Jugando bien o jugando mal

Qué partido jodido, carajo. Igual que como había empezado la semana, incierta, con Gallardo internado y toda esa historieta que, quizá, haya desenfocado al equipo y a nosotros. Jugamos mal, o al menos no bien. Peeero… Partido jodido y de técnicos, de bichos. Madelón madrugó a todos con dos o tres cositas con las que claramente logró superar a River: la simpleza de mandar a Bou sobre Enzo Pérez hizo que nos quedáramos sin ese primer pase limpio con el que tanto juego se gesta. Eso liberó a Bonifacio que se transformó en Droopy apareciendo por izquierda, por derecha, por la cancha de Colón, por la Ruta 9, por el Quincho de Chiquito. Indescifrable.

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Fue así hasta los 28 minutos, cuando el Muñeco leyó todo eso y puso a Juanfer por MQ. Así al menos equilibró la balanza, buscando profundidad y obligando a replegarse a los mediocampistas tatengues. ¿Bicho él? Bicho yo, se plantó nuestro líder, como para que todos sepan que las ideas y lo que le anduvieron toqueteando en la clínica siguen bien firmes.

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La segunda parte fue una locura. Dormidos en defensa, mostrando distracciones que no son comunes, el gol de Bou (endemoniado) quizá fue la cachetada que nos despertó. Y con tiempo por delante fuimos a buscar guerra sin importar tanto el cómo. Jugando bien o jugando mal, como se grita siempre. La combinación Suárez-Nacho se recicló otra vez en el empate y Rojitas recuperó los dos casilleros que había retrocedido y con la cara clavó el triunfo con un plus: fue de pelota parada -otra cosa poco común-, como tanto le gusta y pide el enano Cristian, que cada domingo deja la garganta con su banda de dementes del Sector D de la Belgrano Baja.

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Por lo que fue la noche, el empate y el punto servían. Unión jugó a la par, nos complicó como solamente lo hizo en este torneo Talleres en el Monumental. Pareció un escuadrón kamikaze, Unión. Pero… Peeeero. Este equipo tiene carácter, está hecho de buena madera, dura. Y el que quiera romperlo va a tener que afilar el hacha. Banfield, te esperamos.

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