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La economía cerró diciembre con un retroceso interanual de 0,3 por ciento y en el año acumuló una caída de 2,1 por ciento, informó este viernes el Indec. De este modo, en tres de los cuatro años en lo que gobernó Mauricio Macri la actividad se contrajo. El resultado, según la serie estadística oficial, fue un retroceso acumulado de 6,7 por ciento respecto de noviembre de 2015. Los sectores más perjudicados en el acumulado del año pasado fueron automotores y equipos de transporte, con una caída del 24,1 por ciento, muebles (-12,0), productos metálicos, maquinaria y equipo (-11,9 por ciento), textiles, prendas de vestir, cuero y calzado (-9,7 por ciento) y construcción (-7,9 por ciento).
El índice general de actividad de diciembre registró términos desestacionalizados una leve mejora de 0,2 por ciento contra el mes anterior. Sin embargo, el Estimador Mensual de la Actividad Económica (EMAE), finalizó el 2019 con cinco caídas consecutivas y diez de los doce meses en retroceso. «Las ramas de actividad con mayor incidencia positiva en la variación interanual en diciembre de 2019 son Comercio mayorista, minorista y reparaciones (1,6 por ciento), Industria manufacturera (0,8 por ciento) y Electricidad, gas y agua (3,7 por ciento)”, detalla el ente estadístico. Las caídas más pronunciadas se registraron en intermediación financiera, con un retroceso del 9,8 por ciento interanual, seguida por construcción (-8,0 por ciento) y servicios sociales, personales y comunitarios (-2,6 por ciento).
Mauricio Macri finalizó su mandato presidencial con niveles de actividad económica inferiores a los de 2015 y casos sectoriales de fuerte caída en la comparación a cuatro años, como la industria, el comercio y la construcción. El comercio también está en sus mínimos a partir de la pérdida de poder adquisitivo de los salarios, deterioro vinculado a una inflación que se fue descontrolando a cada año hasta finalizar el 2019 en el orden del 53,8 por ciento, el nivel más alto desde 1991, tras la salida de la hiperinflación de 1989.
La política monetaria contractiva que aplicó el macrismo para contener la presión cambiaria derivó en un fuerte congelamiento del crédito productivo y de las familias. En el primer caso retrajo la oferta y en el segundo la demanda, a través del consumo. Desde mayo se registró una tendencia negativa ininterrumpida, que se suma al período recesivo de 2016 (abril 2016-febrero 2017). “Queda oficializado el tercer año de recesión del gobierno de Macri, apenas suavizado por un leve repunte mensual de 0,2 por ciento en diciembre. La política de ajuste Macri-FMI nos condujo inexorablemente a este desenlace”, señaló Fernanda Vallejos, presidenta de la comisión de Finanzas de Diputados.
El sector automotor (dentro del rubro automotor y equipos de transporte) fue el más castigado el año pasado. Sin poder de ahorro de las familias, fue uno de los consumos que más se retrajo. En el acumulado de 2019 perdió 28,9 por ciento. Según datos de la Asociación de Fábricas de Automotores, la cantidad de unidades producidas de automóviles disminuyó 48 por ciento en el acumulado del año pasado. Las ventas a concesionarios de automóviles y utilitarios nacionales se contrajeron en el mismo lapso 47,8 por ciento interanual.
El sector textil, de calzado y cuero fue otro de los grandes perdedores del modelo de Cambiemos y el año pasado acumuló una pérdida de 9,7 por ciento. Referentes del sector señalan una mejora en los niveles de demanda de diversas líneas textiles que ha impulsado un incremento en los niveles de actividad de algunas plantas productoras de hilados de algodón y de tejidos de punto y planos, que se vincula con la disminución de las compras externas. En 2019 se observa, por ejemplo, una caída acumulada en el volumen importado de hilados de algodón de 46,4 por ciento, según el informe industrial del INDEC.
Otro sector que arrastró el nivel general de actividad a la baja fue la construcción, que en los 12 meses anteriores acumuló un retroceso de 7,9 por ciento, producto de la paralización total de la obra pública y las inversiones privadas. Esto deterioró también las actividades vinculadas con al sector. La producción de cemento tuvo una caída acumulada de 6,4 por ciento el año pasado y la de vidrio, una disminución de 2,2 por ciento interanual. El consumo de hormigón elaborado retrocedió 9,6 por ciento y el de mosaicos graníticos y calcáreo, 10,6 por ciento. El impacto de esta contracción en el empleo es un aumento de la desocupación al 9,7 por ciento en el tercer trimestre del 2019, habiendo superado en el segundo trimestre los dos dígitos (10,6 por ciento), algo que no sucedía desde 2006.
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