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«Nos vamos con un sabor amargo», fueron la palabras del presidente de la Sociedad Rural Argentina, Daniel Pelegrina, para describir el estado de ánimo con el que los integrantes de la Mesa de Enlace salieron de la reunión con el ministro Luis Basterra. No sólo su propósito de revertir la suba de tres puntos en la alícuota general de las retenciones a las exportaciones de soja había fracasado. Lo peor, es que quedaron sin argumentos para cuestionar una redistribución de la carga fiscal que alivia el peso sobre los productores más pequeños y los cultivos regionales, pero le impone un mayor «sacrificio» a los grandes productores. Estos últimos, justamente, los que representan las organizaciones rurales que se han mostrado más combativas contra los gobiernos peronistas.
«Vamos a hablar con las bases, si no lo aceptan vamos a seguir para adelante», se cubrió Jorge Chemes, presidente de Confederaciones Rurales Argentinas (CRA), sin dar el brazo a torcer y no desdecirse totalmente de las amenazas que había lanzado en los días previos al encuentro con el ministro de Agricultura. En sus declaraciones del fin de semana, había advertido que si el gobierno no daba marcha atrás en su intención de subir tres puntos las retenciones a la soja, veía muy cercana una medida de fuerza. Su argumento perdió fuerza ante la compensación que el gobierno resolvió para todos los productores con una cosecha inferior a los mil toneladas, lo cual abarca prácticamente al 75 por ciento de las explotaciones que entregan soja al mercado en cada campaña.
CRA reúne a las sociedades rurales de todo el interior del país, que a su vez representan a los productores de graos más fuertes en cada región. Aventaja a la Sociedad Rural en el número de productores representados, pero a su vez se diferencia porque CRA agrupa a los sectores más vinculados a la exportación de cereales, mientras que la Rural se identifica más con los cabañeros y criadores de razas de animales de alto pedigree.
Entre esas organizaciones «de base» de CRA, se encuentra Carbap (provincias de Buenos Aires y La Pampa), la que se ha mostrado más activa en la organización de asambleas de productores a la vera de las rutas y en tratar de generar un clima combativo de confrontación con el gobierno de Alberto Fernández en prevención a su política para el sector. Sin embargo, la propuesta del gobierno a favor de los cultivos regionales y las compensaciones de retenciones sorprendió a estos sectores.
«La respuesta de hoy no llega a cubrir lo que queremos; queremos la eliminación (de los 3 puntos)», indicó Chemes, quien sin embargo debió admitir que «el Gobierno está tratando de mostrar voluntad de diálogo, de no confrontar». Pelegrina, de Sociedad Rural, expresó en tanto que «nos fuimos con un sabor amargo por el aumento de los derechos de exportación de la soja al 33%. En la reunión, ratificamos nuestra convicción de que los derechos de exportación no son el camino. Se abrió una instancia para analizar mecanismos por vía del impuesto a las Ganancias para compensar el efecto fiscal de los derechos de exportación. A Basterra (ministro de Agricultura) le reclamábamos, además de los derechos de exportación, analizar otras de las propuestas contenidas en el documento que elaboramos con la Comisión de Enlace», señaló.
Carlos Iannizzotto, de Coninagro, y Carlos Achetoni, de Federación Agraria, eligieron un tono más moderado, como tomando distancia del rechazo que expresaron los otros dos miembros de la Mesa. Ambos hicieron referencia a las «consultas internas» que hará cada organización y que una vez adoptada la postura de cada una, volverá a reunirse la Mesa de Enlace. Del mismo modo lo expresó el comunicado conjunto de las cuatro entidades, señalando que la postura de la mesa ante el ministro Basterra había sido la de ratificar que «la mayor contribución territorial y social es eliminar los derechos de exportación a todos los productos agropecuarios».
La postura pública más dura, llamativamente, corrió por cuenta del ex ministro de Agroindustria, bajo cuya gestión la cartera fue degradada a secretaría, Luis Miguel Etchevehere. «Quieren seguir sacando de donde no hay más para sacar. Esto condena la economía diaria de miles de pueblos del interior. Transferencia de la producción al populismo», se ofuscó el macrista ex titular de la Sociedad Rural, demostrando qué es lo que, en realidad, le repugna.
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