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«¿Por qué dan por hecho que es hoy?». La pregunta de un alto funcionario oficia de respuesta ante la consulta de por qué, pasado el mediodía de este jueves, todavía no habían sido convocados el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta; y el gobernador bonaerense, Axel Kicillof a la habitual reunión que el presidente Alberto Fernández encabeza cada vez que anuncia la prórroga de la cuarentena por coronavirus.
La situación no deja de sorprender si se tiene en cuenta la preocupación que mostró el Gobierno por la importancia, para que la gente cumpla y haga el «último esfuerzo», de que se trace un mensaje homogéneo, con certezas sobre el alcance y la duración que tendrá esta etapa en la que se endurecerán las condiciones del aislamiento social preventivo y obligatorio.
Si hasta este miércoles desde el Gobierno confirmaban sin vueltas la cumbre ante la consulta de los periodistas, durante el transcurso de la mañana de este jueves distintos voceros consultados no aportaron precisiones al respecto.
Hasta las 13, nadie confirmaba que la cumbre y el eventual anuncio se hicieran este jueves, a diferencia de otras ocasiones en las que sólo se ponía en duda el horario, un punto que a la actual administración no le inquieta respetar. De hecho, en parte por esta falta de certezas horarias, la Casa Rosada discontinuó la publicación oficial de la agenda del Presidente.
Pero más allá de lo comunicacional, la improvisación genera dudas políticas. En especial a Rodríguez Larreta, quien en los días previos se había mostrado más reacio a endurecer la cuarentena y recién en la recta final se convenció. Kicillof, en cambio, es quien más impulsó imponer restricciones.
La agenda de temas que el Presidente debe acordar con el jefe de Gobierno porteño y el gobernador es amplia:
¿Se prolongará por dos ó tres semanas?
¿A partir de cuándo?
¿Se restringen las salidas recreativas de los chicos?
¿Se prohibirán los permisos para los runners?
¿Qué sucederá con los negocios de cercanía?
¿Y el transporte público interurbano?
Ninguno de estos interrogantes tiene una respuesta y confirmación oficial. O, tal vez, en el entorno presidencial optaron por no revelarlo.
Tampoco se los transmitió el jefe de Estado a Kicillof y Larreta. En este escenario, en la Jefatura de Gobierno porteño sólo se entusiasman con mantener las salidas recreativas para los chicos y ven «muy difícil» mantener la salida de los corredores: «¿Cómo les pedís a todos un esfuerzo extra cuando a las 19 ven la imagen de los runners?», se preguntan, aludiendo a una influencia simbólica más que sanitaria.
Otro interrogante son los negocios de cercanía. En la Ciudad veían con buenos ojos mantenerlos abiertos, pero para Nación y la Provincia generan circulación en el AMBA.
Las dudas en torno al anuncio no sólo se advierten entre los dirigentes. Por caso, a la Unión Industrial Argentina (UIA) tampoco se le avisó qué sectores de los exceptuados se cierran y cuáles podrán seguir operando.
Por último, la discusión del inicio y la duración de la cuarentena. Tras el parte del miércoles, desde la Ciudad admitieron que estaban dispuestos a acompañar un aislamiento de hasta tres semanas -luego de que Nación y Provincia resignaran sus pretensiones y aceptaran dos semanas- pero con la condición de que se dejara en claro una fecha de salida. «Tiene que quedar claro que va a ser un último esfuerzo y que luego vamos a volver más flexibles incluso que ahora», planteaban. ¿Empieza este lunes ó a partir del minuto 0 del sábado?
Con todo, funcionarios de las tres jurisdicciones admitieron a Clarín que tanta improvisación conspira contra la posibilidad de elaborar un mensaje compacto y homogéneo para transmitir; y, en consecuencia, pone en riesgo la eficacia del pedido que se hará a la ciudadanía.
Un ejemplo concreto de todo esto es que ni al Ministerio de Seguridad de la Nación, que conduce Sabina Frederic; y debería aumentar los controles en accesos y en puntos estratégicos del AMBA; ni al de Transporte, a cargo de Mario Meoni; que recibe consultas constantes de las empresas de colectivo que todavía no saben si van a poder mantener el servicio entre Capital Federal y el Conurbano; tampoco llegaron certezas de los pasos a seguir.
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