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La advertencia del exrepresentante argentino en el FMI: «No hay que confundirse con los aplausos de Wall Street»

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La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva, se ocupó de volver a elogiar los contactos que mantiene con el presidente, Alberto Fernández, y con su ministro de Economía, Martín Guzmán​, para tratar de encontrarle una salida a la crisis de deuda que dejó a la Argentina a un paso del default.

«Hemos tenido interacciones muy constructivas. Estamos buscando hacer lo que podamos para ayudar a la Argentina. Estamos de acuerdo con la necesidad de restaurar la economía y abordar el aumento de la pobreza que ha afectado negativamente a muchos argentinos», manifestó Georgieva el pasado viernes durante un encuentro en Washington DC.

Días atrás, el presidente Fernández también puso en relieve esa buena sintonía o vocación de diálogo de ambas partes, al asegurar que en el organismo multilateral de crédito ven que «por primera vez alguien le dice la verdad en la Argentina» y que perciben que «ahora se está haciendo frente a los problemas que realmente existen en la economía».

Palabras más, palabras menos, por ahora son apenas expresiones de buena voluntad frente a la carrera contrarreloj en la que el Gobierno trata de rediseñar el calendario de los vencimientos de deuda porque el país no está en condiciones de pagar. El plazo para convencer a los acreedores privados termina a fines de marzo, tal como lo reconoció el propio Fernández.


Héctor Torres en 2005, cuando se desempeñaba como director del Fondo Monetario Internacional por Argentina, junto al entonces ministro de Economía Roberto Lavagna.

«No hay que dejarse confundir con los aplausos de Wall Street o titulares positivos en la prensa internacional. Una renegociación exitosa es la que nos permita crecer para pagar», manifestó ante la consulta de Clarín Héctor Torres, el abogado especializado en derecho internacional económico que representó a la Argentina ante el FMI entre 2004 y 2008, y que luego se desempeñó como director ejecutivo en el organismo multilateral de crédito.

El Fondo es el mayor obstáculo para salir de la encrucijada de la deuda: el país debe devolverle un total de 42.358 millones de dólares que fueron solicitados por la administración de Mauricio Macri para cumplir con los compromisos financieros tras la debacle cambiaria que se desató a fines de mayo de 2018 y que empujó a la economía a una profunda recesión.

Hasta el 2023, la deuda total con los acreedores privados asciende a 191.119,2 millones de dólares, según los cálculos de la consultora Ledesma con información del Ministerio de Hacienda.

«Que yo sepa, lo que hay son consultas con acreedores y con bancos. Eso está muy bien, pero hasta que no esté claro que el FMI va a extender la enorme concentración de vencimientos previstos para el 2022 y 2023, no creo que los acreedores privados estén listos para tomar compromisos», planteó Torres al respecto.

De los más de 57.618 millones de dólares que el Gobierno de Fernández debe pagar este año, más de 1.597 millones de dólares son para el FMI. Y la situación se hace más crítica con el paso del tiempo: en 2021 habrá que devolverle más de 5.267 millones de dólares; en 2022, más de 17.225 millones de dólares, y en 2023, más de 18.268 millones de dólares.


Los números de la deuda

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Aunque el presidente Fernández y el ministro Guzmán expresaron públicamente que la voluntad es lograr un acuerdo amistoso, para Torres la definición del problema «sería imposible» si no se aplican quitas de capital o de intereses. 

Incluso, el también exenviado de la misión argentina ante la Organización Mundial de Comercio (OMC) en Ginebra, consideró que el Gobierno cometió un «error» al rechazar los últimos desembolsos del crédito que se le solicitó al Fondo. 

«El ajuste fiscal dispuesto en la llamada ley de Solidaridad Social y Reactivación Productiva es probablemente más de lo que el FMI hubiera pedido para destrabar el desembolso del saldo remanente en el acuerdo firmado por Macri», explicó.

Y seguido alertó que frente a esa decisión, «hoy estamos usando las pocas reservas que nos quedan para evitar la formalización del default». «Si en lugar de estar agotando las reservas estuviéramos usando dinero del FMI, estaríamos en una mejor posición para negociar con los acreedores«, comparó.

Por lo pronto, habrá que esperar hasta el próximo 5 de febrero, cuando se concretaría la primera cumbre entre Georgieva y Guzmán, en el marco de un seminario económico que organizó el Papa Francisco en el Vaticano. 

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