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La volatilidad es la regla en la cotización del petróleo en estas horas. Tras la insólita foto que mostró el lunes 20 con el crudo de Texas (WTI) cotizando en valores negativos (una figura de época para cuando en el futuro se recuerde a la crisis económica mundial por la pandemia de coronavirus), las operaciones del martes seguían mostrando un mercado sumergido en cotizaciones históricamente bajas. El crudo Brent (Mar del Norte) descendió a las profundidades de 17,67 dólares por barril, un nivel tan bajo que no había marcado desde el 14 de diciembre de 2001, con una baja del 30,9 por ciento con respecto a los valores del lunes. Ese violento vuelco tuvo una rcuperación parcial posterior, que lo ubicó en los 22,34 dólares por barril, todavia 12,6% por debajo del día anterior para los contratos con entrega en junio. El WTI también mostró bruscas oscilaciones, ya que tras recuperarse de su mínimo histórico e impensado de 37,63 dolares negativo del lunes (lo que pagaban los vendedores para que alguien se llevara los contratos) para ubicarse apenas en terreno positivo 6,30 dólares por barril para contratos a junio), volvió a caer a precios en rojo. La bolsa esadounidense NYMEX entregó valores de -4,51 dólares por barril ya avanzada la jornada.
Nadie sabe a ciencia cierta cuánto puede demorar en acomodarse el mercado, ni en qué valores se podría dar cierto equilibrio. La crisis por un probable agotamiento de la capacidad de almacenamiento del petróleo que no se logra colocar en el mercado, por la brutal baja en la demanda mundial, ni siquiera logró ser aplacada con las audaces declaraciones del presidente Donald Trump, de Estados Unidos, amagando comprar toda oferta de crudo que se le cruce.
«El crudo está ahora a un nivel que es muy interesante para mucha gente», había dicho el lunes, poco después de que el barril de petróleo estadounidense de referencia West Texas Intermediate (WTI) llegara a cotizarse a un precio negativo por primera vez en la historia. «Si nosotros pudiéramos comprarlo por nada, vamos a tomar todo lo que podamos», agregó al expresar su interés porque el gobierno adquiera 75 millones de barriles de crudo. Sin embargo, un día después los valores seguían en terreno negativo. Es decir, ni gratis encontraban interesados en tomarlo.
Los medios internacionales, BBC Mundo (Londres) entre ellos, especularon con que el presidente estadounidense esté jugando una vez más a encontrar una oportunidad de negocio en medio de una crisis. Y en este caso la oportunidad estaría dada por la eventual utilización de las cuevas subterráneas en las que Estados Unidos almacena sus reservas estratégicas de petróleo.
La reserva estrátegica, o SPR como se la conoce por sus siglas en inglés, fue creada en oportunidad de otra crisis producida por el petróleo. En ese momento, década de 1970, se trató del embargo petrolero de los países árabes a los gobiernos occidentales en respuesta al apoyo a Israel en la guerra de Yom Kippur. La repercusión en el mercado de esta guerra de mercado fue que los precios del petróleo se cuadruplicaran para 1974, un año después de la citada Guerra.
Estados Unidos padeció las consecuencias de la escasez de combustible en sus industrias, y como respuesta estableció, al año siguiente (1975), las reservas estratégicas con el propósito de preservar al país de los vaivenes del mercado petrolero mundial. La libre competencia es, para Estados Unidos, una buena herramienta mientras ellos la dominen.
Para cumplir con ese propósito, se excavaron amplísimas cuevas en roca salina para guardar ese petróleo que cumpliría la función de reserva estratégica. Un sistema de 60 cuevas subterráneas que se extienden desde Baton Rouge (Louisiana) hasta Freeport (Texas). Se estima que cuenta con capacidad de almacenaje para más de 700 millones de barriles. El último informe del SPR, del 17 de abril, indicaba que tenía albergado 635 millones de barriles. Cuando Trump habla de la posibilidad de hacer un «buen negocio» con la adquisición de 75 millones de barriles, está sugiriendo llevar el almacenaje al llenado a su nivel máximo.
Ciertamente, el conflicto inmediato con el petróleo de contratos cortos es la capacidad física de almcenaje, pero no parece que la compra masiva por el gobierno de crudo para la SPR sea una solución de fondo. El mundo real empieza a debatir con un síntoma grave de la crisis sin precedentes de una caída del consumo que alteró todas las previsiones, y en la cual por ahora, no se ven soluciones y apenas la reacción de un líder mundial que intenta «sacar ventajas».
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