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La presencia de repartidores hoy forma parte
del paisaje cotidiano de la Ciudad de Buenos Aires y es la expresión viva del trabajo de plataformas. Lo que hasta hace apenas dos años era una novedad: ver gente en bicicleta con grandes cajas amarillas o naranjas; con el tiempo se fue naturalizando al punto de instalarse cada vez más en la actividad porteña. La aparición de la pandemia les dio un estatus: son trabajadores esenciales. La evolución de la actividad también trajo cambios en el perfil de los trabajadores y la jornada laboral; aunque las dinámicas de arbietrariedad siguen intactas. Hoy en día: ¿ quiénes son los trabajadores de
reparto, cuáles son y cómo se construyen las dinámicas del trabajo de plataformas?
Gracias al análisis de datos construidos en base a 401 encuestas y entrevistas en profundidad a trabajadores de plataformas, desarrolladas en Buenos Aires entre julio y agosto de 2020 la investigadora Julieta Haidar, del Instituto de Investigaciones Gino Germani de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, actualiza la respuesta a estas preguntas.
Una de las primeras diferencias de la actividad hoy con respecto a sus comienzos, es que ya no existe un único perfil de trabajador de plataforma de reparto. Mientras en los inicios había mayor presencia de repartidores de nacionalidad venezolana, varones y jóvenes; hoy forman parte de este colectivo personas de diferentes edades, así como con un 42 por ciento de trabajadores de nacionalidad argentina. A su vez, el informe calcula que, desde que comenzó la pandemia, la cantidad de trabajadores de plataformas de reparto aumentó en un 30 por ciento, y esas incorporaciones fueron en su mayoría por parte de mujeres.
Profesionalización
Un rasgo que atraviesa a las plataformas de reparto en la ciudad de Buenos
Aires es la tendencia a la profesionalización del trabajo, que
se evidencia en las dinámicas de trabajo, las horas de jornada laboral y las expectativas.
Para la mayoría, el trabajo de plataformas no es una actividad ocasional, sino su única o principal fuente de ingresos, un refugio laboral accesible y, además, un posible espacio de permanencia. Trabajan en jornadas fijas, un
promedio de 48 semanales y obtienen en forma mensual una
media de entre 40.000 y 41.000 pesos. «Si bien
a primera vista esta radiografía indica que la jornada de
trabajo se corresponde con el máximo legal que establece la
Ley de Contrato de Trabajo para quienes están en relación de
dependencia, y que los ingresos superan al salario mínimo legal en Argentina, estos promedios
ocultan una mayor diversidad y complejidad en el universo
del colectivo trabajador», explica el informe. De hecho, casi un 30 por ciento trabaja más de 60 horas
semanales, sobre todo población venezolana, durante los
siete días de la semana.
La mayor parte de las
y los trabajadores tienen ingresos alrededor y por debajo del
promedio, resultando muy significativa la existencia de una
gran amplitud en los valores del ingreso por hora, que aumenta mucho los fines de semana. «La gran disparidad en
los ingresos horarios es una muestra clara de que el principal
determinante del pago no es el tiempo de trabajo y ni siquiera
la simple cantidad de entregas, sino un sistema complejo de definiciones adoptadas
por las plataformas en forma unilateral, inestable y llena de opacidades, que llevan a los trabajadores a aumentar la
intensidad y a organizar las jornadas de determinada manera», sentencia el trabajo. Además agrega que este sistema reproduce las desigualdades de género: mujeres y varones trabajan en promedio una
cantidad similar de horas, pero las mujeres tienen ingresos
horarios un 12 por ciento menores que los varones.
El 50 por ciento de los trabajadores se imagina trabajando dentro de un año como repartidor. Del 50 por ciento restante, un 25 por ciento se imagina en otro empleo y el resto contesta que no sabe, lo que da cuenta de la inestabilidad que representa el trabajo.
El trabajo ideal
Una de las preguntas que incluía la encuesta tenía que ver con que los encuestados definieran cómo es, a su juicio, el trabajo ideal. El objetivo de esta pregunta era «estimar, considerando que se trata de un ejercicio de imaginación y conociendo las características de las plataformas y las experiencias de los encuestados que, mayormente, señalan aquello de lo que carecen y a donde les gustaría arribar«.
Las respuestas que aparecen en forma
mayoritaria son las asociadas a los derechos laborales
(registro, estabilidad, obra social), que acumulan un 45 por ciento de
las menciones. Un problema de este tipo de trabajo es la ausencia justamente de beneficios que tienen los trabajadores en relación de dependencia como vacaciones pagas, aguinaldo, horas extras, francos compensatorios, etc. En segundo lugar, se ubica que el salario sea
bueno (36 por ciento). «En el imaginario de quienes viven del trabajo de
plataformas, el ideal de trabajo aparece como un horizonte que
combina la preservación de la autonomía y los derechos del
trabajo», concluye el informe.
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