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Lo que se venía admitiendo en reuniones de la misión del Fondo Monetario (FMI) en la Argentina, se sinceró en un informe interno del organismo: que el préstamo millonario e inédito de la gestión de Christine Lagarde al gobierno de Cambiemos fue un error serio, con fuerte perjuicio para el país y doble responsabilidad, del prestamista y del tomador. «Debimos avisar con mayor ahínco sobre los riesgos», fue la autocrítica que hizo el Fondo en el Reporte 2020, donde incluyó recomendaciones sobre los flujos de capitales. Se analizaron allí una serie de casos de países que requirieron asistencia, y enfocó una parte en el caso argentino.
«La experiencia Argentina reciente de un desmantelamiento rápido de controles, antes de que haya un escenario macroeconómico estable, terminó en una crisis seria y proveyó un contraejemplo que resalta los riesgos» de esas decisiones, destacó el trabajo. En 2018, la administración de Mauricio Macri, aquejada por una crisis autoinflingida, con inflación récord, falta de inversiones y sin crecimiento, apeló a un préstamo inédito en la historia del Fondo: 57 mil millones de dólares, que no fueron definidos por el Staff del organismo sino por una estrategia regional de Estados Unidos para sostener un eje de gobiernos de centro derecha en la región.
«En 2015 en Argentina, el Staff debió ser más firme en alertar sobre los riesgos de una remoción rápida de las restricciones a la cuenta capital y sobre la necesidad de fortalecer la macroeconomía para que esa apertura sea sostenible», expresó el organismo. Contaron en esta línea que en diciembre de ese año, con Macri ya presidente, se levantaron la mayoría de las restricciones que habían sido puestas por el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, «incluyendo la salida de flujos y las limitaciones a los préstamos de corto plazo», todo «como parte de una agenda pro mercado».
La autocrítica del organismo sobre la parte que le correspondió siguió en la misma línea: «El Staff tuvo una pequeña oportunidad de ofrecer un consejo antes de que se levantaran las restricciones, pero documentos internos no generaron consensos y el tema no figuró prominentemente en el artículo IV«, concluyeron. Ese artículo del pacto con el FMI aclartaba que «el Fondo ejercerá una firme supervisión de las políticas de tipos de cambio de los países miembros y adoptará principios específicos que sirvan de orientación a todos ellos con respecto a esas políticas».
Revisión de la liberalización
El informe del FMI pone además en cuestión la conveniencia de la liberalización de flujos de capitales, más allá del caso argentino. «La evidencia de beneficios colaterales de la liberalización permanece como un tema de intenso debate. Algunos estudios empíricos evidenciaron que pueden traer mejoras» en diferentes frentes, citó el FMI, refiriendo a los casos de Chile y México, en 1990 y los 2000, respectivamente.
También ponen de manifiesto el caso de China, a la que el sistema le permitió un considerable desarrollo de su mercado. El caso más negativo, según el FMI, es el de Argentina. Cabe destacar que en la reciente visita al país, los enviados de la actual titular del organismo, Kristalina Georgieva, se hicieron cargo de la complicidad del préstamo a Macri, y aseguraron que el nuevo perfil de la entidad ha dado un giro. A la luz de los hechos de lo que se viene trabajando con el Gobierno, el Fondo parece dispuesto a no recomendar ajustes ni alteraciones de planes económicos que condicionen el desarrollo de Argentina y el resto de los países deudores. La visita para cerrar el acuerdo pendiente está fechado para el próximo 17 de noviembre.
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