La decisión oficial de postergar los aumentos en las tarifas de los servicios públicos de mayo a junio logró su objetivo: mostrar una baja brusca en mayo. Sin embargo, la inflación general volvió a subir en junio, alcanzando un 4,6% según el INDEC, acumulando un 79,8% en el primer semestre.
Los defensores del gobierno señalan que este es un “número relativamente bueno para el gobierno libertario”, dado que la inflación núcleo, que excluye precios estacionales y regulados, se mantuvo estable en 3,7% en junio.
Analizando objetivamente, se proyecta una inflación estable en los próximos meses entre 3,5% y 4%. Aunque esto no es necesariamente positivo, ya que el ritmo de devaluación oficial del peso es del 2% mensual, mientras que la inflación proyectada será el doble. Esto genera un contexto de presiones devaluatorias que afecta tanto al gobierno como a la población, manteniendo la economía en tensión y con un horizonte de posible devaluación o escasez de dólares. La gran incógnita es si los formadores de precios trasladarán esta diferencia a los productos.
Según el INDEC, la inflación interanual fue de 271,5%. La mayor alza mensual se registró en Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles (14,3%), debido a los aumentos en tarifas y alquileres impactados por el DNU 70/2023. Le siguieron Restaurantes y hoteles (6,3%) y Educación (5,7%). Los alimentos aumentaron un 3%, una desaceleración respecto al 4,8% del mes anterior.
Los rubros con aumentos por debajo del promedio fueron aquellos de demanda elástica, como Bienes y servicios varios (2,8%), Prendas de vestir y calzado (2,7%), Equipamiento y mantenimiento del hogar (2,3%) y Bebidas alcohólicas y tabaco (2,1%).
El mes anterior, el gobierno había postergado alzas en tarifas y combustibles, y había registrado la marcha atrás de las prepagas para alcanzar un piso de 4,2%. Estos factores no estuvieron presentes en el IPC de junio.