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Los trofeos brillan desde dos vitrinas separadas por 10 metros. En uno de los salones del predio de la AFA no aparecen a la vista imágenes de video ni pizarras, pero en este momento el protagonista no necesita esos elementos para transmitir lo que quiere. Sentado en un sillón, con el torso inclinado hacia adelante, por la cabeza de Sebastián Beccacece pasan acciones de un partido, estrategias, movimientos tácticos, roles ofensivos, organizaciones defensivas… Mientras las explica, coloca sus dos manos en la mesa (sobre las puntas de los diez dedos) como si moviera fichas imaginarias, desplaza el teléfono celular (el que graba la nota) hacia un lado y lo devuelve a su lugar de origen. Estudioso del fútbol, ama hablar del juego y no le cuesta nada ser generoso en sus conceptos. Conversa con perfil docente y rápidamente deja fluir el fervor con que se toma su trabajo. Es un sentimiento que le despierta, ineludiblemente, la convicción de que llegó al lugar indicado después de su corta estadía en la otra vereda de Avellaneda. Pero ya llegará el tiempo de hablar de Independiente a lo largo de la charla. Primero, la pelota empieza a rodar en su mente, ya al frente de Racing.
-¿Qué encontraste desde que llegaste, incluido el amistoso ante la Sub 23?
-Un plantel muy predispuesto, profesional, responsable, generoso. Esos valores empiezan a construir un equipo que puede unir lo individual con lo colectivo. Hay jugadores que interpretan muy bien la toma de decisiones, la lectura del juego, las diferentes líneas, los hombres libres. Veo un estímulo importante a la hora de recuperar la pelota. Hay mucha disciplina, un grupo muy humilde, trabajador y con ganas de crecer.
-¿Qué Racing proyectás?
-Vamos a buscar un equipo que protagonice, que se haga cargo de la pelota, que tenga claro qué hacer con ella. Que sepa elegir los momentos para lateralizar, verticalizar o llevarla por un lado para atacar por el otro. Que se diferencie cuándo hay que finalizar una jugada y cuándo no. Este equipo ya estaba acostumbrado a hacerse de la pelota. La idea es ocupar los espacios, tener actitud, gente en diferentes líneas que nos permitan poder progresar en el campo. Es ver dónde iniciamos para poner a todo el equipo en campo rival. Cuando juguemos de locales habrá rivales que nos cederán la pelota y otros que no. Habrá que convivir sin la pelota y lograr una organización defensiva para presionar bien. Habrá una orientación en busca de llevar al rival adonde más nos convenga para sacarle la pelota. Todo esto es lo que vamos diseñando.
-¿Qué nivel de ilusión tenés?
-La ilusión en los entrenadores es algo cotidiano. Necesitamos ver cosas buenas, imaginarlas para creer en lo que estamos haciendo. Racing tiene buenos futbolistas y vamos a intentar esa conexión que lograron en algún momento con la gente gracias a una identificación de juego.
-¿Será un estilo diferente del que se vio con Coudet?
-No existen los idénticos, todos somos diferentes. Dentro de esta idea de protagonizar, de recuperar, de ser intensos y agresivos, más o menos estamos en la misma línea. Ellos alcanzaron el campeonato después de llegar a un pico máximo de rendimiento. Después, como es lógico, les costó sostenerlo en el tiempo. Hubo una merma en el juego: queremos volver al principio, a lo que los llevó a ese logro. Sólo puede haber algún matiz distinto en un dibujo, una figura, si jugamos con dos puntas o con wines… Están los equipos que se organizan desde el balón y los que dejan que el rival lo tenga. Nosotros trataremos de hacernos cargo de la pelota.
-¿Qué importancia les das a la táctica?
-Lo más importante es la flexibilidad y tener las diferentes líneas de pase que nos dejen bien posicionados. Es un movimiento constante dentro de una estructura. Permite que el futbolista sepa automáticamente dónde están ubicados sus compañeros. Que jueguen con ese mapa en su cabeza. Eso ayuda en la toma de decisiones. Hay que incorporar un plan de juego, imaginar un partido, pensar que puede suceder tal o cual cosa, provocar que ocurra, saber que te vas a encontrar con una situación, liberar a tal jugador, ocupar un espacio vacío y lejano… Quiero jugadores que interpreten bien y tomen buenas decisiones en tiempo y espacio.
-¿Lo actitudinal qué lugar ocupa para vos?
-La actitud tiene que ver con un compromiso desmedido, con un grado de pasión e intensidad que buscamos los entrenadores cuando tenemos la pelota. Si reunimos dominar tiempo y espacio, más la pasión, nos acercaremos al ideal que pretendemos.
-¿Qué es un compromiso desmedido?
-La prioridad siempre debe ser lo colectivo, el escudo. Es lo que nos une. No debe haber otra prioridad que no sea Racing. Cualquier circunstancia que incomode debe ser corrida a un lado porque nos debemos a Racing. Eso genera un compromiso con la camiseta, con la historia, con el hincha. Creo mucho en eso. En entregarme de cuerpo y alma, con el corazón a disposición.
