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Miles de personas marcharon en París convocados por los chalecos amarillos y sindicatos de transporte. Exigen que el gobierno de Emmanuel Macron dé marcha atrás con su polémica reforma previsional
. Los manifestantes ignoraron el pedido de tregua navideña solicitado por el Ejecutivo y se volcaron a las calles de la capital francesa. De esta manera la huelga de transporte llegó a los 24 días y podría convertirse en las más importante de la historia de Francia.
La convocatoria del sábado contó con la particularidad de reunir dos grupos, que no siempre estuvieron en sintonía: los sindicatos más radicales encabezados por la Central General de los Trabajadores (CGT); y el movimiento ciudadano variopinto de los denominados chalecos amarillos, que se originó hace poco más de un año en rechazo a las políticas del gobierno y al sistema burocrático y sindical.
Unos 300 seguidores de los «chalecos amarillos» se concentraron antes de la movilización en la plaza de la Bolsa de París. Allí estuvo Jérôme Rodrigues uno de los fundadores del movimiento, quien hizo una crítica a la propuesta de reforma de las pensiones. Desde allí, caminaron por las calles de París hasta la Estación del Norte, para unirse a la marcha convocada por los sindicatos.
Llevaron pancartas y banderas con lemas como «edad límite, edad tumba«, en referencia a la «edad de equilibrio» de jubilación que el gobierno quiere fijar en 64 años para 2027. «¡Huelga, bloqueo, Macron andate!”, fue una de las consignas que corearon los manifestantes. «Pensar en la jubilación es complicado para muchos de nosotros pues ya es difícil llegar a fin de mes, en cambio, en el fondo, es el mismo combate», declaró un chaleco amarillo. El proyecto de reforma jubilatoria también pretende reemplazar los 42 regímenes jubilatorios especiales por un sistema único y universal. Si bien la marcha se desarrolló sin mayores incidentes, hubo algunos choques entre manifestantes encapuchados y miembros de las fuerzas de seguridad. Según cifras de la Policía de París, 4.500 personas participaron de la convocatoria, entre ellos 800 chalecos amarillos.
Desde las organizaciones obreras subrayaron la tenacidad de los trabajadores para sostener la lucha. «Si el gobierno contaba con una tregua por navidades, debe de estar muy decepcionado, porque la movilización sigue aquí«, manifestó el líder de la CGT, Philippe Martinez. El principal sindicato de maquinistas de la compañía estatal ferroviaria (SNCF) llamó a manifestar en varias ciudades de Francia. A él se adhirieron los sindicatos del sistema metropolitano de París.
Para los viajeros, la situación era complicada: de media circulan hasta el domingo por la noche 6 de cada 10 trenes de alta velocidad. A partir del primero de enero la frecuencia será aún menor. En París, seis líneas de metro, de un total de 16, estaban cerradas el sábado. Siguiendo esta metodología en 1995 las centrales de trabajadores pararon 22 días. En ese momento lograron que se de marcha atrás a la reforma previsional del entonces primer ministro conservador Alain Juppé. Se espera que logren superar los 28 días de paro que entre 1986 y 1987 llevó adelante la SNCF, también en época navideña. Especialmente porque la reanudación del diálogo entre el gobierno y las organizaciones sindicales y patronales está prevista para el 7 de enero.
Desde el gobierno, se intenta profundizar la división existente entre las centrales obreras reformistas, más dispuestas a encontrar un acuerdo, y las que parten de posiciones maximalistas y rechazan cualquier compromiso. «La CGT practica una forma de sindicalismo que rechaza cualquier reforma. Pero hay otras formas de sindicalismo, con la CFDT o la UNSA, que es más constructivo que el de la oposición sistemática», dijo el secretario de Estado de Transporte, Jean Baptiste Djebbari.
El Ejecutivo espera que la larga duración del paro y el desacuerdo sindical puedan erosionar el movimiento. Sin embargo, los manifestantes se mostraron con la misma determinación que el 5 de diciembre, cuando comenzó la movilización. El martes 31 de diciembre, Macron dará su tradicional discurso de fin de año a los franceses. Se espera que aborde la crisis social generada por el proyecto de reforma jubilatoria, una de las más graves de su mandato.
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