El embajador de Japón en Argentina, Masahiro Hashimoto, es un activo usuario de redes sociales, donde comparte su interés por las costumbres y tradiciones del país. Recientemente, a través de su perfil en X, mostró un particular obsequio recibido desde la ciudad japonesa de Kawamata: un dulce similar a un alfajor que lleva el nombre de Cosquín, en honor a la Capital Nacional del Folklore argentino.
Un festival que une culturas
Kawamata, ubicada en la prefectura de Fukushima, alberga desde 1975 su propia versión del Festival de Cosquín. En 2019, la ciudad contaba con 13.000 habitantes y mantenía un fuerte lazo con la música folklórica argentina, al igual que con el tango, géneros que gozan de gran aprecio en Japón. A lo largo de los años, músicos y delegaciones japonesas han participado en las lunas coscoínas, reforzando este vínculo cultural.
Resurgir tras la tragedia
En 2011, Kawamata fue una de las ciudades más afectadas por el devastador terremoto que golpeó la región. El festival de folklore ha sido, desde entonces, una símbolo de resistencia y reconstrucción para la comunidad. “Muchos de nosotros no pudimos volver a nuestros hogares por más de un año y medio”, recordaba en una entrevista con La Nación el intendente Kanemasa Sato.
La población de la ciudad, que en la década de 1970 superaba los 20.000 habitantes, ha ido disminuyendo con los años, y el éxodo tras el sismo agravó la situación. Según Sato, mantener el lazo con Argentina y su folklore es crucial para la revitalización de Kawamata. El festival de “Cosquín en Japón” se ha convertido en una de las estrategias clave para atraer a los jóvenes y preservar la identidad cultural de la ciudad.
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