Presupuesto 2021: prevén crecimiento de 5,5 por cie…

El gobierno proyecta que el año que viene la economía va a crecer 5,5 por ciento. Parte de ese avance se va a explicar por la acción expansiva del Estado, ya que el déficit fiscal primario sería del 4,5 por ciento del PIB, según adelantaron fuentes oficiales a PáginaI12. Funcionarios que están al tanto de la redacción de la Ley de Presupuesto que el ministro de Economía, Martín Guzmán, presentará el martes próximo en el Congreso, detallaron que los gastos de capital pasarán de representar el 1,1 al 2,2 por ciento del PIB, por la dinamización de la obra pública.

Si las variables económicas en general y particularmente en la Argentina son de difícil proyección, la pandemia y la incógnita sobre la negociación del Fondo agregan imprevisibilidad. Por el otro lado, el arreglo de la deuda con los bonistas privados ayuda a despejar buena parte del horizonte externo.

Según las estimaciones oficiales, la economía sólo se recuperará parcialmente en 2021, ya que la caída este año sería de entre el 7,5 y el 9 por ciento y el crecimiento el próximo, de 5,5 por ciento. En el gobierno aseguran que hay una fuerte recuperación en autos, línea blanca, textil, muebles y equipamiento del hogar. Estiman que la tendencia positiva del último trimestre del año se va a extender en 2021. El motor de esa mejora sería por un lado el consumo privado, para lo cual la masa salarial debería al menos no perder frente a la inflación. La inversión privada también tendría una fuerte recuperación, en relación al pozo en el que cayó en medio de la pandemia.

Para que consumo e inversión tengan dinamismo, la inflación deberá estar bajo control. La proyección oficial para fines de 2021 podría apuntar al nivel del 30 por ciento, lo cual sería una estimación muy optimista dado el arrastre del orden del 38 por ciento que podría dejar este año. Con paritarias a todo vapor el año que viene, recuperación del consumo y descongelamiento de precios regulados, hay pocas chances de reducir la inflación. El elemento a favor podría ser la capacidad ociosa de la industria y el factor decisivo será, como siempre, la evolución del dólar y de la brecha cambiaria. La devaluación proyectada no estará por encima de la inflación y habría estabilidad de tasas de interés.

El déficit fiscal primario se ubicaría en el 4,5 por ciento del PIB. En particular, se duplicaría el peso de los gastos de capital, del 1,1 al 2,2 por ciento del PIB, asociado a la obra pública. «Se le dará prioridad a pequeñas obras, obras viales, proyectos que están inconclusos, construcción de escuelas y de jardines maternales«, detallan en Presidencia. Una de las incógnitas es en qué medida habrá continuidad de los programas de apoyo a los hogares y las empresas para transitar la situación de la pandemia. De la mano del crecimiento económico también se repondrá la recaudación.

Los compromisos financieros serían del 1,5 por ciento del PIB, con lo cual el déficit global del sector público nacional sería del 6 por ciento del PIB. El financiamiento de ese déficit sería enteramente vía deuda pública en pesos. “Es un déficit manejable. Esta gestión está en una cruzada pesificadora, no lo veo a Guzmán buscando crédito en dólares”, dicen fuentes oficiales. La presión impositiva quedaría en el mismo nivel, es decir que las modificaciones en el esquema de impuestos y subsidios no tendrían impacto en el agregado.

En el terreno del comercio exterior, las exportaciones tendrían una suba de alrededor del 10 por ciento pero las importaciones lo harían en mayor medida, impulsadas por la recuperación de la economía local. El gobierno espera que los precios de los commodities de exportaciones tengan buena performance gracias a la depreciación del dólar frente a otras monedas duras, lo cual se reflejó en las últimas semanas con la recomposición del precio de la soja, que permitiría oxigenar el ingreso de dólares comerciales.