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El Bayern Munich vs. el nuevo orden del fútbol mundial

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Las semifinales de la Champions League dejan en evidencia que el nuevo orden del fútbol mundial llegó para quedarse. Sacando al Bayern Munich, el tradicional equipo alemán, los otros tres clasificados representan el poderío del fútbol empresario, de la mano de conductores millonarios que no vienen del palo del deporte.

Olympique de Lyon, que metió dos batacazos y eliminó a Juventus y Manchester City, fue uno de los primeros equipos de Europa que apostó a un proyecto a largo plazo de este estilo. Adquirido por el empresario Jean-Michel Aulas en 1987, fue el gran dominador del fútbol francés hasta la gran reaparición del PSG.

Antes de volcarse al mundo del fútbol, Aulas hizo su fortuna con empresas de gestión de contabilidad. Desde su llegada Lyon dio pasos firmes: volvió a Primera, llegó a la Copa UEFA, ganó siete títulos seguidos y adquirió su propio estadio en 2016, gracias a una inversión privada de 450 millones de euros.

Aulas, presi del Lyon, en las presentación de Licha López, en 2009.

El reinado del Lyon terminó con la (re) aparición del Paris-Saint-Germain, un equipo con tradición en Francia que había caído en desgracia. Hasta que se convirtió en la nave insignia de un estado como Qatar, organizador del próximo Mundial, tras la llegada del jeque Nasser al-Khelaifi en 2011.

Con el poder que le dan los petrodólares, el club parisino logró retener a sus dos grandes estrellas, Neymar y Mbappé, más allá de las permanentes intenciones de llevárselos que mostraron clubes de la talla del Barcelona y el Real Madrid. Ganó siete de las últimas ocho ligas en Francia y, por primera vez, logró meterse en semis de Champions, su gran objetivo.

Neymar con el jeque del PSG.

Por último está el caso del Leipzig, el equipo alemán creado en 2009 por la empresa austríaca de bebidas energizantes, Red Bull. Odiado en su país, en apenas 11 años ascendió de la D a la Bundesliga y, tras eliminar al Atlético de Madrid, se metió entre los cuatro mejores de la Champions.

Si bien en Alemania está prohibido ponerle el nombre de una marca a los equipos, igualmente se las arreglaron para instalar las iniciales de la bebida RB (por Rasen Ballsport) Leipzig. Este martes se la juega contra el PSG por un lugar en la gran final.

Banderas contra el Leipzig en la hinchada del Borussia Dortmund.

La tendencia marca que la ambición personal de un hombre puede meter a un equipo en la conversación con los representantes tradicionales de la vieja escuela. Más importante que sus conocimientos de fútbol, parece, ahora es el tamaño de la billetera.

Así las cosas, la definición de la Champions será mucho más que un partido: será la batalla final entre el fútbol tradicional y el fútbol empresario. El Bayern contra el nuevo orden mundial de la redonda.

 

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