-¿Ese compromiso desmedido alguna vez te jugó en contra? Caminás mucho durante los partidos, gritás demasiado, les exigís lo mismo a un jugador de 20 que a los más grandes…
-La exigencia va a acompañada del interés. No tiene que ver con un tema de edad. Si el futbolista tiene interés… Tenemos una matriz de entrenamientos, pero las cargas son muy personalizadas. Acá hay futbolistas que sólo hicieron doble turno dos días. Eso se va adecuando a la edad, a la trayectoria, a si es necesario o no… Todo lo que es en exceso, no corresponde. La idea es ser más específicos y puntuales. Yo no trato a todos por igual. No es lo mismo hablarle a un chico de 18 años que a un profesional de 36. Lo que no modificamos es el compromiso: eso es para todos igual. Creo mucho en la individualidad, siempre y cuando eso esté puesto al servicio colectivo y no del ego. Si tenemos líderes positivos y constructivos como los que hay en Racing, pregonando siempre al equipo, eso favorece mucho la idea del técnico que piensa en 25 ó 26 futbolistas.
-Sos un especialista en trabajar con pibes, pero en este plantel tenés varios jugadores que rondan los 30 años y otros los superan. ¿Cómo manejás esto?
-Ellos no dejan de ser chicos por más que tengan mucha experiencia. Siempre tienen la ambición y el deseo de conseguir cosas como los más jóvenes. Esos jóvenes de 36 (NdeR: en alusión a Licha López) se mantienen en el tiempo. Se entrenan con el mismo amor del primer día. La esencia, la pureza, la tienen a flor de piel. Lo demuestran en cada entrenamiento. Hoy un Lisandro López, un Sigali… tienen un deseo de progresar como en sus inicios para competir y estar a la altura. Pero tienen que administrar las energías. Cuando no se pueda presionar alto, se hará en tres cuartos. Y si no, iremos a nuestro campo para organizarnos y salir. Hay que tener esa capacidad de adaptarse a estas situaciones, siempre creyendo en la esencia del futbolista. Lo que importa es que esa llama interior siga viva. Y ellos la tienen prendida, con ganas de cosas nuevas.
-Venís de Independiente, donde no te fue bien. ¿Estás ante el desafío más importante de tu carrera?
-Adonde voy siempre lo tomo como el más importante porque es el presente. Es lo único real, el pasado ya sucedió. Y pensar en lo que pueda llegar a suceder termina siendo más de la imaginación…
-¿Es la misión más exigente que te toca por tantas competiciones que vendrán?
-En todos lados vivo con niveles de exigencia máximos. No mido el lugar. Por naturaleza soy muy autoexigente. Adonde voy, la exigencia es la marca registrada. Después, debe ir acompañado del interés porque el entrenador solo no llega a ningún lado.
-¿Es una revancha estar en otro club grande?
-No, tomo la vida como un aprendizaje constante. Mi vida se fue desarrollando a través de un montón de acontecimientos, por momentos felices y otros adversos. Todo te deja información y te ayuda a evolucionar. Mientras uno tenga la tranquilidad de saber cómo se maneja y que pueda ser creíble en el tiempo, eso te da tranquilidad. Después, hay situaciones que no salen como uno desea. Ahora estamos acá y eso lo valoro más allá de que últimanente hubo alguna situación que no fue favorable. Pertenecer a estos espacios es producto de una trayectoria.
-¿Cómo es llegar a un club que viene de ser campeón dos veces en 2019?
-Cuando el hincha se acostumbra a ganar, después te exige más. Futbolistas, cuerpo técnico y dirigencia han podido armonizar una institución y conducirla a esto que consiguieron. Es un desafío, somos conscientes de eso. Y queremos seguir por esa línea. Es el objetivo central. Pero alrededor de esa meta hay un montón de otras cosas. eso es lo que vinimos a buscar acá. Una identidad, un perfil de juego, que los futbolistas disfruten y crezcan. Somos exitistas y competitivos, pero hay que darles valor a otras cosas. Si perdemos el disfrute del placer y nos vamos a la obligación de ganar, estaremos condenados a no conseguir lo que deseamos. Tenemos que animarnos a lo desconocido, atrevernos a lo nuevo. Lo que pasó ya sucedió y hay una fuerza muy grande, pero hay que ir por más. Si bien se consiguió un trofeo en la última fecha, el rendimiento del equipo en el último tiempo fue más irregular en cuanto a dominar, en el funcionamiento. Primero hay que recuperar ese nivel para después pensar en que podemos estar con posibilidades de consagrarnos.
-¿Tendrás que trabajar contra una posible relajación tras los dos títulos?
