El jugador del Lyon que vivió de cerca tres atentados terroristas en menos de diez días

El belga Jason Grégory Marianne Denayer es uno de los pilares del sorprendente Lyon, que jugará la semifinal de la Champions ante el Bayern Munich. Denayer, de hecho, fue capitán del equipo en varios partidos, cuando no jugó Memphis Depay, la estrella de los franceses. Este defensor contó alguna vez que el fútbol lo salvó de la calle, las drogas y el mundo del crimen. Su familia -su padre es belga, su madre congoleña– vivía en el barrio Anneessens, una de las zonas más desfavorecidas de Bruselas, y Denayer solía pasar mucho tiempo en la calle. “Había que ir con cuidado. Incluso cuando estabas jugando al fútbol, alguna patada tonta podía provocar una atmósfera explosiva. He conocido a chicos que tenían más talento que yo, pero que acabaron escogiendo otro camino. Ese es el peligro que tiene crecer en un barrio tan difícil”.

Denayer pasó por las Inferiores del Anderlecht, luego se probó en el Liverpool (no quedó) y en 2014 sí fue fichado por el Manchester City que en ese entonces dirigía el Ingeniero Pellegrini. Ese año participó de una gira de pretemporada por EE.UU., aunque sólo jugaría algunos minutos: terminó yéndose a préstamo al Celtic de Escocia. Para la 2015/16 también pasó cedido al Galatasaray de Turquía. Y en ese club le tocó algo increíble: en diez días, estuvo en tres ciudades que sufrieron atentados.

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El 13 de marzo de 2016 se encontraba en Ankara, cuando un coche bomba estalló en pleno centro y dejó un saldo de 37 muertos y 122 heridos (el grupo Halcones de la libertad del Kurdistán fue el que se adjudicó este ataque).

El 19 de marzo (o sea, apenas seis días después), estaba en Estambul para jugar el clásico entre el Galatasaray, su equipo, y el Fenerbache, cuando esta ciudad se vio sorprendida por un suicida que se inmoló y dejó como resultado cinco muertos y 34 heridos. El autor estaba entre los muertos y se presumió que pertenecía al grupo terrorista paramilitar Daesh, de naturaleza fundamentalista yihadista.

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Lo llamativo de la historia de Denayer es que apenas días después de estar en estas dos ciudades que sufrieron atentados de grupos extremistas, le tocó viajar a su país, convocado por el técnico de la selección belga, Marc Wilmots, para jugar un amistoso ante Portugal. Así, el 22 de marzo, Denayer también estaba en Bruselas, cuando esta ciudad se estremeció por el ataque del ISIS al aeropuerto y al metro, dejando un saldo de 35 personas muertas (entre ellas, tres terroristas) y 340 heridos. De hecho, ese partido ante Portugal debió ser postergado. En total, entre los tres atentados, hubo 77 muertos y casi 500 heridos. Y a Denayer le tocó vivirlos bien de cerca.