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Aborto: descartan «presiones» del Gobierno los legisladores «celestes» del Frente de Todos

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A la espera de que el Gobierno envíe el proyecto de legalización del aborto​ al Congreso la semana que viene, los legisladores “celestes” más duros del oficialismo sostienen que mantendrán su postura y descartan “presiones” del Ejecutivo. Sin embargo, la mira está puesta en los “nuevos” –que ingresaron al Congreso en el último recambio- y todavía no manifestaron su postura.

Tanto desde el entorno de la vicepresidenta Cristina Kirchner como del presidente de Diputados, Sergio Massa, aseguran que, al igual que en 2018, se garantizará la “libertad de conciencia”. Aunque, todos saben que el hecho de que el proyecto llegue empujado por el propio presidente Alberto Fernández​ cambió el escenario.

“Hay azules oscuros y celestes claritos. Que algunos puedan variar su voto dependerá mucho del tono del proyecto que manden”, señala una diputada del Frente de Todos que en el debate anterior votó en contra. Pero asegura que aún no les dieron ninguna precisión del texto que elabora el Gobierno bajo siete llaves.

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En la Cámara de Diputados, los legisladores oficialistas que están en contra de la legalización del aborto son una minoría. Por eso, el jefe de la bancada, Máximo Kirchner, ya pidió que le organicen una reunión con ellos para conversar sobre el tema, “llevarles tranquilidad” de que no existirán presiones y que puedan plantear sus inquietudes.

De todas maneras, la Cámara baja no debería ser un problema para el oficialismo porque ya hay al menos 121 diputados dispuestos a votar a favor contra 103 que irán por el rechazo. El resto -33- no se pronunció.

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«Tampoco hay necesidad de que nos presionen a nosotros para votar encolumnados porque los números ya los tienen», considera otra legisladora «celeste» del FdT. Por su parte, Eduardo Valdés, de línea directa con el Vaticano, adelantó que votará en contra y aseguró que tiene una «extraordinaria relación» con Máximo y descartó presiones. «No me lo imagino planteando este tema así», declaró en radio La Red días atrás.

Pero la Cámara de Senadores -que frenó en 2018 la aprobación del proyecto de legalización que había logrado media sanción en Diputados- sigue siendo la más reactiva. Y, por ende, la decisiva.

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«No va a haber ningún tipo de presiones. Nosotros siempre nos pronunciamos por el respeto absoluto a la decisión que tome cada persona de acuerdo a pensamiento y visión de cada legislador», aseguró el jefe de la bancada del Frente de Todos en el Senado y militante “pro vida”, José Mayans.

Nadie puede aceptar ningún tipo de presión porque sería un atropello también a la dignidad humana y el trabajo del legislador. Es un tema muy profundo”, agregó.

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Mayans incluso se opuso a la designación de Marisa Graham como Defensora de los Niños, Niñas y Adolescentes por su posición a favor de la legalización.

Pero en ese entonces, una docena de senadores oficialistas que también están en contra de la legalización avalaron a Graham. Sin embargo, la mayoría de ellos reconoce que seguirá rechazando la interrupción voluntaria del embarazo.

«Acompañé a Graham porque tenía un currículum impecable. No creo que haya que mezclar su opinión personal sobre un tema con su capacidad para el cargo», asegura un senador de una provincia norteña, quien afirma que eso no significa que cambiará su voto negativo en el caso del aborto.

«Nosotros ya votamos y nos expusimos. Que convenzan a los nuevos», señala un legislador de una provincia donde el 60 %, según encuestas, está en contra de la iniciativa. 

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Gran parte coincide que en el debate anterior llegar a una postura definitiva fue un proceso estresante y que cambiar su voto, sería someterse a un nuevo «escrache». «Es difícil que los mismos actores cambien su posición», reconoce otro legislador oficialista.

En la Cámara alta tampoco dicen haber sufrido, por ahora, presiones. «No hace falta que lo hagan directamente. Con solo presentar el tema y las declaraciones en los medios la presión ya está», afirman cerca de un gobernador peronista del centro del país.

Varios senadores sacan la carta de las provincias. Dicen que no es una cuestión personal, sino que «representan la voluntad popular de sus provincias» y que por más que el presidente sea del mismo color político a ellos los elige el voto de sus ciudadanos.

Sin embargo, algunos no se oponen por cuestiones morales. En el caso del misionero Maurice Closs, por ejemplo, que votó en contra advirtiendo el efecto negativo que puede generar en las arcas provinciales si no se contempla la administración de recursos.

El oficialismo está atento a los votos que podría ganar con modificaciones.

Otro punto a favor es que este año, a diferencia de 2018 -año previo a las elecciones nacionales y provinciales- salvo Corrientes y Santiago del Estero las provincias no tienen la presión de los comicios próximos.

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