-No percibí relajación. Veo un grupo con ganas, muy decidido, convencido, que sabe que hay muchas competencias y quedan siete finales en la Superliga. El sueño de la Libertadores, la Copa de Superliga y la final con River (Supercopa Argentina), rival que le viene costado a Racing. Hay mucha comunión en el grupo, mérito de los referentes, del técnico anterior y de Diego Milito. Hay una armonía muy linda que me permite ilusionarme. Todo es genuino, transparente. Todo fluye. Ahí uno puede crear algo mucho más lindo. Me encontré con un grupo muy consolidado.
-¿Se te criticó de manera desmedida por tu tarea en Independiente?
-Existe de todo. El que hace un análisis profundo y el que se enfoca sólo en el resultado. Somos el segundo cuerpo técnico de la última década que más puntos cosechó en el fútbol argentino, con el 63% (el primero es Alejandro Sabella). Si no te consagrás en las copas, las personas que solamente miran resultados por ahí expresan lo que sienten… Creen que lo único que sirve es ganar sin importar cómo. Aspiramos a lograr resultados, pero tratando de recorrer el camino que sentimos: el futbolista es el verdadero protagonista y el que puede o no tener el control de las situaciones. A veces lo logramos y otras, no. Buscamos que los jugadores estén cada vez más preparados y capacitados para dominar.
-¿Te sorprendió que Racing fuera por vos pese a tu paso reciente por la vereda rival y sin buenos resultados?
-En 2015 tuve la chance de llegar y más adelante también. Como esto ya se venía generando en el tiempo, no me sorprendió. Por el poco tiempo que estuve en Independiente, no se generó un vínculo. No hubo esa identificación que sí logré en la U. de Chile y en Defensa. Más allá de un resultado transitorio, Milito (secretario técnico) busca un perfil de entrenador y de conducción. Post derrota o post éxito, quiere declaraciones acordes a lo que es él como persona. Es un hombre muy exitoso, de perfil bajo, discreto y humilde. Con la sencillez de la gente talentosa.
-¿Qué imagen tuya creés que tiene hoy el hincha de Racing?
-No sé cómo me ven. En Defensa encontré desarrollo y crecimiento. En Independiente tuve la ambición de ir por algo más y en Racing encontré la lealtad y pasión que me representan. Veo que los hinchas de Racing son muy leales, fieles y seguidores. Nuestro grupo de trabajo tiene eso: fidelidad y lealtad hacia esta profesión que amamos. Ellos aman el escudo y nosotros este trabajo. Podemos compatibilizar.
-¿Imaginás miradas de reojo al inicio?
-Como ocurre cuando llega un entrenador o futbolista nuevo. Te sobreobservan esperando algo más. Vamos a tratar de ofrecérselo con la ayuda de los futbolistas, de todo el grupo de trabajo, de los directivos, de Milito. Creo mucho en esa armonía institucional que acompaña esta etapa.
-¿Es tu pasión por lo que hacés la que te hace sentir identificado con el fanatismo de los hinchas de Racing?
-Sí. Yo vengo de un lugar… Soy rosarino, hincha de Newell’s. La pasión nuestra es un poco exagerada. Evidentemente, esa pasión es algo que siempre me gustó del hincha de Racing. Siempre estuvieron en un montón de situaciones adversas. Tengo amigos que me contaron muchas cosas que pasó el club a lo largo del tiempo. La gente consiguió espacios, ganó terrenos, construyó el predio Tita… Hay un montón de historias lindas del hincha de Racing, que siempre se caracterizó por el sinónimo de pasión. Tengo eso arraigado desde muy chico por Newell’s. Me siento identificado con la pasión del hincha de Racing. Siempre acompaña, aun en los momentos no tan buenos. En la adversidad es bueno contar con ese apoyo.
-No jugaste en Primera y tampoco ganaste títulos. ¿Eso hace que te miraran de otro modo en el ambiente, sobre todo porque no fuiste campeón?
-Lo vivo con mucha naturalidad porque creo mucho en lo que hago. Cada vez estoy más maduro, rodeado de gente de mucha experiencia y capacidad. Desde donde me voy siempre tengo reconocimiento; esas son las verdaderas medallas. Jugadores que me han agradecido un montón de cosas íntimas porque la pasaron bien o aprendieron cosas nuevas. Nos tocó ganar en la selección de Chile y en la U. de Chile. Me tocó perder y también protagonizar con Defensa un torneo con un juego que, creo, fue revolucionario para el fútbol argentino. Hay que definir bien qué es ganar… La mejor manera de ganar es alimentando al otro. Y nosotros todo el tiempo nos brindamos para que el otro mejore. Mientras uno transite este camino, el título a la larga llegará.
-¿Cómo es tu relación con los jugadores más grandes? Desde el Mundial de Rusia hasta acá se dijo, por ejemplo, que te llevabas mal con Messi.
-No sé en qué contexto ni dónde salieron esas situaciones. Tengo la mejor relación con los chicos y sigo hablando con Leo. Lo quiero y admiro mucho. Somos los dos de Rosario y de Newell’s. Imposible que estemos distanciados.
-¿Cuando llegás a tu casa lográs desconectarte del fútbol?
-Disfruto de los ratos libres con mi familia. Estoy tratando de dejar esa obsesión.
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