La crisis de reservas que sufre la Argentina no perdona ni a la tradicional » picada”, que podría convertirse en una utopía debido a la imposibilidad que tienen los fabricantes de chacinados de acceder a los dólares para importar insumos esenciales en su cadena de producción.
Desde la Cámara Argentina de la Industria de Chacinados y Afines (Caicha), institución que nuclea a más de 65 establecimientos pymes nacionales, afirmaron que las dificultades para abastecerse de insumos del exterior han llegado a un límite tal que está causando un colapso operativo del sector, obligando a cortar líneas de producción de embutidos cocidos, secos y fresco.
Según el comunicado, esta situación no solo pone en riesgo el empleo de miles de trabajadores de subsector, sino también el de otras actividades vinculadas, desde las frigoríficos faenadores hasta los transportistas y distribuidores.
El sector de las fábricas de chacinados tiene unos 18.500 trabajadores. A esto se suman otros 19.500 entre cría (10.000), faena (4500) y distribución (5000). Es un tema que afecta más allá del sector industrial, según remarcan en la organización. “La producción primaria se ve afectada, siendo que aproximadamente el 50% de su producción va a chacinados y el otro 50% a fresco”.
Pese a que el ministro de Economía, Sergio Massa, prometió que usaría el swap con China para el comercio, los pasivos con casas matrices y proveedores se siguen acumulando. Una muestra de ellos es que ayer los metalúrgicos de Córdoba comunicaron que su producción está en riesgo por no poder pagar sus insumos importados.
La actividad hoy importa aditivos, ingredientes, ácido láctico, cloruro de potasio, pepsina, tripas celulosicas y colágeno fibrosas, entre otros insumos claves. Sin embargo, más allá de los productos que requiere para el funcionamiento, el problema más grave lo enfrenta por el lado de que no puede pagar al exterior por las mismas restricciones del Gobierno.