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Producción: Javier Lewkowicz
Crecimiento y salida exportadora
Por Luciano Foggia *
La falta de divisas necesarias para el desarrollo económico y productivo ha sido un cuello de botella recurrente en la economía argentina. Para solucionar este problema de manera genuina (y no por vía de ajuste importador), las exportaciones tienen particular relevancia. Uno de los problemas actuales de la Argentina es que se exporta poco y con escasa diversificación. Pero no solo alcanza con exportar más sino también es necesario discutir el modelo de exportaciones que se piensa para el país. Una gran parte de éstas están ligadas al extractivismo de productos primarios y por esto es central re-discutir el modelo actual, a partir del agregado de valor, la inserción inteligente en las cadenas globales de valor, y al mismo tiempo mantener el difícil equilibrio: generar dólares, crear empleo y hacer sostenible ese desarrollo con el medio ambiente.
Hay, al menos, dos grandes controversias en torno a la naturaleza de la estructura exportadora argentina de los últimos años: la megaminería y la sojización en el agronegocio, que garantizan en ambos casos una inserción exportadora muy básica en las cadenas globales de valor, poco compleja, a través de las commodities.
La megaminería genera escaso empleo. Para el cuarto trimestre de 2019, el sector de explotación de minas y canteras generó el 1,3 por ciento del empleo privado. Para el primer trimestre del 2020, la participación de este sector en el valor agregado bruto total fue de un 4 por ciento, según Indec. Queda claro que el desarrollo de la minería es un tema relevante para discutir de cara al futuro ya que, si bien no se trata de desechar un potencial aprovechamiento de recursos naturales, cabe encontrar la forma para que la actividad se desarrolle de manera sustentable y genere empleo formal y divisas a través de la exportación. ¿Es la solución tecnológica una salida? Mucho se debate en torno a ello y escuchar a los científicos de la misma manera que a las comunidades se impone como una necesidad.
Si bien las commodities agrícolas tuvieron una relevancia significativa en la recuperación y crecimiento económico posterior a la crisis de 2001, el desafío de hoy consiste en poder insertarlas en cadenas de producción para lograr generar valor agregado y aprovechar estos recursos naturales para exportar con un mayor beneficio para nuestro país. Estos debates se encuentran abiertos y la actual administración debe recogerlos a la hora de pensar una planificación de las exportaciones.
En consonancia con esto, el Ministerio de Desarrollo Productivo, planteó ejes de trabajo orientados a desarrollar la minería sustentable, el petróleo (con Vaca Muerta como principal exponente), la agroindustria, las manufacturas y los servicios para poder diversificar y hacer crecer las exportaciones, orientarlas hacia productos con valor agregado e insertar al país en cadenas globales. Esta planificación es necesaria y más en esta coyuntura en la que la crisis sanitaria mundial provocó un particular desplome en los productos exportados con valor agregado. Las exportaciones de manufacturas de origen agropecuario se redujeron en 8,2 por ciento, las de manufacturas de origen industrial cayeron significativamente en un 45 por ciento y las exportaciones de combustibles y energía decrecieron un 27 por ciento.
Frente a esta situación las líneas de prefinanciación de exportaciones orientadas a las pymes, en la que está trabajando el Ministerio, parecen ser una política acertada para impulsar las exportaciones del sector industrial. En la misma línea de trabajo parece estar el plan propuesto hace pocos días para incrementar las exportaciones de vinos, además de fortalecer la industria vitivinícola, esto puede lograr el crecimiento de las economías regionales, otro tema de relevancia a la hora de pensar en un desarrollo federal.
En suma, tanto para impulsar la recuperación económica, como para pensar en un plan a mediano/largo plazo de desarrollo es necesario contar con una planificación integral orientada a incentivar las exportaciones de productos con valor agregado, lo cual favorecerá el desarrollo industrial, la generación de empleo y provocará una menor dependencia del extractivismo. En esta pandemia esa planificación debe ser flexible: el corto plazo y la mirada estratégica deben conjugarse.
