Debe irse por la puerta grande

Messi ya se plantó. Su aviso al Barcelona fue claro y contundente. La era del mejor jugador de la historia del club se terminó. Ahora bien, las próximas piezas que muevan las partes deberán tener un objetivo: no puede irse por la puerta de atrás.

Y acá son varios los que tienen que salir a la cancha. Independientemente de si legalmente le corresponde irse sin un euro o una libra de por medio, todos los jugadores de este partido impensado deben poner lo suyo. Desde Messi y su entorno general hasta Barcelona-institución, que es mucho más que Bartomeu. Las historias de amor no merecen tener un final trágico, tumultuoso, conflictivo ni lleno de rencores.

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El club lo recibió cuando otros no lo recibían, lo cuidó, lo formó, lo mimó y fue clave en la irrupción de Leo en la elite de la elite. La devolución que hizo Messi fue descomunal. No sólo hablamos de títulos, sino la marca Barcelona globalizada a través de su ídolo.

Messi no es comparable. Ninguno de los grandes cracks que debieron irse del Barsa nacieron en el club, tampoco fueron protagonistas y emblemas del mejor equipo de la historia de la institución… Y así se podrían seguir enumerando situaciones fuera de lo normal. Por lo tanto, habrá que pensar una solución creativa. Diferente. Los egos deberán entender que Leo, aún jugando en otro país, tiene que ser por siempre el símbolo.

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Entre tantos millones de los que se habla, hay una persona que a pesar de tener la billetera llena también experimenta una procesión fuerte por dentro. El dolor del desarraigo no sabe de clases sociales, el cambio de vida para toda la familia, de paisaje, de clima, de cotidianeidad, de idioma. Y lo sufrirá porque su casa debe seguir siendo la del Barcelona, de donde ahora debería irse por la misma puerta que por la que algún día vaya a regresar: la más grande que tenga el mismísimo Camp Nou.