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Conviene entender que las resoluciones del gobierno de Donald Trump son con frecuencia bastante difíciles de interpretar y que en buena parte de los casos la diplomacia se ejerce por impulsos, e insólitamente a golpes del Twitter presidencial. En este marco hay que analizar este comunicado de la Casa Blanca, que es una buena señal para Argentina, pero en realidad no una marcha atrás del gobierno de Estados Unidos porque los aranceles nunca se habían vuelto a aplicar. Solo existía un tuit amenazante.
La historia comienza cuando Trump impuso aranceles a la importación al acero y aluminio de todos los países del mundo, argumentando que violaban la seguridad nacional. Más tarde, tras una dura tarea diplomática de todos los estados involucrados, se levantaron los aranceles a la Argentina, Australia, Brasil, Canadá, México y Corea del Sur.
Todo transcurría entonces sin aranceles para este grupo de países hasta que el 2 de diciembre pasado Trump lanzó un sorpresivo tuit en el que decía que restituiría inmediatamente los aranceles a Brasil y Argentina porque habían estado realizando una “devaluación masiva de sus monedas” y que eso era perjudicial para los agricultores estadounidenses.
En Estados Unidos se leyó ese tuit presidencial como una cuestión de campaña electoral interna. ¿Qué tiene que ver la importación de acero y aluminio con los granjeros de la América profunda? En todo caso debería afectar a los obreros metalúrgicos. Pero a Trump no le importan esas sutilezas. Y en ese momento debía dar un mensaje al sector agrícola que estaba sufriendo las consecuencias de la guerra comercial, sobre todo con China.
Pero a pesar de que en su tuit decía que los aranceles serían repuestos a Brasil y Argentina en forma “inmediata”, la medida nunca se concretó y jamás elevaron las tarifas.
Hace pocos días, en una llamada telefónica con el presidente Jair Bolsonaro, Trump le dijo concretamente que no le aplicaría los aranceles. Esa conversación dejó desconcertada a la Argentina, que con el nuevo gobierno de Alberto Fernández busca tener una relación pragmática con EE.UU., de quien necesita el apoyo ante el FMI en la negociación de la deuda.
La Argentina, mientras tanto, no tenía novedades. Lo que sucedió ahora es que Trump emitió un comunicado sobre las importaciones de “derivados” del acero y aluminio, como tornillos, clavos, cables, grampas, etc. En ese comunicado continúa manteniendo a la Argentina y el resto de los países que antes estaban exentos en esa lista. Sin cambios.
En realidad, ese comunicado habla sólo de productos “derivados” y no de la importación de los metales en sí. Pero es una buena señal que Argentina continúe en esa lista. Significa que probablemente no habrá novedades y que aquel tuit de Trump fue solo un impulso que es bien posible que quede en el olvido.
Se trata de una buena noticia para el gobierno de Alberto Fernández. Si bien no hubo llamada de Trump como la que tuvo con Bolsonaro, el canciller Felipe Solá la anunció con alegría porque era algo que “preocupaba muchísimo” y que involucraba muchos puestos de trabajo.
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