mismo ADN. “No puedo desatender la historia y la cultura futbolística de River: trataré de respetar el estilo de siempre. Siempre vi el arco de enfrente como primer objetivo”, decía MG en su primera conferencia de prensa y dejaba asentadas sus intenciones.

«A mí no me gusta comparar pero sí puedo decir que Marcelo también tiene una virtud de Ángel Labruna: respeta la historia futbolística del club. Y tiene mucha mística. Cree en ese fútbol, lo practica y lo inculca».

Ubaldo Fillol

A lo largo de estos seis años, muchas declaraciones de Gallardo coincidieron con frases célebres de Labruna, en distintos aspectos. Sobre el juego en sí mismo, amén de que antes se apostaba más al talento que a la estrategia, más de una vez se le consultó al Muñeco por cierto déficit del equipo en las pelotas paradas. Esto contestaba: “Si bien es algo que nos ocupa, nosotros les damos prioridad a otras cosas: a jugadores con mayor calidad técnica, con mayor capacidad mental. Si te hacen un gol de pelota parada, tenés que hacer méritos para meter más goles que el rival. No es algo que no me deje dormir”. ¿Y Labruna qué pensaba? Básicamente lo mismo: “¿Jugadas de tiros libres? ¡Claro que las practicamos! Pero, yo me pregunto, ¿tanto beneficio le puede tributar la ventaja de un tiro libre en el caso de que consiga el gol? Uno cada tanto, ¿o no es así? Por eso prefiero trabajar fútbol como fundamento y no recursos accesorios. Está visto que River no realiza jugadas de laboratorio. Primero, porque a mí me gusta el fútbol. Segundo, porque yo no puedo mecanizar a un creador. No les puedo sacar esa sal”.

Angelito en andas después del inolvidable título del 75 (Museo River)

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El estilo para declarar no es el mismo, es cierto: Labruna siempre fue más provocador, con un perfil alto más relacionado a Ramón Díaz que al propio Gallardo. MG alguna vez chicaneó a Boca, como con aquel chiste del TAS (“EsTAS igual que hace tres meses”), pero para Angelito, como ocurrió siempre con el riojano, era moneda corriente, casi un deporte en sí mismo. ¿Otra diferencia? Las cábalas: Labruna, burrero viejo, tenía muchas -por ejemplo no pisaba las líneas de cal-, aunque tampoco creía en la suerte en relación con su trabajo (“Suerte es ganarse tres veces la lotería”); Gallardo nunca le dio importancia al tema.

«Veo similitudes entre Gallardo y Labruna. A la hora de ser fuertes y duros, se parecen. Cuando el Viejo gritaba, ¿sabés cómo nos cagábamos todos? ¡Hasta Perfumo, ja, ja!».

Eduardo Saporiti

Ninguno come o comía vidrio. De hecho, ambos le dieron siempre mucha importancia a la mentalidad de sus jugadores además de la calidad. Gallardo lo dice todo el tiempo: sobran los ejemplos. Labruna ya lo mostraba en los ‘70: “Lo más importante son las condiciones técnicas, el talento, la picardía. Pero si además tiene garra, entonces se aproxima al ideal. Esa palabra es la que más me gusta aplicar al fútbol: garra. Quiero jugadores que nunca se resignen a perder. Si usted consigue un equipo con 11 tipos así, empiece a pensar en campeonatos”.

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Más allá de una diferencia de perfil, abordaron muchos temas con respuestas parecidas. Por caso, una consulta frecuente para los dos: dirigir a la Selección Argentina. La respuesta de Angelito en su momento podría ser perfectamente la de MG hoy: “Jamás viví como una frustración el hecho de no haber dirigido a la Selección. Muchas veces estuve en boca de periodistas, pero nunca de los dirigentes”. Igual que al Muñeco, la prensa lo puso naturalmente como candidato más de una vez, pero no pasó de ahí: “Estoy muy bien donde estoy y mi compromiso es total con River. Nunca rechacé la Selección porque nunca me la ofrecieron”.

«Las caras de Marcelo cuando está sentado en el banco, los gestos y el modo en el que se dirige a sus jugadores son muy parecidos a Labruna. En la personalidad son similares, dos muy fuertes. Desde afuera, con gestos y muecas, les hacen saber a los que juegan si están conformes o no. En ese aspecto son idénticos».

Emilio Commisso

En cuanto al carácter también se encuentran similitudes: los dos de personalidad fuerte, calentones. Admitía Labruna alguna vez: “Yo no puedo negar que soy un típico calentón, cascarrabias, pero no tengo carácter podrido como dicen algunos”. El propio Muñeco admitió alguna vez que hizo terapia justamente por ser un poco “cabrón”.

