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Desde Marbella.La lucha contra la expansión del coronavirus entra en España en su momento crítico. El número de contagios y fallecimientos volvió a superar este sábado el récord anterior y la curva de crecimiento no se detiene. Con el último dato, 832 muertos y 8.189 infectados nuevos en un solo día, la cifra total de fallecimientos se sitúa ya en 5.690 y la de diagnosticados como portadores del virus, en 72.248.
Las cifras son dramáticamente provisionales y cada actualización, que el Gobierno ofrece cada 24 horas, demuestra que aún se está lejos de contener la pandemia. Aunque el ritmo del crecimiento de los contagios se ha ralentizado en términos porcentuales, continúa en fase ascendente.
Por ese motivo, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez volvió a comparecer este sábado para anunciar un endurecimiento de las medidas de confinamiento que los españoles sufren desde hace dos semanas. Aunque no especificó los detalles, Sánchez adelantó que se prohibirán todas las actividades no esenciales durante dos semanas. La aplicación de estas nuevas restricciones comienza el lunes y llega hasta la semana santa, con lo que afecta a ocho días laborables.
La medida será aprobada en un Consejo de Ministros extraordinario previsto para este domingo y afectarán a algunos sectores, como la construcción, donde la parálisis está todavía lejos de ser absoluta.
La intención es evitar que en las grandes ciudades, como Madrid y Barcelona, donde están los principales focos de contagio, se sigan viendo los transportes públicos llenos de pasajeros más temerosos de perder el empleo que de contagiarse.
Sánchez adelantó que quienes no puedan ir a trabajar a partir del lunes disfrutarán de ocho días de permiso retribuido, es decir, que las empresas tendrán que abonar los salarios completos. Las horas perdidas se recuperarán de forma paulatina y espaciada en el tiempo una vez que se levante el estado de alarma. El objetivo es que en los próximos 15 días las calles españolas ofrezcan el mismo cuadro de paralización que en los dos últimos fines de semana.
El endurecimiento de las restricciones al movimiento de personas persigue detener la escalada de contagios y evitar el colapso del ya amenazado sistema sanitario español, especialmente las comunidades autónoma de Madrid, que acumula la mitad de los fallecidos, y Cataluña. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, explicó que los contagios que se produzcan en los próximos días requerirán de atención de cuidados intensivos al cabo de una semana o diez días. Al endurecer el confinamiento a partir del lunes se pretende evitar que el número de pacientes que requieran cuidados intensivos supere la cantidad de camas hospitalarias dotada del equipamiento necesario.
Se persigue que menos personas lleguen a los hospitales para que los sanitarios dispongan de más tiempo y recursos para hacer su trabajo. “Entre tanto todo lo que puedo ofrecer es sacrificio, resistencia y moral de victoria”, enfatizó Sánchez.
El presidente del Gobierno español no sólo se dirigió a sus ciudadanos, sino también a los dirigentes de los países europeos, a quienes recordó que la pandemia no entiende de fronteras.
Después de que el veto alemán y holandés bloqueara la vía de emitir eurobonos para hacer frente a la grave recesión que se avecina, Sánchez aseguro que la Unión Europa atraviesa el momento de mayor dificultad desde su creación y mostró su rechazo a que la salida de esta crisis sea igual a la de la década anterior, cuando se optó por la vía de la austeridad. “Nuestra generación -dijo- tiene muy presente el recuerdo de la crisis económica de 2008 y la demora y las limitaciones que tuvo la respuesta europea a esa catástrofe económica”.
Por eso insistió en que es necesario un nuevo Plan Marshall. “Esta vez Europa no puede fallar, no debe fallar, porque hasta los países y los gobiernos más europeístas, como es el caso de España, necesitamos pruebas de compromiso real por parte de la Unión Europea. Necesitamos comprobar que Europa escucha y que Europa actúa. Necesitamos contundencia y necesitamos solidaridad”, subrayó tras advertir que la pandemia va a afectar a todos los países europeos por igual.
Por eso, indicó que Europa debe poner en pie una “economía de guerra y promover la resistencia, y luego la reconstrucción y la recuperación”. En su opinión, tiene que hacerlo cuanto antes con medidas que respalden el endeudamiento público que están asumiendo España y otros estados miembros para poder resolver y hacer frente a esta pandemia.
Los reclamos del Gobierno de España a sus socios europeos no se centran sólo en día después, también atienden a la urgencia actual. Exige medidas para combatir la emergencia sanitaria y garantizar la disponibilidad de recursos de primera necesidad “cuando un mercado global está siendo agresivo” y dificulta acceder a algunos suministros críticos.
También pidió coordinación para asegurar la repatriación de todos los ciudadanos europeos que quieren volver desde terceros país, una ciberseguridad común que blinde al conjunto de estados miembros frente a la desestabilización que generan bulos y ciberataques “en estos tiempos de zozobra, de incertidumbre y de mucha angustia social”.
Pero el presidente español fue más allá de las fronteras europeas y resaltó que es la humanidad entera la que está siendo sometida a prueba. “A fuerza de repetirlo todos habíamos olvidado algo que hoy resulta particularmente evidente y es que el mundo se enfrenta ya a amenazas globales y no tenemos mecanismos de respuesta globales a la altura de los desafíos que tenemos por delante”, subrayó.
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