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Aunque no hay cifras oficiales, desde todos los sectores, inclusive del sistema financiero, coinciden en que el rechazo de cheques por la compensación bancaria (clearing) va a ser importante y dejará muchas cuentas corrientes paralizadas hasta que sus titulares logren cubrir el rojo no autorizado. En estas condiciones, el pago de salarios en los primeros días de abril, para la gran mayoría de empresas pymes de sectores que están inactivos por las medidas de aislamiento sanitario, entra en zona de riesgo. Salvo la banca pública (ver nota aparte sobre anuncios del Banco Nación), las entidades no han previsto otorgar crédito a sus clientes para cubrir el pago de salarios en los próximos días, y dede el Banco Central la única condición que se les reclamó es que no bajen la calificación de sus clientes por cheques rechazados, cambiando el rótulo «por falta de fondos» por el más amable de «por razones de fuerza mayor». Desde el equipo económico reconocen el conflicto, pero admiten que hay una fuerte resistencia del sistema financiero privado a otorgar concesiones en la emergencia. «En una conversación con representantes de la banca privada, llegaron a plantear que podrían financiar los descubiertos para pagar los cheques que caen, pero cobrando una tasa del 60 por ciento, porque el riesgo es muy alto», comentó una fuente citando uno de los tantos capítulos de las conversaciones de estas horas.
«El entramado productivo tiene ahora otro desafío, un nuevo problema financiero, que es cómo estirar los plazos y poder superar este parate de actividad sin provocar mayor costo social», señaló una fuente del equipo económico, mostrando confianza en que «esto empezará a subsanarse con los créditos blandos que impulsa el Banco Central».
Hay un choque evidente de intereses entre el sector productivo y el bloque financiero, una verdadera puja de poder en la que estos últimos intereses están interrumpiendo el proceso de «contención desde abajo» que viene desplegando el gobierno en la emergencia. El sector pyme es el eslabón débil de la cadena productiva, y el sistema financiero tiene el filo del cortafierro sobre ese eslabón. El rechazo de cheques puede ser el mazazo sobre esa herramienta.
Ayer se analizaba, en el marco del gabinete económico, dos nuevas medidas de alivio para el sector productivo. Una es la prórroga de los vencimientos de abril para el pago de las contribuciones patronales. El gobierno trabaja, además, en un esquema de garantías públicas que permita que «todos sean sujetos de crédito». Es decir, un puente para superar el obstáculo de las exigencias de garantías que suelen oponer los bancos a la pyme demandante de crédito. Un intento, en este mismo sentido, tuvo lugar esta semana, cuando el Sistema de Garantías Recíprocas (SGR), un organismo público creado por ley en Argentina para respaldar a las pymes, le ofreció a los bancos privados ser garante al menos sobre las 17 mil pymes con las que ya trabaja, para la financiación de los descubiertos en cuenta corriente y los fondos necesarios para pagar los sueldos. La banca se lo rechazó.
Los anuncios de Matías Kulfas, ministro de Desarrollo Productivo, del jueves a la noche anticipando que los bancos financiarían a las pymes hasta el monto de la nómina salarial con un crédito al 24 por ciento anual, sólo fueron recogidos por el Banco Nación y el Provincia de Buenos Aires. No hubo resolución del Banco Central, que dirige Miguel Pesce, obligando a la banca privada en tal sentido. La respuesta en los bancos es «sí, se habló, lo estamos analizando».
El sector pyme es un universo muy diverso, con ideas y posiciones diferentes sobre el rol del Estado y las políticas públicas. Hay franjas que reclaman que se posterguen los pagos de impuestos, las moratorias. Desde la conducción económica advierten que «no es insensibilidad ni desconocimiento de la realidad; por un lado, hoy más que nunca cada peso que se recauda vuelve a la economía a través de políticas de ingresos, inversiones o gastos relacionados con la emergencia sanitaria. Y a pesar de la emergencia, la recaudación alcanzó los niveles proyectados este mes. El problema no es tributario, el entramado productivo tiene otro frente de conflicto, que es el financiero».
Enfoque que, por otra parte, comparte otro sector del empresariado pyme que está apuntando sus cañones hacia la banca. «No va a ser con plegarias que los convenzan, el Banco Central tiene que salir duro», señaló un referente de peso del sector. «No estamos pidiendo que nos regalen nada, le estamos pidiendo plazos. Ojalá se entienda que se sale de esto poniendo primero a la salud, pero después lo productivo por delante del capital financiero»
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