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Desde Santiago
Carmen Hertz es abogada de la Universidad de Chile y era una veinteañera cuando quedó viuda con un hijo de meses. El 11 de septiembre de 1973 su pareja, Carlos Berguer, periodista y militante comunista, fue detenido por militares tras negarse a interrumpir las transmisiones de la radio El Loa de Chuquicamata para dar a conocer el mensaje de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT).
Carlos, de 30 años, era director de la radio y jefe de Relaciones Públicas del mineral Chuquicamata. Los días posteriores fue torturado y finalmente asesinado por la llamada “Caravana de La Muerte”, comitiva del ejército a cargo del General de brigada Sergio Arellano Stark, que solo en el “episodio Calama” tuvo como consecuencia la ejecución 26 personas entre el 16 y 19 de octubre de 1973. Los cuerpos fueron lanzados a una fosa clandestina en medio del desierto.
A pesar de su juventud y lo que sufrió tras el golpe de Estado, Carmen Hertz se dedicó por completo a exigir justicia y a tratar de encontrar el cuerpo de su marido y el de otros desaparecidos. Entre pequeños exilios, además, trabajó en la Vicaría de la Solidaridad, donde interpuso querellas y recursos de amparo para los perseguidos de la época. Su trabajo incesante tuvo como resultado el primer desafuero y procesamiento del entonces senador vitalicio Augusto Pinochet por el caso Caravana de la Muerte, también fue querellante en el caso Riggs.
Hoy es diputada por el Partido Comunista y miembro de la Comisión de Derechos Humanos. Da la entrevista un caluroso día sábado en su departamento, cerrando un año marcado por la crisis social chilena que estalló el 18 de octubre. En menos de tres meses el Instituto Nacional de Derechos Humanos registra 777 querellas por torturas, 137 querellas por violencia sexual y 359 personas con lesiones oculares, sumado a dos casos ocurridos la noche de Año Nuevo.
Carmen es una mujer cálida, pero habla con vehemencia especialmente al abordar los dos meses y medio de manifestaciones en que el país entero cambió. Está vestida de blanco, en su departamento todas las cosas reposan en un orden singular, el escritorio donde trabaja y la mesa de la terraza repleta de retratos donde aparece junto a sus marido en distintos viajes, fotos de sus nietas y al centro una imagen en blanco y negro que destaca sobre las demás: Carlos sostiene en los brazos a Germán, cuando era un niño de pocos meses, una luz tenue los ilumina a ambos. En la esquina se observa una reposera inmóvil, acuarelas, una sombrilla china, un arlequín de trapo que parece derretirse con el calor seco que golpea Santiago. También hay libros, muchos libros. Está leyendo 4321 de Paul Auster.
No le gustan las fotos y posa pudorosa. Hablar si le gusta. “¡Cómo vas a desgrabar todo eso, tanto que hablo! “, se disculpa y sonríe.
–A la luz de los últimos días de protestas dónde la represión subió su tenor, el 27 de diciembre murió un joven de la primera línea (Mauricio Fredes) de la protesta; el viernes 20, otro joven fue aplastado entre dos carros policiales. ¿Qué opinión tiene del actuar de Carabineros y del intendente de Santiago Felipe Guevara?
Lo que aconteció estos días es la continuación de una estrategia represiva del general Mario Rozas y del Intendente Felipe Guevara y por cierto de las autoridades civiles más altas, también del llamado “Copamiento preventivo”, que es un concepto de tintes casi neofascistas, es lo que usaban los neoconservadores en la época de Bush que hablaban del “enemigo preventivo” para las invasiones de Irak. Este concepto de copamiento preventivo me lleva inmediatamente a recuerdos feroces.
— Y comenzó a hacerse los viernes, llenando de Carabineros la Plaza de la Dignidad el día en que las marchas se estaban haciendo más masivas
Esta es una estrategia fracasada porque nuevamente los manifestantes recuperan la Plaza de la Dignidad como un espacio de manifestación, entonces los carabineros tienen que irse. El viernes pasado fue especialmente duro porque murió Mauricio Fredes, un manifestante del grupo de la primera línea, además decenas de testigos aseguran que el incendio del Cine arte Alameda fue provocado por carabineros.
–Después de la acusación constitucional en contra del intendente de Santiago, Felipe Guevara por estos hechos ¿Sigue el ministro del interior Gonzalo Blumel?
