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La victoria de Luis Almagro este viernes ante la Organización de Estados Americanos (OEA) es una mala noticia para Alberto Fernández. Sin exponerse él mismo ante esta batalla diplomática tenía un interés personal contra la reelección del uruguayo, que es también una derrota de la alianza argentina con el mexicano Andres Manuel López Obrador.
Alberto F. había dado instrucciones especiales a su equipo para que trabajaran por la candidatura de María Fernanda Espinosa. O más bien contra la de Luis Almagro. Y así se hizo hasta último momento junto a México. Con Antigua y Barbuda, Barbados, Granada, Nicaragua, San Vicente y las Granadinas, más Surinam, Trinidad y Tobago y St Kitts y Nevis formaron los diez países -el voto es secreto pero suele conocerse- que abogaron por la ecuatoriana. Fueron minoría frente a los que estaban del lado ganador, 23 en total, empezando por Estados Unidos, el resto del Mercosur, Colombia y otros.
Siendo presidenta, Cristina Kirchner había hecho campaña a favor de la elección de Almagro como secretario general de la OEA, cuando este último era el canciller de «Pepe» Mujica. Pero para entonces Alberto F. ya no estaba en el gobierno K. Más bien estaban totalmente distanciado. Con lo cual apenas él y Almagro apenas se cruzaron. Sin embargo, entre ambos hay algo personal.
Dos asuntos separaban por completo Alberto F. de la visión del uruguayo al frente de la OEA. Por un lado, aunque el presidente argentino puede considerarse un aliado a Washington, su visión es por completo diferente a la dureza de Almagro respecto al régimen de Nicolas Maduro.
El oriental se puso al frente de la cruzada contra el eje castrochavista, que Fernandez repele. Por el otro lado, mantuvieron un choque casi personal cuando Almagro apoyó las acusaciones contra Evo Morales, y la OEA sentenció que había habido fraude en las últimas elecciones presidenciales de Bolivia, que terminaron eyectando a Morales del poder. Primero fue México quien lo albergó, después Argentina. Almagro incluso hizo una confusa acusación de que unos enviados del gobierno argentino a Bolivia eran «espías» cuando no lo eran.
El 1 de marzo durante la asunción de Luis Lacalle Pou -que votó por Almagro-.,en Montevideo, los cancilleres Felipe Solá y el mexicano Marcelo Ebrard volvieron a acordar su voto por Espinosa. Desde Buenos Aires, Mauricio Macri y el secretario de Relaciones Internacionales del PRO, Fulvio Pompeo, pedían que se votara por Almagro. Pero este viernes los funcionarios argentinos consideraron «vergonzoso» que la votación se hiciera en medio de la lucha contra la pandemia del COVID-19, pero eran conscientes de la presión de los Estados Unidos para impedir que la sesión fracasara. Al final, desde el entorno de Almagro, vienen pidiendo cerrar la grieta, aunque gran parte depende del propio secretario.
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