* Centro de Economía Politica – CEPA.
El potencial de la bioindustria
Por Cristian Correa y Diego Martinez Palau **
La bioindustria de las economías regionales tiene capacidad en el corto plazo de duplicar sus saldos exportables y aportar a resolver los problemas de restricción externa de dólares y generación de empleo genuino, porque el sector cuenta con saberes, patrimonio natural, madurez institucional y capacidad productiva ociosa que requiere de políticas públicas para favorecer un crecimiento económico inclusivo y federal.
En 2050 la población mundial habrá incrementado un 30 por ciento la demanda global de alimentos. La Agenda 2030 para el cumplimiento de los ODS en Argentina propone aumentar el potencial productivo con valor agregado mediante un desarrollo agroindustrial equilibrado y sustentable para una oferta exportable diversificada, resguardar la seguridad alimentaria y apoyar a pequeños y medianos productores rurales, incrementando sus ingresos y su calidad de vida.
Según el Indec las bioindustrias de las regiones aportaron el 12,5 por ciento del valor exportado entre productos primarios y manufacturas de origen agropecuario. La baja participación de las exportaciones en relación al PBI pone de manifiesto los bajos precios relativos obtenidos por la venta de granos y derivados, los que representan más del 40 por ciento de la composición exportable, mientras importamos autos, electrónica, derivados de hidrocarburos y bienes intermedios.
Un desarrollo equilibrado del territorio nacional debe resolver asimetrías. En este sentido políticas y obras de infraestructura permitirían pasar de 2000 millones a 4000 millones de dólares los saldos exportables de la bioindustria en la Región de Cuyo y financiar en un año la recuperación de las líneas férreas Belgrano y San Martin con sus respectivos nodos de intercambio modal, disminuyendo sensiblemente los costos de logística y transporte e incrementando los volúmenes exportables.
Asimismo se debe reformular el proyecto del Corredor Bioceánico, modificando su traza por el paso Las leñas y coordinar con el proyecto Unión Pacífico que vincularía con el Puerto de San Antonio en Chile. Esto permite la conexión de puertos del Pacífico, del Atlántico y del Río Paraná, para ser un canal de transporte de mercaderías, lo que amerita acuerdos de reciprocidad en la utilización de puertos en Chile y Argentina y compatibilización ferroviaria.
La carga aérea es otra oportunidad para el desarrollo, porque fortaleciendo procesos multimodales de transporte se generan nuevos procesos de comercialización más rentables y distributivos para los actores locales. Para esto se debe adecuar la infraestructura de frío y servicios en los aeropuertos, y otorgar un rol ineludible a la aerolínea de bandera, en una logística que reclama la integración de pequeños productores en cooperativas o consorcios de exportación.
Generar y fortalecer políticas públicas de integración asociativa en las cadenas de valor para pymes bioindustriales, agricultura familiar y campesina, trabajadores rurales y cooperativas enfocadas en innovación tecnológica, capacitación y financiamiento, en condiciones crediticias y fiscales especiales, que promuevan la radicación de jóvenes, es una marcada necesidad.
Desde FuRDeTra proponemos crear Comunidades Emprendedoras Regionales (CER) para articular actores públicos y privados de un territorio impulsando un Plan de Desarrollo Regional basado en su competitividad territorial. El Estado debe promover los instrumentos y escenarios óptimos para el desarrollo de cada CER, adoptando una perspectiva multidimensional que involucre infraestructura, economía, ambiente, agua y producción que abastezcan a una Agencia Nacional de Exportaciones dedicada a la colocación de bienes de alto valor, con lo que se facilitaría la prefinanciación de exportaciones con capital de trabajo y la promoción en los mercados de destino, priorizando la exportación de productos y servicios de actores integrados y cooperativas.
** Miembros de la Fundación Regional para el Desarrollo y el Trabajo
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