Estaban todos los requisitos para acusar constitucionalmente al intendente y al ministro del interior (Gonzalo Blumel), pero como yo siempre he dicho es acusar a los “quiltros” (perros sin pedigrí o de la calle). Aquí el que tiene toda la responsabilidad política por las violaciones de Derechos Humanos desde el estallido social es el presidente Piñera y por eso quienes votaron en contra de que se debatiera la acusación constitucional – los autodenominados diputados de oposición- son una vergüenza. Respecto a Piñera estaban todos los elementos que acreditan las responsabilidades políticas que tiene en la masacre de la que está siendo objeto el pueblo desde el 18 de octubre en adelante. Es posible que otras acusaciones, pero son quiltros subordinados.
Hoy se puede decir con toda responsabilidad que hay una política de Estado en todo esto. No se puede pretender que a carabineros y el ejército -en su momento- se les ocurrió por separado la idea de disparar perdigones a la parte superior del cuerpo para mutilar los ojos de personas 359 personas. Además dijeron que eran de caucho y luego supimos que eran de caucho y plomo, todo eso evidentemente no es una coincidencia, ni un exceso ni un abuso, es una política de Estado.
–¿Son sistemáticas las violaciones a los derechos humanos entonces?, ese adjetivo que nadie quiere reconocer
Son sistemáticas, pero además de esos son generalizadas, basta con que sea generalizado para constituir crímenes contra la humanidad y hoy -dada la persistencia del tiempo y sistematicidad- es una violación de los derechos fundamentales de la gente: derecho a la vida derecho, a la integridad física y a la libertad personal. La ecuación semántica, el carácter grave generalizado que tuvo un comienzo la represión, basta para construir crímenes contra la humanidad
El problema es que en Chile hay una impunidad social, moral y política del sector que propició el exterminio en dictadura. Un sector que lo avaló, lo aplaudió y lo sigue relativizando hasta el día de hoy. Eso es algo perverso, es el huevo de la serpiente que incuba todo esto.
En este estallido social tiene que ver con la impunidad, porque esa impunidad política ha permitido además este modelo de desarrollo- qué hace este país uno de los más desiguales del mundo- donde los abusos son cotidianos. Abusos que impuso desde la dictadura y duran hasta hoy.
— Una impunidad que permite que se repitan los contextos, como por ejemplo el abuso de la fuerza policial, torturas en comisarías y desnudamientos forzados a menores de edad (entre otras denuncias) que hemos visto desde el 18 de octubre
Y las autoridades los justifican como si todos esos abusos fueran un problema de protocolo. Ese no es el tema, el problema es que durante toda la transición los ministros de defensa y los gobiernos de turno no fueron capaces de subordinar realmente a las Fuerzas Armadas ni a Carabineros al poder civil. Por eso existe una corrupción brutal tanto en el ejército (milicogate) como Carabineros (pacogate) con defraudaciones gigantescas, estas instituciones no tenían fiscalización de ningún tipo. Otro problema es que Carabineros sigue viendo al manifestante como enemigo con resabios de la Doctrina de la Seguridad Nacional: El enemigo no tiene derechos, al enemigo se le niega todo, al enemigo se le puede hacer cualquier cosa.
–En medio del estallido y esa represión policial, Piñera fue entrevistado por CNN y afirmó que muchos de los videos donde aparecían casos de violaciones a los Derechos Humanos eran grabados en el extranjero o fake news ¿Qué le parece esta actitud ‘negacionista’ del presidente en medios internacionales?
Fue necesario un estallido con esta magnitud para que se asustaran. El proyecto de ley en contra de la incitación al odio ha sido aprobado en dos ocasiones por la Comisión de Derechos Humanos, allí se tipifica la “Incitación al odio y la violencia” y el negacionismo. Toda sociedad decente que ha vivido el exterminio y el genocidio castiga el negacionismo. Sin embargo este proyecto ha sido bombardeado desde la derecha, por todos lados, a tal punto que todavía no es posible verlo en la sala. El gobierno no tiene el más mínimo interés en aprobarlo, no le van a colocar urgencia. Además hay otro Proyecto de Ley -que también fue iniciativa nuestra- que tiene que ver con instalar el tema de Memoria y Derechos Humanos como una asignatura obligatoria en los ramos de formación cívica, también fue boicoteado por la derecha. No resisten nada que tenga que ver con el tema de Derechos Humanos salvo por supuesto cacarear con Venezuela y Cuba, con lo que dicen siempre.
–¿Qué significa para usted revivir parte de lo que sucedía en dictadura?
