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La fiscal general de Nueva York, Letitia James, se querelló hoy contra la Asociación Nacional del Rifle (NRA en inglés), por un desvío de fondos y pidió la disolución de la casi sesquicentenaria organización, famosa por promover el libre uso de armas en los Estados Unidos, aun con el historial de muertos por armas de fuego, y que posee un sólido poder de lobby en la dirigencia política.
James se presentó ante la corte estatal de Manhattan, después de una investigación de un año y medio, para acusar por malversación de fondos a la NRA. El desvío de dinero sería millonario. La fiscal aduce, por ejemplo, gastos en peinado y maquillaje de la esposa de Wayne LaPierre, uno de los principales dirigentes de la NRA, así como un contrato post-empleo para éste, que alcanza los 17 millones de dólares.
De ese modo, los líderes de la organización se habrían enriquecido a costa del dinero entregado por los miembros de la NRA. James calcula que los desvíos llegan a los 64 millones de dólares “La influencia ha sido tan poderosa que la organización no fue controlada durante décadas, mientras que los altos ejecutivos canalizaron millones de dólares a sus propios bolsillos”, dijo James en una conferencia de prensa en la que acusó a la NRA de «violar numerosas leyes estatales y federales» y apuntó hacia LaPierre y otros tres directivos. “La NRA está plagada de fraudes y abusos, por lo que hoy buscamos disolver la NRA, porque ninguna organización está por encima de la ley”, añadió.
La NRA, una organización sin fines de lucro
En rigor, la NRA, fundada en 1871, figura en el estado de Nueva York como una organización sin fines de lucro, de allí que la acción judicial se tome en ese estado. James afirmó que la NRA falseó declaraciones de impuestos y fue categórica: “Han impedido que nuestra nación tome medidas contra la violencia armada, y han estado abusando de su poder, bajo una falsa apariencia”.
Según la fiscal, LaPierre, actualmente CEO de la organización, viajó al menos en ocho oprtunidades a las Bahamas con su familia en vuelos privados. ¿Quién pagó los costos? La Asociación. La investigación apunta también a regalos de miembros de la NRA a LaPierre, como un safari en África. El plato fuerte es la adjudicación de los 17 millones de dólares para su retiro, que LaPierre acumuló durante treinta años. La fiscal acusó además a los directivos Wilson Woody Phillips, Joshua Powell y John Fraze, encargados de las finanzas, de “saquear” a la NRA.
Las cuentas de la NRA parecen estar en una mala situación. En abril, sus directivos adujeron que los gastos en cuestiones legales habían dañado las finanzas. James manifestó que la cúpula de la Asociación contrataba a allegados con cláusulas de confidencialiad para evitar la difusión de datos sobre el dinero de la NRA.
La respuesta de la NRA
Desde la NRA salieron a negar la acusación y acusaron a James de hacer “un ataque premeditado y sin bases contra la organización y contra el derecho de los estadounidenses para portar armas”. Mientras, James solicitó que LaPierre y los otros tres directivos no puedan encabezar un organismo sin fines de lucro dentro del estado de Nueva York.
El grupo es ultraconservador, afín al Partido Republicano y simpatizante de Donald Trump. En 2016, hubo cuantiosas donaciones a la campaña presidencial del magnate por parte de la NRA, que tiene unos cuatro millones de miembros. Fue fundada por dos veteranos de la Guerra Civil: George Wood Wingate y William Conant Church, que pelearon en las tropas del Norte. En aras de mantener su poder e influencia ha financiado campañas al Congreso de representantes y senadores.
La NRA en Bowling for Columbine
La NRA obtuvo fama fuera de las fronteras de los Estados Unidos a partir de la película documental Bowling for Columbine, de Michael Moore, estrenada en 2002. El film, ganador del Oscar a mejor documental, cuenta la historia de la masacre de una escuela secundaria de Columbine, en el estado de Colorado. Allí, en abril de 1999, dos estudiantes ingresaron armados y mataron a doce estudiantes y un profesor antes de suicidarse. La NRA salió a criticar cualquier intento de regular la libre portación de armas, escudándose, como lo ha hecho siempre, en la Segunda Enmienda a la Constitución, que garantiza la libertad de los ciudados de tener armas.
Uno de los rostros emblemáticos del grupo (señalado por su fuerte presión para evitar la regulación en la venta de armas a particulares pese a las cantidad de masacres que se producen cada año en suelo norteamericano), fue el actor Charlton Heston. Fallecido en 2008, la estrella de Los Diez Mandamientos y Ben-Hur, fue un orgulloso conservador y adherente a la NRA.
Diez días después de la masacre de Columbine, Heston llegó a Denver, la capital de Colorado, cercana a la ciudad que aun lloraba a los muertos por la matanza. Lo hizo para una convención de la NRA, pese a la protesta en contra y a una carta del alcalde de Denver. Heston habló mientras afuera el padre de una de las víctimas de Columbine decía que «algo está mal en este país si se permite que un adolescente pueda acceder a un arma semi-automática». Más de dos décadas más tarde, el principal grupo que con su acción permitió que fueran posibles decenas y decenas de ataques con armas, podría entrar en el ocaso de su historia.
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