El presidente de los Estados Unidos en 1870, Ulysses Grant, tenía la costumbre de cruzarse todas las tardes desde la Casa Blanca al lujoso lobby del hotel que está enfrente, el Willard, a tomar un brandy y fumar unos puros. Era en ese momento de distensión cuando se le acercaban una serie de personas a hablarle, hacerle pedidos y propuestas. De allí surgió el término “lobby”, una actividad que está tan arraigada en esta ciudad que seguramente hoy tiene la mayor concentración de firmas lobbystas del planeta.
La Argentina no está fuera de esa ola: el Gobierno contrató en mayo a una prestigiosa consultora de Washington, a la que le paga U$S 1.932.000 millones en un año, para que mejore la imagen de Argentina en Estados Unidos y aceite los contactos con la administración de Donald Trump.
Se trata de la firma de abogados Arnold & Porter, una de las empresas de lobby más importantes de la capital estadounidense, con más de 200 profesionales en oficinas en 14 países, que tiene entre sus filas a ex funcionarios de la Casa Blanca, de distintos ministerios, de organismos internacionales y ex legisladores como el senador demócrata Christopher Dodd.
Entre sus filas se encuentra Tom Shannon, que ha servido por 20 años en distintas posiciones en el Departamento de Estado, especialmente para nuestra región (llegó a ejercer interinamente la cancillería durante el gobierno de Trump) y también como embajador en Brasil y enviado especial para Venezuela. Es un hombre que conoce bien a la Argentina y al kirchnerismo porque desde su cargo ha tenido contacto con Néstor Kirchner y Cristina Fernández.
El lobby es una actividad legal y precisamente reglamentada. Es frecuente que los países contraten este tipo de compañías con determinados objetivos. Fuentes del Gobierno dijeron a Clarín que para la Argentina es un momento importante para reforzar la imagen del país, cuando se renegociaba la deuda y también para comenzar a atraer inversiones.
Según el contrato publicado en los registros públicos donde las compañías lobbystas deben dejar constancia de sus lazos con gobiernos extranjeros, la Argentina paga 1.932.000 dólares a Arnold & Porter (en cuotas de 161.000 dólares por mes), que a su vez subcontrata a otra agencia de comunicaciones, Glover Park Group, por 36.000 mensuales. Es decir que hay dos compañías trabajando para la Argentina.
Desde la compañía declinaron hacer comentarios. Fuentes que se dedican a la actividad en Washington dijeron a esta corresponsal que esas compañías son caras y de primer nivel y que el monto no es disparatado, aunque “quizás algo excesivo”.
El contrato está firmado por la Agencia de Inversiones y Comercio Internacional, dirigida por José Usandivaras. El embajador en Washington Jorge Argüello dijo a Clarín que “despejado el obstáculo de la deuda, el accionar nuestro ahora se concentra en conseguir la llegada al país de nuevas inversiones y promover las exportaciones. Por eso tenemos consultores externos en la materia. Necesitamos potenciar todos los medios posibles para conseguir este objetivo. Es una decisión práctica porque necesitamos crecer”. Argüello destaca que Shannon es “un actor muy importante durante los últimos 20 años” en Estados Unidos y la región y que puede facilitar contactos y abrir puertas. Pero que su contratación “no remplaza el trabajo de la embajada. Todas tiene consultorías”.
En una entrevista con esta corresponsal a fin de año, en el piso 10 del edificio vidriado de la firma, Shannon dijo sobre Alberto Fernández que tenía “la esperanza de que va a ser un gobierno exitoso”. Y que le hubiera gustado ver por parte del gobierno de Trump más ayuda económica durante los momentos duros que soportó la Argentina el año pasado.