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Las muertes por coronavirus en Estados Unidos superaron las 4 mil, cifra que se duplicó en tres días, de acuerdo con el recuento oficial de la Universidad Johns Hopkins. El número de fallecidos por Covid-19 ascendió a 4.361, contra los 2.010 registrados el sábado. El martes, Estado Unidos había superado el número de muertos de los atentados del 11-S
, e incluso los de China, donde surgió la epidemia en diciembre del año pasado. Por otra parte, el número de contagios ascendió a 205.172. Luego de minimizar inicialmente el impacto del coronavirus al considerarlo una «gripecita», el presidente Donald Trump advirtió a los estadounidenses que las próximas «serán dos semanas muy, muy dolorosas». El vicepresidente Mike Pence salió a respaldar su gestión frente al Covid-19, y afirmó que Italia puede ser la comparación más cercana a la situación que padece Estados Unidos. Mientras tanto, el sector privado estadounidense ya destruyó 27 mil empleos desde el estallido de la pandemia. Se trata de la mayor caída desde la crisis financiera de 2009, aunque la cifra aún no considera los efectos reales del coronavirus en el mercado laboral, que se sentirán en abril.
Hace cinco semanas, cuando apenas había 60 casos confirmados de coronavirus en los Estados Unidos, el presidente Donald Trump mostraba poca preocupación al respecto. «Esto es como una gripe», se atrevía a decir. Todavía lo comparaba con una gripe común hasta el viernes pasado. Sin embargo, los días pasaron y con más de 200 mil casos registrados en el país, y más estadounidenses asesinados por el virus que por los ataques del 11 de septiembre de 2001, la evaluación del presidente cambió drásticamente: «Esto no es una gripe, es algo perverso».
Trump afirmó en una conferencia de prensa extensa y en un tono más serio de lo habitual que «mucha gente» le había sugerido previamente que el país debía dejar que el coronavirus siguiera su curso. «Resístalo, no haga nada, solo resístalo y piense que es gripe», dijo que le aconsejaron, sin dar nombres.
El presidente apareció en la sala de reuniones de la Casa Blanca el martes por la noche junto a gráficos que mostraban proyecciones de muerte de proporciones dantescas. Como mínimo, los gráficos predijeron que morirían entre 100 mil y 240 mil estadounidenses, y solo en el caso de que la nación cumpla con estrictas restricciones sociales que asfixiarían la economía y empobrecerían aún mas a millones. «Quiero que todos los estadounidenses estén preparados para los días difíciles que se avecinan. Vamos a pasar por dos semanas muy difíciles», aseguró.
Por su parte, el vicepresidente Mike Pence defendió la respuesta del gobierno en los primeros días de la pandemia, a pesar de la lluvia de críticas en torno a la demora a la hora de actuar. «Bueno, mira, la realidad es que podríamos haber estado mejor si China hubiera sido más comunicativa», dijo Pence, poniendo una vez más como chivo expiatorio al gigante asiático. El vicepresidente también predijo que lo peor del coronavirus está por venir. «Creemos que Italia puede ser el área más comparable a los Estados Unidos en este momento», dijo Pence en una entrevista con la CNN.
El desempleo se dispara
La pandemia también extiende sus efectos sobre el ámbito laboral. Según datos revelados por la firma ADP, el sector privado perdió 27 mil empleos el mes pasado. Las pequeñas empresas fueron las primeras en verse afectadas por el impacto del brote del nuevo coronavirus, y ya comenzaron a recortar empleos. Lógicamente, la cifra de marzo no refleja aún todos los despidos.
El año 2020 había comenzado con mucha fuerza, con 291 mil empleos creados por el sector privado en enero, un nivel récord en casi cinco años. Los 27 mil empleos perdidos en marzo representan la mayor caída desde abril de 2009, cuando la economía de Estados Unidos luchaba por superar la crisis financiera generada por las hipotecas de alto riesgo.
Las medidas de contención decretadas en distintos grados por los estados de todo el país obligaron a muchas compañías a cerrar sus puertas o reducir drásticamente su actividad. Los sectores comerciales y de transporte, muy afectados por la marcada desaceleración del comercio, son los que han perdido la mayor cantidad de empleos en el país. También se vio fuertemente castigada la industria de la hotelería y la construcción.
Pero esto podría ser solo una muestra de lo que le espera al mercado laboral estadounidense, ya que las cifras relevadas llegan hasta el 12 de marzo, es decir, antes de las medidas de confinamiento masivo. «Estas cifras no son representativas», dijo al respecto el analista Ian Shepherdson. «Lo duro llegará en abril, cuando las nóminas probablemente disminuyan en más de 10 millones», agregó.
Las cifras de desempleo se dispara en Estados Unidos, con 3,3 millones de nuevos solicitantes de subsidios de desempleo registrados durante la semana del 15 al 21 de marzo, un máximo histórico y un registro que comienza posteriormente a los datos publicados este miércoles por ADP. «Esos 3,3 millones de solicitudes iniciales de desempleo anunciadas el jueves pasado sugieren que la tasa de desempleo puede haber alcanzado un máximo de 5,5 por ciento», dijo el lunes la expresidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen.
«El cese repentino de la actividad económica debido a la crisis del coronavirus ha llevado a una ola de despidos sin precedentes de los empleadores estadounidenses», señala por su parte un análisis de Oxford Economics. «Estados Unidos experimentará el mayor aumento del desempleo desde la Segunda Guerra Mundial», agrega el informe, y advierte que «los trabajadores peor pagados y las pequeñas empresas pagarán el precio más alto».
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