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Llegó en el helicóptero presidencial, cuando buena parte de los pasajeros -y también este cronista- ya estaban ubicados en el avión de Alitalia que los llevaría a Roma. Solo entonces, el presidente Alberto Fernández se embarcó rumbo a Roma, una escala obligada antes de llegar a Israel, donde este miércoles participará del Foro de jefes de Estado en el marco de la Conmemoración anual en memoria de las víctimas del Holocausto, en la que marcará su primer viaje internacional como jefe de Estado.
El comandante del avión no anunció la presencia del jefe de Estado, pero varios pasajeros se amontonaron cuando el avión aterrizó en la capital italiana. El mandatario los saludó mientras -por motivos de seguridad- apuraba el paso con el resto de la comitiva la primera dama Fabiola Yañez, el gobernador Axel Kicillof, el secretario de Asuntos Estratégicos Gustavo Beliz, el canciller Felipe Solá, el diputado Eduardo Valdés, el vocero presidencial Juan Pablo Biondi y Esteban Collazo, el fotógrafo que le sigue los pasos al Presidente desde la campaña.
Personal de la embajada argentina en Roma se acercó para recibir a la delegación.
Amenizaron las 3 horas de espera antes de embarcarse rumbo a Tel Aviv en el un salón vip de la aerolínea italiana, que siguió funcionando con normalidad a pesar de la presencia del mandatario argentino.
En el vuelo de Buenos Aires a Roma, Fernández durmió poco y nada, a pesar de la comodidad de la primera clase. Habló largo y tendido con Kicillof, con quien comparte la preocupación por las respectivas negociaciones por la deuda que ambas administraciones deben encarar.
El menú no falló: como antipasto, flan de zapallo y ensalada; una pasta, como primo piatto; y un secondo piatto a elección: cerdo o pescado. De postre podían elegir entre ensalada de frutas y bombas de chocolate.
También charló con varios pasajeros que se le acercaron hasta su asiento. El Presidente se paró en el pasillo para conversar con tres argentinos. La conversación se estiró durante casi una hora.
El canciller Solá, en cambio, se entretuvo con algunos clásicos del neorrealismo italiano. Cuando bajaban del avión, unos pocos pasajeros de la clase turista se entusiasmaron con el grito de “Alberto Presidente” mientras intentaban tomarle fotos. Otros preguntaban a los primeros con ironía si ya estaban de vacaciones.
Fernández tenía previsto arribar al aeropuerto Ben Gurion de Tel Aviv a las 13.30 (cinco menos en Buenos Aires) y dirigirse al hotel King David, de Jerusalén donde se hospedará con toda la delegación. Por la tarde noche, asistirá a una cena en la sede de gobierno israelí. Este jueves participará de los homenajes conmemorativos y el viernes mantendrá dos reuniones bilaterales con el presidente local, Reuven Rivlin, y con el primer ministro Benjamín Netanyahu.
Jerusalén. Enviado especial
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