Este escándalo se generó luego del caso del secretario de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, monseñor Jeffrey Burrill, fuera obligado a renunciar tras conocerse su intenso uso de las aplicaciones de citas homosexuales.
«Durante un periodo de 26 semanas en 2018, al menos 32 dispositivos móviles emitieron señales de aplicaciones de contactos sexuales desde las áreas seguras y edificios del Vaticano inaccesibles para los turistas y peregrinos”, señala el portal de información católica The Pillar.
Se trata del uso de Grindr, una app para lograr encuentros homosexuales.
Grindr en al menos cuatro días entre marzo y octubre de 2018 en las secciones privadas del Vaticano.
Otros 16 dispositivos móviles de sexo ocasional, homosexual y heterosexual, emitieron señales durante cuatro o más días del mismo periodo.
Los responsables de la investigación de The Pillar se han reunido con altos cargos de la Curia para entregarles los resultados de su investigación, mientras algunos observadores especulan con la posibilidad de que el gobierno chino pueda estar sometiendo a chantaje a altos cargos vaticanos a consecuencia de estos contactos poco edificantes y fácilmente detectables por una potencia extranjera.
Aunque el domicilio legal de Grindr está en California, el 60 % de las acciones de la empresa pertenecen a una sociedad china. La empresa propietaria de Grindr se llama Beijing Kunlun Tech Co. Ltd., y tiene sus oficinas principales en Pekín, desde donde maneja y tiene acceso a los datos de todos sus usuarios.
Estos informes del blog The Pillar generaron rechazo al interior de la Iglesia porque supone la violación de la privacidad y de información personal al obtener datos de los celulares de los sacerdotes.
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