¿Cómo influye en el fútbol argentino el acuerdo con los acreedores que cerró el Gobierno?

Por CARLOS MELCONIAN

Defaultear es malo para cualquiera. Para la vida de cada uno y claro, también para el fútbol. Porque un país sin crédito iba a tener que seguir apelando a la impresión de la moneda y el mayor problema es que la sociedad argentina no cree en el peso. Ergo, mayor tasa de inflación a futuro.

Es muy útil antes de evaluar qué pasa en el fútbol, ver lo que está pasando en el mundo en la propia economía.

Al fútbol todavía le faltan varias materias para aprender a equilibrar egresos e ingresos

Lo que hay que entender es que estamos en una avalancha de emisión monetaria a un ritmo tal que pegarse una piña antes de fin de año era muy posible. Semejante montaña de emisión, aunque esta vez entendible por la pandemia, pega en la inflación. Si bien la pandemia es internacional, nos agarró mal. Esta es una visión desideologizada y despolitizada. Puede ser por el último año, los últimos cuatro, diez, 30 o 50. En la Argentina es así.

Ahora sí, vamos al fútbol: sufre desde todos los costados. Porque tiene un problema que va más allá de lo explicado precedentemente. Pensemos en los tickets que no se venden, en los sponsors que se bajan, o se caen y ofrecen pagar menos. Los socios seguimos pagando la cuota, como de guapos, emocional y afectivamente, para poder dar una mano. Pero ¿cuánto aguanta esta situación?

Desde ya, cuando ves los partidos del exterior en este momento, con tribunas camufladas con gente, ya pierden un montón. Para los futboleros como nosotros, les falta emoción. Y para el negocio del fútbol, le quita el ímpetu y la avidez por invertir. En los últimos partidos antes de que se suspendiera el torneo, nos tocó ver Racing–Aldosivi con las tribunas vacías, y aun sabiendo que era mi querida Academia, se transforma en un aburrimiento. Y es, como en otras actividades, un fenómeno desilusionante. Casi que da lástima.

En el fútbol no puede tampoco mantenerse este esquema de vender una figura para equiparar cuentas

El tema tiene un impacto muy fuerte en el fútbol como en la sociedad. Y esta pandemia es para todo el planeta, no es un caso local. Es internacional. Si en el fútbol, en general, hablamos de un atraso -por decir algo- de tres meses… Con la plata de marzo se pagaban vencimientos de diciembre, y eso no tampoco va más. Cada vez se ha empeorado. Porque en definitiva, al fútbol, que todavía le faltan varias materias para aprender a equilibrar egresos e ingresos, se le ha empiojado todo con la pandemia. De aquí la idea de que, sin un acuerdo, hubiera sido sobre llovido, mojado. Cómo se va ir resolviendo este problema, es un tema a futuro. Difícil: ¿a quién le van a tocar el timbre para que ayude con esto? ¿Al propio Gobierno? En este sentido, los egresos del fútbol van a competir contra la cantidad de ingresos y necesidades que hacen falta.

Entonces, no quiero pincharles el globo respecto del significado del acuerdo de la deuda para el fútbol. Visto así, frente al conflicto en que estaba inserto el fútbol, este acuerdo es una tercera derivada para los clubes.

Quiero insistir con un tema. ¿A quién le van a pedir plata? Si detrás de todo esto estuviera Angela Merkel y la banca central europea, sería otra cosa. Han puesto números de varias cifras en euros para la reactivación. Le han regalado el 40% a España e Italia. Si, leyó bien: le regalaron. Y el resto a treinta años, a 0% de tasa de interés. Estamos con una complicación porque no tenemos ni a Merkel ni al banco central europeo. Y además, Estados Unidos no hace con Latinoamérica lo que los alemanes y franceses hacen con el resto de Europa.

Aún más, hoy por hoy, en el fútbol no puede tampoco mantenerse este esquema de vender una figura para equiparar cuentas. No sólo porque le caen las generales de la ley -como ha ocurrido en otros períodos-, que se debe liquidar el ingreso a un dólar oficial que vale la mitad que el otro. Sino porque en el propio mercado internacional, la demanda está deprimida, y entonces terminarías malvendiendo.

La realidad del mundo muestra que los países, con más o menos cuarentena, igual cayeron. La diferencia es que la asistencia casi gratis que mencioné hará que la reactivación de sus economías sea superior a la que podemos tener nosotros, por sus características económicas y sociales.

Quedó claro entonces que porque se haya llegado al acuerdo, no se terminan los líos para la sociedad argentina y para el fútbol. Pero por suerte, se dieron cuenta de que debían arreglar para no estar peor.