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Coronavirus en Argentina: cómo cuidan al Presidente para evitar un posible contagio

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El cuidado del Presidente de la Nación en plena pandemia comenzó al principio de la cuarentena. Se comenzó a tomar la fiebre (con una pistola láser para la temperatura corporal) a todos los visitantes de la Casa Rosada y de la Residencia de Olivos. Y se vacunó, además, a todos los que se reúnen cotidianamente con Alberto Ángel Fernández​.

Pero en las primeras reuniones oficiales que se realizaron, desde que el coronavirus llegó al país, el cuidado no fue el adecuado: una demostración de eso, fue el encuentro -dos lunes atrás- con los 24 intendentes del conurbano en Olivos, donde en un mismo salón, confluyeron más de 40 personas, todos amontonados y sin más cuidado que algunos envases perdidos de alcohol en gel.


El presidente Alberto Fernàndez, reunido en la quinta de Olivos con intendentes para evaluar el avance de la pandemia del coronavirus

Esa cita, donde los que mandan en el país y la provincia de Buenos Aires debían dar el ejemplo, trocó esta semana en una videoconferencia, donde la veintena de alcaldes charló con Alberto, quien estuvo en Olivos rodeado solamente de Axel Kicillof, Sergio Massa, Máximo Carlos Kirchner y Juan Zabaleta, el jefe comunal de Hurlingham.


El presidente Alberto Fernández, rodeado por Sergio Massa, Axel Kicillof, Máximo Kirchner, Juanchi Zabaleta y Julio Vitobello.

Para su cuidado, Alberto se recluyó en Olivos y evitó la salida, salvo en dos ocasiones: una para recorrer en helicóptero la Ciudad y el Conurbano de Buenos Aires y ver, de primera mano, el cumplimiento de la cuarentena. Y la segunda, su visita al Sanatorio Antártida donde se mostró con Hugo Moyano y Axel Kicillof.

Este martes, rompió la cuarentena y descuidó los controles que tanto le habían pedido extremar sus más allegados. Se subió en Olivos a su Toyota Corolla, manejó hasta el sanatorio de los camioneros ubicado en Caballito, con la sola compañía de su vocero Juan Pablo Biondi, con el dato llamativo de que fue frenado por un control policial a la altura del Planetario, donde las fuerzas de seguridad solicitaban permisos de circulación.

Luego, entró a un complejo médico repleto de personal sanitario pero también, de curiosos y de gremialistas allegados a los Moyano, y hasta terminó hablando desde su auto con curiosos, vecinos y periodistas.

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Al regresar del Sanatorio Antártida, sus más cercanos le recriminaron el relajamiento de su cuarentena: “¿Qué culpa tengo si se me tiran encima los periodistas?”, se defendió el Presidente, al referirse al lógico requerimiento de los cronistas que cubrían esa nota y tuvieron, por un momento, demasiado cerca al primer mandatario.

Sus amigos de toda la vida (todos políticos) le piden a Fernández que se cuide. Así sucedió este jueves, entre todos los que fueron a Olivos para saludarlo por su cumpleaños número 61. Allí estuvo el lote de sus cercanos, los que recibieron la vacuna contra la gripe de tres cepas: su pareja Fabiola Yáñez; el jefe de Gabinete, Santiago Cafiero; el secretario General de la Presidencia, Julio Vitobello; el jefe de asesores de la Casa Rosada, Juan Manuel Olmos; el vocero presidencial Juan Pablo Biondi; la secretaria Legal y Técnica, Vilma Ibarra y María, la histórica secretaria de Alberto.

El tema del cuidado de su salud se lo reiteró uno de sus amigos de años y de la política: Eduardo Valdés, uno de los que acudió a Olivos por el cumpleaños presidencial, además de los funcionarios Marcela Losardo, Claudio Moroni, Gabriel Katopodis, Cecilia Todesca y Julián Leunda. Varios de ellos, compartieron este jueves, el almuerzo en el quincho de Olivos con menú de carne y ensalada.

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Precisamente en ese quincho es donde se realizan ahora las reuniones con el jefe de Estado, pues el sitio es más amplio y permite el recomendado distanciamiento.

De acuerdo al nuevo protocolo de Presidencia. Alberto no puede compartir reuniones con más de siete y ocho personas, respetando una distancia de dos metros con cada uno de sus interlocutores.

Habrá que ver si se cumple.

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