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Argentina, al crearse la Organización Mundial del Turismo (OMT), en 1950 y las estadísticas de la misma, recibió 524 mil turistas sobre un total de 25 millones que viajaron por el mundo, que la ubicaron en el decimosegundo lugar del Ranking del Turismo Receptivo por países, arriba de México, significando un 2,096 % del Turismo Mundial. En el año 2018, México, se encuentra dentro del Top Ten de dicho ranking y Argentina recibió un total de 6,94 millones sobre un total de 1.400 millones de turistas a nivel mundial, que nos dio un módico 0,496% de participación del mercado, que la relegó como mínimo al lugar 45 del ranking mencionado.
Si hubiéramos mantenido el mismo nivel del mercado mundial del Turismo Receptivo de 1950, en el año 2018, Argentina debió haber recibido un total aproximado de 29,34 millones de visitantes. El diferencial es de 22,4 millones de Turismo receptivo no recibidos, que no generó ingreso de divisas, trabajo, inversiones y promoción de la marca país. Además, nos hubiera permitido tener un superávit turístico del orden de los 20 Millones de personas, si hubieran viajado al exterior la totalidad de los argentinos, que tienen capacidad o potencial de disfrutar del Turismo Emisivo, que no superan el 20% de su población (9 millones aproximadamente).
Siendo la Argentina, un país cosmopolita, con tanto patrimonio natural y cultural de la humanidad y un pueblo maravilloso, me resulta muy extraño que las personas que representan a las aerolíneas extranjeras y nacionales, como la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA) y la Cámara de Compañías Aéreas en Argentina (Jurca), se quejen del impuesto del 30% a los dólares que se deben retirar de las reservas del Banco Central tanto para los consumos de tarjetas en el exterior como para el atesoramiento, que el Congreso de la Nación Argentina aprobó como parte de la ley de la solidaridad y el desarrollo productivo.
Es mucho más preocupante que el Presidente de la Cámara Argentina de Turismo (CAT) o las autoridades de la Federación Argentina de Asociaciones de Empresas de Viajes y Turismo (FAEVyT) aboguen o prediquen lo mismo que las compañías aéreas, y a sumo pretendan alcanzar el equilibrio entre el Turismo Emisivo y el Receptivo, cuando el mejor negocio para sus representados y la Argentina sería que hubiera una relación mínima de 3 turistas extranjeros o receptivos internacionales por cada turista argentino que viaje al exterior, aprovechando que en los últimos 4 años, el dólar se devaluó desde su valor de 9,50 a 63 pesos y, por lo tanto, el costo de la estadía en Argentina resulta muy atractivo.
Mi deseo es que todas las compañías aéreas que llegan a la Argentina, alcancen records del factor de ocupación de sus aviones con turistas extranjeros, reservando algunos asientos para los argentinos que deseen y puedan viajar al exterior, dejando a todos los sectores privados y públicos, relacionados directa e indirectamente con el sector del Turismo, la tarea y responsabilidad de atenderlos con esmero y calidad, que les deje el gusto de volver a visitarnos más de una vez.
Hay que pensar el objetivo, planificarlo, ejecutarlo y explotarlo. El Turismo, junto al Campo, Vaca Muerta y la Economía del Conocimiento, deben ser los protagonistas del Cambio en la Argentina.
* Abogado. Especialista en Transporte.
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