Los recuerdos son parte de esa atmósfera que se vivía en la dictadura, y las manifestaciones de hoy tienen algo de las protestas de la época de los 80. Sin embargo, la represión en los setenta era distinta, clandestina. Estaba la DINA con sus autos que secuestraban a la gente. Uno revive esas cosas, lo hemos comentado con la gente de mi generación, sobre todo con quienes fuimos abogados históricos. Pero por otra parte me pasa algo: veo algo que me llena de esperanza. En estas protestas la gente es mayoritariamente joven. Ellos son los protagonistas de las manifestaciones. Por otro lado debemos entender que el movimiento de la calle hoy día es muy distinto, su composición es distinta y se mueve de forma distinta. Entonces hay otro correlato: los partidos políticos están desprestigiados y el Congreso es una institución desprestigiada. En este movimiento no hay banderas de partidos políticos las únicas banderas que hay son la mapuche, la bandera chilena o la bandera chilena de luto. En la época de las protestas nacionales de los 80 era distinto, porque ahí sí había una bandera partidaria. Y ese descrédito del sistema político tiene que ver con el sistema político que instaló la Constitución del 80, porque la política también se privatizó de alguna manera. Allí tienes todos los escándalos de financiamiento irregulares, sobornos a parlamentarios y senadores en la Ley de pesca, cohecho, conductas que además la gente ve que no se sancionan. Se ve como la política responde a los empresarios, una transición que llega sobre pactos de impunidad tácitos.
–Y respecto de la represión ¿Qué dice su hijo Germán de todo lo que está pasando?
Germán ha ido muchas manifestaciones y ha recorrido muchos cabildos. Le preocupa mucho, demasiado. Yo en las manifestaciones me siento súper protegida, de verdad, en todas las que ha ido ya sea la Plaza la Dignidad o en otros lugares, me siento muy bien acogida, nunca me ha dicho algo malo, el último viernes (los manifestantes) se preocuparon de que anduviera con mascarilla y le dieron agua con bicarbonato a mi amiga. Me dijeron que me cuidara y que me fuera antes de las nueve de la noche. Ese día hasta me aplaudieron.
–¿Y ve en ellos lo que vio en los jóvenes de su generación?
La rebeldía, éramos muy rebeldes pero en los sesenta estábamos convencidos de que íbamos a poder cambiar el mundo. Creíamos que íbamos a tocar el cielo con las manos. Además era una cuestión mundial, todas las manifestaciones en el mundo en contra de la guerra de Vietnam, estaban los movimientos guerrilleros en América Latina. Estábamos más ideologizados obviamente y el proyecto colectivo era tu vida en eso quizás hay una cosa distinta. A mí me encanta verlos bailar, cantar, hacer rap, son cosas totalmente novedosas en esta protesta. Nosotros gritábamos consignas que tenían mucha identificación partidaria y durante la época de la Unidad Popular tú salías con tu identificación política a la calle. La convicción de cambiar las cosas también la tienen estos cabros, o no estarían todos los días en la Plaza de la Dignidad ni existiría la primera línea. Quizás por eso fue tan dura la muerte de Mauricio Fredes. Además también los chiquillos, muchos de ellos son jóvenes que sienten que no tienen nada que perder, han sido despojados de todo, maltratados socialmente: Sienten que nada en este país les pertenece. El maltrato de sus vidas ha sido desde que nacieron hasta hoy. Maltrato que han visto en su madre o en su padre y sus abuelos. Hay una vida de maltrato de parte del establishment.
–¿Cómo ve los próximos meses respecto a lo que pueda pasar con la represión contra manifestantes y por contraparte cómo avizora el proceso Constituyente que ya tiene fecha para abril?
Creo que es muy importante la organización de los partidos de oposición que ya se reunieron con la mesa de una unidad social para una participación muy activa y movilizadora de la gente. Es casi como evidente que debería ganar el cambio de Constitución y el mecanismo de Convención Constituyente que no es lo mismo que la Asamblea Constituyente. Eso va a depender de la calle y de la presión que exista, porque si tú dejas a los convencionales constituyentes solos todo va a ser un espejo del Congreso. Un movimiento que tomará fuerzas de nuevo, no se puede sostener en nueve semanas obviamente, pero en marzo va a surgir nuevamente.
Este movimiento social es fuerte y extendido, tú eso no lo desbaratas con represión. Este pueblo lo demostró en dictadura. No son muchos los países que resisten una dictadura tan feroz – que destruyó el tejido social- con una represión brutal de Arica a Magallanes. No hubo un solo poblado en Chile que el día 11 de septiembre no haya sido copado por los pacos y militares. Reprimieron y humillaron al pueblo de una manera brutal (…) Eso (apunta la calle) es lo que hizo terminar con la dictadura, no el lapiz y el papel del señor Lagos (expresidente), no el plebiscito.
–Y si usted pudiera contarle a Carlos lo que está pasando en el país, ¿qué le diría?
Que nos hemos demorado como país en “Abrir las grandes Alamedas”, nos hemos demorado un tiempo, pero siento que se van abrir.
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