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Tras el regreso del Presidente a la Argentina y antes de que se vuelva a subir al avión para encarar la gira por Europa, el Gobierno terminará de pulir números para avanzar en su decisión de recortarle la coparticipación de la Ciudad.
Con Alberto Fernández al frente de la estrategia, la intención de la Casa Rosada es lograr consenso político, a partir de un minucioso análisis de los fondos que recibió la administración de Horacio Rodríguez Larreta durante la gestión macrista a nivel nacional. Mientras en la sede del Ejecutivo porteño se preparan para sentarse a la mesa de negociación con la expectativa de reducir el golpe. La diferencia, entre lo que quiere recortar Nación y lo que aceptaría la Capital, es casi el doble.
Esta semana se retomarán las reuniones bilaterales. La discusión que propone Nación -y que la Ciudad está dispuesta a tener- gira en torno a los fondos que Macri le otorgó a Rodríguez Larreta cuando le cedió la Policía Federal. Altas fuentes oficiales adelantaron a Clarín que a priori «se sobredimensionó» la cifra. «Se tomaron como promedio los sueldos más altos, finalmente se transfirieron menos efectivos y se incluyó en los gastos que se imputan a la función de Seguridad que nada tienen que ver con el traspaso de la Policía en sí», cuestionaron.
En tanto, desde la Ciudad defendieron el cálculo que se hizo en 2016, pero aceptan abrir el debate: «Está muy bien que se analice en detalle los números del traspaso».
Los números finales los tendrá próximamente el ministro del Interior, Eduardo «Wado» de Pedro; quien delegó los aspectos técnicos en su secretaria de Provincias, Silvina Batakis.
Para reducir el margen de error, el Gobierno también le encomendó a la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, que individualice a todos los efectivos que fueron transferidos, y que a partir de sus rangos y escalas salariales determine si los cerca de 10 mil millones de pesos que en 2016 representaron el aumento de 1,4 a 3,75 -luego bajó a 3,5%- del porcentaje de coparticipación fueron bien otorgados.
Con esas cuentas, las partes se volverán a ver las caras, luego de la «tregua» por diez días que se acordó, para no empantanar una colocación de deuda por $9.400 millones que hizo la Ciudad. Igual las conversaciones no cesaron. De Pedro, Batakis y el jefe de asesores presidencial, Juan Manuel Olmos, de un lado: y el vicejefe de Gobierno porteño, Diego Santilli; el jefe de Gabinete, Felipe Miguel; y el ministro de Hacienda, Martín Mura; los delegados porteños; mantuvieron contactos informales.
«Lo que recibieron de más justifica ampliamente el punto de copa del que se habla», insisten en Nación. Hablan de decenas de miles de millones de excedente en el período 2016-2019. Y enumeran «otras transferencias discrecionales» que se dieron durante la gestión macrista: terrenos y créditos para la construcción del Paseo del Bajo, el traspaso del juego y la reducción del aporte de la Ciudad al Hospital Garrahan (del 50 al 20 por ciento)
En el Gobierno porteño justifican que el Paseo del Bajo «es una obra que beneficia a todos los argentinos» porque se incrementó un 20% el flujo de ingreso de camiones al Puerto de Buenos Aires; exponen que es potestad de cada distrito gravar los juegos de azar en su territorio; y enmarcan el crecimiento de la responsabilidad de Nación en el Garrahan a partir de la decisión de ampliar su orientación federal: señalan que apenas 2 de cada 10 pacientes residen en la Capital.
Con todo, desde Nación remarcan que, con la adenda al Consenso Fiscal que firmó el jefe de Estado con las provincias para frenar la rebaja de impuestos; la Ciudad tiene la posibilidad de aumentar la recaudación y cubrir más de la mitad de los 35 mil millones de pesos que quiere recortar. «Un 1,1%», precisan -sin vueltas- en la Casa Rosada, al hablar del número mágico. Es cerca del doble de lo que las autoridades porteñas, según pudo reconstruir este diario en medio de un fuerte hermetismo, están dispuestas a tolerar.
El pronóstico, pese a que públicamente las partes se mostrarán optimistas, es incierto. «Queremos lograr un acuerdo. Nuestro planteo es sensato y tienen que entenderlo. Pero tampoco nos va temblar el pulso para tomar decisiones», advierten en Nación, en referencia a que Fernández puede recurrir a un decreto para avanzar en la quita, del mismo modo que Macri giró los fondos.
En criollo, tal como publicó Clarín, la decisión de avanzar en el recorte ya está tomada. Sucede que el objetivo de Alberto F, -y así lo expuso ni bien se filtró el tema- es agotar las instancias de conversaciones con Rodríguez Larreta para que redunde en una foto feliz de ambos mandatarios.
En la Ciudad insisten en que por ahora «el diálogo es la única opción» y evitan victimizarse, aunque recuerdan que ya fueron perjudicados con la decisión del Gobierno no financiar más la obra del Soterramiento del Sarmiento, proyecto que la Ciudad reactivará en forma de viaducto.
La posibilidad, en caso de una decisión unilateral de Alberto F. de recurrir ante la Corte Suprema de Justicia ó incluso salir del Pacto Fiscal 2017 y, de esa manera, recuperar el porcentaje adicional por la baja ya concretada de Ingresos Brutos y otros impuestos, son cartas que se guardan «para el peor de los casos».
Aunque hay matices y, por supuesto, intereses contrapuestos, de ambos lados coinciden con un diagnóstico: «A nadie le conviene ir a la guerra», fue la frase, curiosamente calcada, que dijeron a Clarín desde la Casa Rosada y en la Ciudad.
«Si no nos ponemos de acuerdo les damos lugar a que hablen los extremos de cada lado», razona uno de los que lleva adelante las negociaciones.
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