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A término de los primeros 82 días de gestión, en la apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura bonaerense, Axel Kicillof desnudó los condicionamientos de su administración por la escasez de recursos propios y la apremiante situación externa de la Provincia.
El gobernador atribuyó las limitaciones de su gobierno a su antecesora María Eugenia Vidal. Calificó la herencia como de “abandono”. Aún así, optimizó el discurso inicial al mencionar que “estamos poniendo en marcha” el distrito más importante del país, según la ponderación del disertante.
Tres ítems quedaron como resonancia de la hora, cuarenta y cinco minutos del mensaje. Buenos Aires requiere urgente de 200.000 millones de pesos para equilibrar su balanza de cuenta corriente, asegurar los servicios y pensar en alguna obra. Debe enfrentar el pago de 9.000 millones de dólares de vencimiento en 2020. Y ninguna de esas ecuaciones quedará despejada si la restructuración de la deuda pública externa del gobierno nacional no resulta exitosa. Es el mismo barco. Explicó que “la solución” que procuran el presidente Alberto Fernández y el ministro Martín Guzmán incluye el paquete provincial. “Trabajamos juntos”, completó el gobernador.
No obstante la gravedad del diagnóstico, esa barcaza en mar empetrolado, Kicillof avanzó con alguna buena noticia. “Después de mucho tiempo se han iniciado las clases en toda la provincia de Buenos Aires”. “Los únicos privilegiados son los niños… y niñas”, remitió celebratorio.
Primeros aplausos. Estaban allí, en el recinto de la Cámara de Diputados, entre otros, el ministro del Interior, Eduardo “Wado” de Pedro; entre los legisladores nacionales Andrés “Cuervo” Larroque; y un plantel reducido de intendentes encabezados por Fernando Espinoza (La Matanza), Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Martín Insaurralde (Lomas de Zamora).
No asistieron Alberto Fernández y Cristina Kirchner. En rigor nunca comprometieron presencia.
Sorprendente fue el activo por medidas oficiales que atribuyó el gobernador a la temporada veraniega en la costa atlántica. El dato: creció 15, 6% en la afluencia de turistas. Es el mejor registro desde 1992. “El turismo es una actividad recreativa. El derecho al descanso es una cuestión casi bíblica, pero voy más allá: me refiero a que el turismo y los servicios del turismo son también actividad, empleo e industria. Este año hubo un 40% más de turismo en el país”, resumió el detalle.
¿Qué acto de gobierno concreto en este breve tiempo operó sobre el milagro turístico? «Esto se debió a que por ejemplo los peajes en las autopistas subían y subía. Lo mismo que las tarifas como la luz o el gas. Nadie sabía cuánto podían llegar a venir. Era una ruleta rusa. Entonces esto afectaba al turismo y al veraneante cuando iba o cuando volvía a su casa. Lo mismo con las naftas y los combustibles», dijo Kicillof. A resguardo de excesos evaluatorios, aclaró que esto no revela una “situación general”.
A propósito de las tarifas, anunció que habrá control sobre las empresas prestatarias de servicios. «Cuando llegamos al gobierno, una parte de la boleta se pagaba en dólares, establecimos una revisión integral de los acuerdos, pero también queremos ver si se cumplieron las inversiones que se prometieron», insistió.
Hubo un agregado de manual: «Tienen que ser justas las tarifas, no se puede beneficiar a un sector a costillas del resto de la sociedad, de los que producen y trabajan».
La cuestión de fondo es si habrá revisión de los contratos. Hasta ahí no alargó el párrafo.
El discurso siguió un orden crítico. Hasta hubo una alegoría al abandono del Ejecutivo anterior cuando mencionó los helechos que colonizaron grietas en paredes y alturas del playón de la Gobernación, que detalló Clarín en una nota de febrero. “Desidia” de Vidal y sus colaboradores, quienes atendían agenda en la Ciudad Autónoma, siempre en palabras del gobernador.
A resguardo de cualquier prejuicio de porteñismos, aunque provengan de esas comarcas, Kicillof anticipó que “la propuesta que tengo para los dirigentes es empezar a reparar ese estado de abandono, y recuperar lo que se ha perdido. Este Gobierno va a gobernar desde la ciudad de La Plata”.
El mandatario intenta funcionar no como un recién arribado a la Provincia. En la oratoria sin lectura, cuestionó las diferencias de recursos de Buenos Aires y la Ciudad Autónoma. «De un lado hay plazas colgando de las paredes, y del otro hay caminos de tierra y faltas de cloacas», describió en medio de aprobaciones.
«Qué tenemos que hacer para que termine esta cuestión de inequidad que hace que no podamos atender las necesidades mínimas indispensables”, reprochó como un nativo de Villarino o González Catán.
Una referencia a la superpoblación del 100% en las cárceles bonaerenses. Sin propuesta de construcción de nuevos penales. Sólo el funcionamiento de una comisión encargada de las mejoras ambientales y la calidad en el tratamiento de los presos.
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