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Alberto Ángel Fernández inicia sus reuniones con el mismo tono: amigable pero al mismo tiempo, exigente. Así se mostró delante de los 24 intendentes del conurbano que fueron hasta la Quinta Presidencial de Olivos, donde se abordó el tema de cómo se afrontará la crisis del coronavirus en el cordón bonaerense y en la Ciudad de Buenos Aires, la geografía donde más afectados hay y habrá durante esta pandemia.
Allí se habló de la circulación de los argentinos, del transporte y de la situación sanitaria, cuya estructura se está trabajando a toda velocidad para ampliarla antes del pico de la enfermedad que se avecina. Por eso, el tema de la obra pública apareció en la cita con los municipios bonaerenses y la ciudad que gobierna Horacio Rodríguez Larreta: todo ahora será para lo inmediato y urgente contra el coronavirus y luego, se podrá hablar de realizar otras tareas, que la economía y el sector de la construcción necesitará para su reactivación.
Trabajadores en los hospitales que terminan de construir en la provincia de Buenos Aires desde el Ministerio de Obras Píublicas
La energía de la obra pública hoy está puesta en dos direcciones: la construcción y terminación de hospitales y la preparación de salas de atención. Los hospitales son dos a terminar en La Matanza (uno pronto a finalizar, otro más lento por cómo fue vandalizado), unos ocho Hospitales Modulares de Emergencia (en las localidades bonaerenses de Florencio Varela, Quilmes, Tres de Febrero, Hurlingham y Moreno y en Resistencia, el Gran Rosario y Córdoba) y otros dos hospitales del PAMI, ubicados en Esteban Echeverría y en Ituzaingó. A este último, la titular de la obra social de jubilados y pensionados, Luana Volnovich, mudó su despacho para estar encima de que sea terminado a la brevedad, para atender al sector más perjudicado por la pandemia, como son los adultos mayores.
Los ocho hospitales modulares fueron presentados por el ministro Gabriel Katopodis, hombre de estrecha confianza de Alberto Fernández y el nexo con la mayoría de los intendentes bonaerenses, hoy más en sintonía con el Presidente que con el gobernador de la provincia Axel Kicillof.
De esa relación estrecha con los alcaldes surgirá fuerte el cumplimiento de lo hablado con el propio Alberto: conseguir que en el Conurbano se llegue al número de 10 mil camas disponibles. Son camas de tres niveles: de terapia, hospitalarias y de aislamiento; para este último ítem, se recurrirá a hoteles y clubes, que faciliten sus instalaciones.
Además de eso, desde el Ministerio de Obras Públicas de la Nación se avanza ya con 50 a 60 obras de impacto sanitario, que van desde una sala con 30 camas en Pilar, hasta un hospital en Formosa y otro en Neuquén y una instalación para mantener 100 personas aisladas en Lanús, territorio donde manda un intendente de Cambiemos, como Néstor Grindetti.
Alberto Fernández sobrevoló hospitales sin terminar de La Matanza junto al ministro de Obras, Gabriel Katopodis. Captura video
Para eso, el ministerio armó un modo de trabajo a distancia, para no retrasar las obras: se harán certificaciones de avance de obra on line y se procederá a la digitalización de los certificados.
Para después del pico de la pandemia quedará el turno del inicio de las obras de cercanía, acciones centralizadas en el difícil Conurbano. Eso ya fue materia de diálogo con Gerardo Martínez, el líder de la UOCRA. En la Unión Obrera de la Construcción, el impacto de la crisis ha sido demoledor: esa actividad fue incluída en el decreto nacional como “esencial” pero hay provincias que han decidido su paralización; así lo hizo el santiagueño Gerardo Zamora, en acuerdo con UOCRA.
De todos modos, en cuanto a obra de hospitales y las demás de infraestructura sanitaria, en algunos casos se ven afectadas por no lograr la provisión normal de materiales y que se logre, adecuadamente, el traslado de los trabajadores al lugar de trabajo.
Esas obras que se piensan para el “post pico” del coronavirus son pequeñas obras de cercanía, como cloacas o veredas, donde ya se pueda trabajar con cuadrillas que empiecen a mover la economía de los principales distritos de la provincia de Buenos Aires. Para ese plan, se habla de 7 mil millones de pesos inyectados desde Nación, con convenios y proyectos armados en los municipios que requieren poca logística.
Para después de eso, y cuando Argentina supere la crisis sanitaria que se espera se acentúe en el mes de abril, llegará el turno de los gobernadores. En las provincias no ven la hora de que se pueda arrancar con un plan que ya tiene pergeñado el gobierno de Alberto Fernández para destinar 100 mil millones de pesos en obra pública en todo el país. Pero para eso falta mucho, ya que no se sabe cuál es el desenlace de esta pandemia. Lo que sí queda claro, tanto en Nación como en las intendencias, que tras la crisis sanitaria, se apuntará a una flexibilización de métodos para iniciar la acción rápidamente. Tal vez sea una enseñanza que la experiencia de esta crisis dejará.
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