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El coronavirus podría fácilmente habernos hecho cínicos, incluso desagradables, pero en las últimas semanas, en la sociedad británica resurgió la vecindad. En estos tiempos, para muchos la vida ya es una lucha y enfrentan desafíos sin precedentes. Pero como diputado me anima la forma en que las personas y los grupos pequeños también se están uniendo para aliviar el dolor en comunidades como la mía. Si bien el distanciamiento social aumentó el poder de una sonrisa, un saludo o un aplauso, la campaña Help The Hungry (Ayudemos a los que tienen hambre) está dando un paso adelante para hacer más: participa la familia, el vecino, la sociedad civil.
En mi circunscripción de Aberconwy, las personas y los grupos comunitarios fueron los primeros en responder a las restricciones de movimiento. Se conectaron con las personas que podían ayudar a aquellos que lo necesitaban, y a una velocidad asombrosa. Una madre, una amiga, una maestra, una vecina, estos no son roles formales con responsabilidades establecidas; Son activistas ciudadanos, parte de una red local viva, un reflejo natural alimentado por la amabilidad y la preocupación; uno que busca, llena y retiene los que encuentra.
Siguieron organizaciones benéficas locales. Establecieron bancos de alimentos en iglesias y centros comunitarios. Los parlamentarios y los activistas deberían pedir al gobierno que apoye a pequeñas organizaciones benéficas locales en un momento en que les es imposible recaudar fondos y cuando las personas a las que sirven los necesitan más que nunca.
Como diputado de una circunscripción galesa, reconozco lo esencial que es que el gobierno local trabajando junto al gobierno central para brindar a las organizaciones benéficas el apoyo que necesitan. Conwy Council, por ejemplo, recientemente creó un portal web que procesó mil aplicaciones y lanzó 21 millones de dólares para ayudar a las pequeñas empresas afectadas por el coronavirus, todo en solo 48 horas. Pero a menos que todos los diversos engranajes del gobierno estén alineados, se trabarán.
Cuando esta pandemia haya pasado, como pasará, debemos llorar, pero también reflexionar. También tendremos que repensar el papel de las pequeñas organizaciones benéficas dentro de nuestra sociedad. A estas organizaciones benéficas, las mismas que hemos dado por sentado durante tanto tiempo, que nos habrán visto en este momento difícil, se les debe permitir que el crezcan, protegiendo la amabilidad que practican, junto con nuestros servicios públicos.
Robin Millar es diputado conservador de Aberconwy. De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Páginal12. Traducción: Celita Doyhambéhère
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