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El Ministerio de Desarrollo Productivo elaboró un documento titulado «El desarrollo en la pospandemia», en el que enumera 10 consensos básicos para recrear las condiciones de una Argentina económicamente sostenible y fuerte en divisas. En ese trabajo, que el ministro del área, Matías Kulfas, ya venía mostrando en sus presentaciones, hay un punto central que da pautas del modelo económico de Alberto Fernández: la convivencia entre un mercado interno robusto y un perfil exportador bien marcado.
Sobre este último punto gira una perspectiva a observar, más aún cuando el Gobierno precisa de manera encarecida hacerse de divisas. Se identifican allí potenciales sectores exportadores no convencionales para la historia argentina. Rubros como servicios del conocimiento, porcinos, vinos envasados, movilidad eléctrica y una modificación del negocio de ventas externas de autos a combustible, que podrían aportarle al país al menos 20 mil millones de dólares.
«Tras un salto exportador en la década de los 2000 (que permitió que nuestro país tuviera las divisas necesarias para financiar un crecimiento acelerado como el registrado entre 2002–2011), las exportaciones argentinas se contrajeron a partir de 2011. Si bien hubo un crecimiento moderado en los últimos años, producto de mayores cosechas (récord en 2019), la maduración de inversiones en Vaca Muerta y el dinamismo del complejo cárnico, no se logró retornar al pico de 2011, ni en cantidades ni en valores», diagnosticó el documento para reflejar cómo un golpe de exportaciones fue el preludio del último gran período de crecimiento.
Con posterioridad, aclararon que en base a cambios recientes en el esquema de retenciones, estímulos impositivos y mesas sectoriales, se analizan rubros «nuevos» con potencialidad de sumarse a sectores clásicos, como el agro, la carne y los combustibles.
En esa línea, Página/12 accedió a algunas cifras que podrían darse en los próximos años. El caso más a observar es de los Servicios del Conocimiento, que engloban desde software a servicios de consultoría e industrias creativas y audiovisuales. Ese segmento hoy exporta por 6700 millones de dólares, pero puede llegar a los 10 mil millones anuales en cinco años. El número es fuerte si se compara con algunos históricos, como la minería (3100 millones anuales), Carnes (3900 millones), Autos (7100 millones) y Combustibles y Energía (4400), y hasta con Turismo (7000 millones). En el Gobierno advierten además que este sector evita costos de logística y puede crecer aún en pandemia.
Aún envuelto en polémica ambiental, el de la producción y exportación de porcinos es otro mercado a desarrollar, y en menos tiempo. De allí podrían salir entre 2000 y 2500 millones anuales. Se sumaría a la columna de alimentos procesados, en los que ya es fuerte la agroindustria, que en 2019 vendió por 29 mil millones de dólares y que este año trabaja con el Gobierno para una ley que profundice esa vía de agregado de valor.
Otro de los rubros es vinos envasados. El Gobierno tiene en carpeta el Plan 1000 millones, que busca llevar a ese número los 750 millones de dólares que hoy se exportan por esa vía. Hasta ahora, ese sector tiene más volúmen exportado a granel que con agregado de valor.
En la carpeta de Kulfas existen, además, otros items que aún no tienen números pero serán sujetos de fomento. El primero, la movilidad eléctrica, un plan para producir vehículos eléctricos y buses para exportar. Al igual que energías renovables, también en el horizonte cercano.
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