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Pese a que es una de las seis mayores exportadoras del país, el nombre de Vicentin es prácticamente desconocido para una amplia mayoría de argentinos. Excepto para los santafesinos, especialmente los habitantes de las localidades de Avellaneda, en el norte de la provincia, y de San Lorenzo, pocos kilómetros al norte de Rosario. En San Lorenzo, los Vicentin son los dueños del puerto, las cercanas plantas procesadoras de granos de Ricardone y de la playa de camiones que llevan la carga que llenan las bodegas de casi 300 barcos cerealeros por año. En Avellaneda, en el norte profundo, la historia es también más profunda. Allí nació el emporio familar hace casi un siglo (1929) con un almacén de ramos generales. Distintas generaciones le dieron su nombre al cine-teatro del pueblo (Máximo Vicentin) y a la escuela secundaria (Roberto Vicentin). Hoy el mismo apellido le pone nombre a un escándalo que tiñe los balances del Banco Nación, con una deuda de casi 350 millones de dólares por préstamos otorgados de forma irregular, y una cesación de pagos (default) dispuesta por la firma, que aparece más vinculada al calendario electoral y a un intento de venta frustrado, que a una imposibilidad real de cumplimiento de sus compromisos. Ayer, Vicentin emitió un comunicado defendiéndose de las imputaciones y culpando a «la situación económica nacional» de 2018 y 2019 que la habría arrastrado al «estrés financiero». Las autoridades actuales del Banco Nación desmienten esos dichos con un análisis que revela que la evolución notablemente favorable de sus negocios durante el macrismo, están muy lejos de poder explicar una situación de quebranto.
Vicentin escaló entre las empresaas exportadoras de cereales y entre las firmas líderes que más facturan en forma meteórica entre 2015 y 2019. Más aún trepó su endeudamiento con el Banco Nación, el cual le facilitó la prefinanciación de exportaciones, para que contara con capital de trabajo, crédito que después no devolvía al concretar la exportación. El Banco, presidido por Javier González Fraga, en vez de reclamarle el pago le ampliaba el crédito al año siguiente, acumulando en pocos años más de 330 millones de dólares, el 20 por ciento de la responsabilidad patrimonial computable de la entidad oficial.
La voz de la firma
Alberto Padoán es el actual presidente de Vicentin. Su esposa llevaba este último apellido de soltera. Fue, hasta hace poco, presidente de la Bolsa de Comercio de Rosario. Su vínculo político con Mauricio Macri lo llevó a ocupar un rol muy activo en la política santafesina, en nombre de Cambiemos. De su mano, el holding Vicentín continuó su expansión, abarcando hoy unas 16 empresas en el país y varios emprendimientos en Brasil y Paraguay. Un frigorífico, una hilandería, un feed lot (engorde de ganado), hilandería, producción de algodón, alimentos balanceados, agrotóxicos y una planta compartida con la suiza Glencore de producción de biodiesel. Precisamente, Glencore era la mencionada como candidata a quedarse con la cerealera de Vicentin cuando sufrió el ataque súbito de «estrés financiero» tras la derrota de Macri en las urnas.
Este viernes, a través de un comunicado, Vicentin se quejó de las interpretaciones periodísticas que le imputan un manejo irregular a sus operaciones financieras. «Vicentín siempre se manejó de manera institucional con el Banco Nación», apuntó pretendiendo despejar sospechas. Es más, aseguró que «el crédito no se fugó del país». En cambio, la firma se quejó de haber resultado víctima de «la situación económica nacional», por el deterioro sufrido por las cuentas de la empresa, que la llevaron a lo que denominó como «estrés financiero».
Pese a que Vicentin es una empresa principalmente exportadora (el mercado externo representa el 83 por ciento de su facturación), con ingresos en dólares, se presenta como una víctima del deterioro de la economía local. «La crisis financiera de 2018, agravada con la incertidumbre política de 2019, imposibilitó la renovación de líneas de crédito», aseguró el comunicado. «La situación económica nacional, que comenzó a deteriorarse a partir de la crisis financiera del 2018, con algunas empresas argentinas realizando planteos de refinanciación a sus acreedores, agravada con la incertidumbre política del 2019, imposibilitó la renovación de líneas de crédito”, explicó Vicentin.
“En el segundo semestre del 2019 –prosiguió–, el retiro de los depósitos en dólares de los bancos locales y el tradicional estancamiento de nuevas financiaciones del exterior en períodos eleccionarios, afectaron nuestras líneas de crédito. Por otra parte, los productores aceleraron las ventas de sus stocks frente a expectativas de alzas de retenciones, desapareciendo el crédito comercial”.
La versión del Nación
Un documento de análisis del Banco Nación, sin embargo, señala que de acuerdo al último balance presentado, por el ejercicio cerrado el 31 de octubre de 2018, «el Patrimonio Neto de la empresa es de 20.296 millones de pesos (positivo); este dato indica que no es una empresa con un gran endeudamiento , ya que la suma de sus activos supera la de sus pasivos». Agrega el informe del banco estatal, además, que el Patrimonio Neto de Vicentin muestra en 2018 un crecimiento del 68,3 por ciento respecto a su nivel en 2017. Estos datos abren más el interrogante sobre cuáles fueron las razones que llevaron a Vicentin a declarar la cesación de pagos el 5 de diciembre de 2019.
El «informe sobre la situación de la firma Vicentin», del director del Banco Nación Claudio Lozano, señala que el balance a octubre de 2018 de la empresa exhibe Activos por 64.272 millones de pesos, el 60% del cual es Activo corriente. Y un Pasivo de 43.976 millones. «Los pasivos corrientes (con vencimiento a un año o menos) son el 54%, 23.733 millones, de los cuales los préstamos equivalen a 19.528 millones y las deudas comerciales, $3195 millones». «Hasta aquí, la información contable disponible de la firma no justifica una coyuntura difícil por efecto de su endeudamiento», explica el informe.
Vicentin afirmó que “el directorio está abocado las 24 horas, los siete días a la semana, a explorar distintos caminos de salida de su situación, priorizando la puesta en funcionamiento nuevamente de sus activos, lo que permitirá mantener las fuentes de trabajo y refinanciar los pasivos de manera razonable». Pero se justifica señalando que “la época del año y las incertidumbres propias de todo cambio de Gobierno ralentizan los procesos». «Estamos encaminados a una solución que contemple las necesidades inmediatas de nuestros acreedores comerciales, la puesta en marcha de los activos y la renegociación de la deuda financiera, otorgando a las Entidades, especialmente al Banco Nación, todas las garantías que necesiten para consolidar el proceso”, agrega luego.
«En Santa Fe son muy conocidos, tanto (Alberto) Padoán como (Gustavo) Nardelli (su socio) son conocidos integrantes de la mesa chica de Cambiemos en la provincia, hasta coquetearon para ser candidatos a gobernador», señala Pedro Peretti, ex dirigente de Federación Agraria y hoy referente del Movimiento Agrario, fuerza gremial que busca pelearle la representación de los chacareros a las entidades de la Mesa de Enlace. «Esto del Banco Nación no es la primera joda de Vicentin; ya hicieron otra igual allá por 1987, cuando con plata del Banco de Santa Fe, a instancias del gobernador Vanrell, construyeron el puerto de San Lorenzo. Jamás pagaron ese crédito», recordó. Un antecedente que convendría tener presente, ahora que varios empiezan a conocer a Vicentin.
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