La reforma jubilatoria: si no les gusta, ahí está la puerta

El apuro y la intransigencia con que el Gobierno está gestionando una necesaria reforma de los regímenes jubilatorios especiales -tan necesaria como la del sistema común, que se toquetea periódicamente- puso a los jueces en pie de guerra, cerrando todas las internas y grietas políticas y profesionales que suelen ventilar.

Alberto Fernández sabe perfectamente que la judicial es, junto con la de los aristócratas sindicales, la corporación más poderosa del país. También sabe que ambas tienen una consideración social subterránea. Ninguno de esos datos explica, sin embargo, la negativa a recibir a los representantes de los magistrados para buscar algún acuerdo. Más bien pareciera que eligió extender a los jueces la dureza que se busca vender en el relato oficial respecto a las negociaciones por la deuda externa.

Pero los jueces viven en la Argentina, y sus fallos modifican la vida y los planes de sus ciudadanos. Y de sus gobernantes. En medio de un casi diario asedio político contra los tribunales que investigaron y juzgan causas por corrupción del kirchnerismo, y de la simultánea necesidad de que la Justicia demore la segura derrota ante los reclamos de los jubilados ajustados por el mínimo aumento que anunció el Presidente, la estrategia del atropello parece arriesgada.

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Excepto que se lleve esa obstinación hasta el final, buscando que, ante el horizonte de una jubilación menguante, decenas de jueces prefieran irse antes y abandonar sus despachos.El Gobierno podría ocuparlos con sus candidatos.

La posibilidad empezó a tomar color también esta semana. Según trascendió, diez jueces porteños de distintos fueros y una cantidad similar de fiscales ya habrían presentado sus renuncias. Entre ellos, sonó el nombre de Raúl Pleé, el fiscal general ante la Cámara Federal de Casación Penal, implacable con la corrupción K y hombre de peso en los tribunales, a punto tal que fue uno de los candidatos a ser postulado como Procurador General antes de que Mauricio Macri se decidiera por la fallida Inés Wainberg de Roca. Clarín consultó a Plee: “Lo estoy pensando”, respondió. Toda una señal.