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Desde Londres.El primer ministro Boris Johnson lo anunció el viernes por la mañana, su ministro de salud, Matthew Hancock, lo hizo por la tarde: nadie sabe si hay otros casos de coronavirus en el gobierno conservador. En la semana tanto Johnson como Hancock estuvieron en contacto directo con otros miembros del gabinete, la dirigencia política, funcionarios y asesores. Pero en una muestra más de incoherencia de la política gubernamental ninguno de ellos será sometido al test correspondiente para verificar si fueron contagiados.
Ayer el principal asesor en temas médicos del gobierno, Chris Witty, decidió por su cuenta sumarse al auto-aislamiento, pero no hubo ni noticias del ministro de finanzas Rishi Sunak que el jueves por la noche estuvo con Johnson aplaudiendo en las puertas de 10 Downing Street durante el homenaje colectivo de la sociedad británica a los trabajadores del Servicio Nacional de Salud (NHS).
La Organización Mundial de la Salud estima que el período promedio de incubación del Covid-19 es de 5 días, pero que los síntomas pueden tomar hasta 14 días en manifestarse. En esta amplia banda temporal hubo mucho contacto directo de Johnson y Hancock que fue disminuyendo a medida que la política gubernamental cambiaba de la complacencia inicial a una gestualidad más enérgica, pero todavía muy laizzez-faire, que recién en la última semana viró hacia un mayor intervencionismo que terminó con la cuarentena decretada por el primer ministro este lunes.
¿Cuándo contrajeron el virus Johnson o Hancock? Imposible calcularlo ya que a diferencia de lo que hicieron con tanto éxito países asiáticos como Corea del Sur, no forman parte central de la estrategia sanitaria británica el testeo masivo y el rastreo posterior de todas las personas que hubieran estado en contacto con las personas que contrajeron el virus. Ayer 10 Downing Street no podía siquiera confirmar si Carry Symmonds, la novia de Johnson, que está embarazada, había sido testada o estaba en auto-aislamiento.
Los británicos se desayunaron bien temprano con el anuncio de Johnson por twitter. “Tengo síntomas suaves de coronavirus, temperatura y una tos persistente. Por recomendación del responsable médico, me hice un test y di positivo. Por lo tanto, estoy trabajando desde casa en aislamiento, que es lo que hay que hacer. Pero no les quepa la menor duda que con el uso de la tecnología seguiré liderando a mi equipo en la lucha contra el Corona virus”, señaló en el video posteado en Twitter.
En el video Johnson no podía disimular la voz un poco gangosa ni la expresión facial de alguien con gripe. “Quiero agradecer a todos, en especial al maravilloso NHS. Fue muy emotivo anoche participar del aplauso de agradecimiento de los británicos al NHS. Pero no solo es el NHS. Es la policía, los trabajadores sociales, los maestros, un asombroso esfuerzo del sector público. Un esfuerzo también de los voluntarios, 600 mil personas. Y le quiero agradecer a los británicos en general en esta lucha que vamos a ganar”, señaló.
El primer ministro y distintos miembros de su gabinete han usado y abusado de la metáfora bélica en las últimas dos semanas. Las comparaciones de la situación actual con el Blitz (bombardeos alemanes de la segunda guerra) han estado a la orden del día. Al mismo tiempo la negligencia con su «primera línea de defensa», los trabajadores de la salud, es pavorosa. Médicos y enfermeras no son testados ni tienen en muchos casos, el equipamiento necesario en su trato directo con pacientes contagiados. El martes el director de una organización de base de médicos, el doctor Rinesh Parmar, le lanzó una dura advertencia al gobierno en declaraciones al matutino The Guardian. “Cuanto más dure esta epidemia, mayor es la necesidad de que los médicos cuenten con el equipo protector. Si esto no sucede, muchos médicos se verán obligados a dejar la profesión que aman porque se sienten totalmente abandonados cuando ni siquiera se respetan las recomendaciones de la misma Organización Mundial de la Salud”, dijo. En una vena similar se manifestó el Royal College of Nursing que representa a 400 mil enfermeros y enfermeras.
La política con los británicos varados en otros países tampoco se ha destacado por su claridad. El canciller Dominic Raab tardó más de una semana en hablar del tema. Recién ayer se anunció que habría tres vuelos charter para el regreso de británicos que se encuentran en Perú. Para los que andan desparramados por medio mundo, el mensaje fue patético. En la página web de la cancillería Raab aconsejaba a todos los viajeros británicos que regresen «cuanto antes» y que, para hacerlo, “contacten ya a su tour o aerolínea”.
El ministro de Transporte, Grant Shapps, añadió lo suyo. “Estamos en estrecho contacto con las aerolíneas y otros gobiernos para asegurar que los británicos en el extranjero puedan volver a salvo al Reino Unido”, señaló. No es la experiencia que ventilaron por los medios muchos viajeros británicos que se sienten abandonados por un gobierno que ha estado todo el tiempo corriendo detrás de acontecimientos que lo superan.
Este cronista no afirma que gobernar sea cosa sencilla, mucho menos en tiempos de coronavirus. Pero opina que hay ciertos límites que deberían respetarse. ¿Qué se puede esperar de la política gubernamental cuando el 3 de marzo, día del lanzamiento del programa nacional contra el Coronavirus, el mismo primer ministro se mostró absolutamente indiferente a la política que se estaba siguiendo en el resto del mundo?“Continuamente le doy la mano a la gente. Estaba en un hospital la otra noche en el que había pacientes de coronavirus y le estrechaba la mano a todas las personas que encontraba. Sigo haciéndolo. Tenemos un fantástico NHS, un fantástico sistema de testeo y seguimiento de la enfermedad. Quiero asegurarle a los británicos que seguiremos como siempre”, dijo entonces.
El tres de marzo había 39 casos detectados del virus en el Reino Unido y ningún muerto. Hoy una parte del gobierno se ha sumado a los más de 14500 casos con 759 muertos que registra la pandemia en el Reino Unido. En las últimas 24 horas se dio el mayor número de decesos desde que comenzó la crisis: 181.
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