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Así como Gallardo dijo que internamente siente como una especie de deuda ganar una liga local, para Labruna “la única cuenta pendiente con River es la Libertadores (perdió la final del 76)”. En ese sentido, MG todavía puede saldar el único pagaré de todo su ciclo, que después de 11 estrellas no parece tener una relevancia máxima. De hecho priorizó el plano internacional, lo que siempre le había faltado al club. Similitudes y (pocas) diferencias, ya son los dos símbolos de estos 119 años. Por algo sus estatuas custodiarán para siempre el Museo. Porque son los más grandes, lejos.

«Gallardo es el Labruna de estos tiempos: ya tiene una autoridad ganada en la historia de River. No es fácil mantenerse leal a una manera de entender el juego».

Jorge Valdano

Hijos nuestros

Entre las tantísimas similitudes de Gallardo y Labruna, una a mencionar es bastante particular: ambos hicieron jugar en Primera a sus hijos. Labruna puso a Omar y antes había subido a entrenarse con el plantel principal al fallecido Ángel Daniel (llegó a jugar amistosos con el primer equipo); y Gallardo, claro, a Nahuel. Habrá que ver en todo caso si el Muñeco llega también a dirigir a Matías (que, dicen, juega parecido a MG) o a Santino, que hoy están en las Inferiores del club.

Nahuel tuvo algunos partidos en Primera y luego pasó a Defensa y Justicia a préstamo.

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Claro que no es un ítem que sólo compartan Angelito y Napoleón: otros dos entrenadores de la historia del club pueden decir lo mismo. Por un lado, obvio, Ramón Díaz, que hizo debutar a Emiliano con la Banda. Y por otro, Luis Cubilla: el uruguayo no sólo puso a su hijo de igual nombre cuando dirigió al club en el 84, sino que lo trajo especialmente a préstamo desde Defensor Sporting. Ninguno de ellos tuvo un desempeño que ni se asomara a lo que consiguieron los padres. Acaso Ángel Daniel Labruna era el que mejor pintaba para seguir los pasos del viejo antes de su muerte en 1969.

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Juntitos los dos

En la puerta del Museo se puede ver desde noviembre de 2015 la estatua de casi siete metros de Labruna y, ya todos saben, muy pronto tendrá compañía. Carlos Trillo, el ideólogo del homenaje a Angelito, lleva adelante el proyecto de un Gallardo de bronce (que será apenas más alto que Labruna porque se lo verá levantando la Libertadores de Madrid) desde hace más de un año. En principio estaba prevista su inauguración para el 9 de diciembre pasado, pero se terminó aplazando el estreno. Hoy, ya en la etapa final de la confección, a cargo de la escultora Mercedes Savall, algunos imaginan que, si la pandemia lo permite, la fecha de presentación sea el 9/12 de este año, en el segundo aniversario de la gesta más importante de la historia de River. La cuarentena obligó a retrasar un poco los tiempos, pero ya está fundido el 85% del bronce y apenas quedará terminar la cabeza para pasar a la fase de ensamble de todas las piezas. Y una vez que eso suceda, y previa combinación de fechas con Rodolfo D’Onofrio, Angelito tendrá al lado a Gallardo.

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Work in progress: la estatua del Muñeco.

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YO DIGO – Omar Labruna

Mi papá era un tipo tranquilo, pero cuando se le salía la cadena, la pasión por River lo sobrepasaba. Y a Gallardo le pasa algo similar. Me preguntan quién es el máximo ídolo de la historia y digo que hay tres personas que la marcaron, como jugadores y entrenadores: mi viejo, Ramón Díaz y Gallardo. No es nada fácil lo que hicieron. Yo veo que los equipos de Marcelo, como los de mi viejo, salen con un convencimiento bárbaro a jugar. Para que el rival les gane, tienen que jugar para diez, tener una tarde iluminada. Este River actual sale a jugar de una forma, con un convencimiento y una seguridad que le transmite su entrenador. Y eso pasaba con mi papá. Cualquier jugador de esa época al que le consulten dirá que él les daba mucha confianza. Otra de las virtudes muy parecidas es que siempre resaltan lo propio, las virtudes de su equipo. Y recién después estudiar un poco qué puede complicarlos de los rivales. Mi papá marcaba que se fijaba 80% en su equipo y 20% en el rival, y Gallardo hace eso. Pero principalmente tienen una gran cualidad y es que saben cuál es el paladar del hincha de River: siempre se basaron en tener un juego ofensivo, más allá del cambio de época. Mi papá decía que para dirigir a River, hay que conocer los pasillos. Y yo soy un convencido de que eso es verdad. Por todo lo que han logrado, por las formas, las maneras y la identificación con River, son revolucionarios en su cargo.

Omar, hijo de Angelito y director técnico.

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