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Tres salas de situación, montadas para concentrar la información de las múltiples bases de datos que tiene el Estado y que en los momentos de normalidad muestran los agujeros que tiene la organización de la gestión pública, le sirven ahora al Gobierno para monitorear el minuto a minuto del avance del coronavirus en el país.
La primera de ellas es la que funciona en el 8vo. piso del Ministerio de Salud. Allí, sobre la avenida 9 de Julio, reciben y concentran los resultados de los análisis que les envían el Instituto Malbrán y los laboratorios que hacen los estudios para determinar qué pacientes se incluyen en la lista de contagiados, qué casos son descartados y qué personas pasan a considerarse recuperados. También está la historia clínica de los fallecidos y la evolución de la pandemia en el mundo, que los técnicos siguen con la misma herramienta que puede usar cualquier ciudadano: el mapa de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos. En esas pantallas figura la edad de cada contagiado y la cantidad de test que se hacen cada día, un dato que el Gobierno no publica regularmente.
En Salud también se reúne la información que le envían a los operadores de la sala los hospitales públicos y las clínicas y sanatorios privados acerca de la cantidad de camas de internación disponibles y, sobre todo, del número de camas de terapia intensiva con respirador que tienen desocupadas cada día.
Esa información se comparte con la sala que armó la Jefatura de Gabinete en una oficina pegada a la de Santiago Cafiero, en el primer piso de la Casa de Gobierno.
A diferencia del Presidente Alberto Fernández, que trabaja desde la Quinta de Olivos desde que comenzó la cuarentena, Cafiero sigue yendo a su despacho en la Casa Rosada. En esa sala, además de los datos de Salud, circula la información de la Dirección de Migraciones, que armó una lista de todas las personas -argentinos y extranjeros- que ingresaron al país desde que comenzó el aislamiento social y también de todos los que llegaron a la Argentina en los distintos vuelos desde que se cancelaron las rutas habituales.
Esos datos se cruzaron con las bases de ANSeS para determinar los domicilios de esos viajeros y sus relaciones más cercanas. En el Gobierno juran que no usaron hasta ahora las bases con información impositiva de la AFIP ni tampoco las ubicaciones de los celulares de las personas, como se utilizaron en China o Israel, por caso, para determinar donde está cada una de esas personas a cada minuto.
Las dos salas tienen una terminal más: la oficina que le armaron al Presidente en el edificio de Jefatura de Gabinete de la Quinta de Olivos. Desde allí, Alberto Fernández mantiene las videoconferencias con intendentes, gobernadores, empresarios y dirigentes políticos y los médicos que lo asesoran hoy.
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