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Los caucus de los partidos demócrata y republicano en Iowa inaugurarán este lunes el recorrido para elegir a los candidatos que competirán en noviembre por la presidencia de Estados Unidos. Mientras se descuenta que el presidente Donald Trump buscará la reelección, el interés radica en la interna demócrata: el exvicepresidente Joe Biden y los senadores Bernie Sanders y Elizabeth Warren aparecen con las mayores chances de quedarse con la candidatura demócrata a nivel nacional, según las últimas encuestas. Sanders es el favorito en el estado de Iowa, donde encabezó actos masivos en las últimas horas, pidiendo terminar con «la revolución política que empezamos». Pese a ser rivales, todos los precandidatos demócratas coincidieron en el mismo diagnóstico: es necesaria la unidad para derrotar a Trump. Es la primera vez en la historia del país que un presidente sometido a juicio político intentará ser reelecto.
Los caucus (asambleas) del lunes por la noche (esta noche) marcarán la primera cita en cinco meses de votaciones en los 50 estados y demás territorios del país, que culminarán en junio en Puerto Rico. Luego, los partidos proclamarán oficialmente a sus candidatos en las convenciones nacionales. La convención demócrata se realizará en julio y la republicana, en agosto.
La interna demócrata acapara toda la atención en Iowa. Cerca de 600 mil habitantes afiliados al partido podrán acudir a unas 1.700 salas (escuelas, antiguos teatros, iglesias) para mostrar públicamente su apoyo, agrupándose con las demás personas que apoyen a su candidato.
Iowa, ciudad situada en el centro agrícola del país, es crucial por ser el primer caucus en el apretado calendario 2020. Un buen resultado en este estado puede impulsar a un candidato hacia nuevas victorias en los estados que votarán a continuación, empezando por New Hampshire, que votará ocho días después. Los demócratas que ganaron los últimos cuatro caucus de Iowa (Al Gore en 2000, John Kerry en 2004, Barack Obama en 2008 y Hillary Clinton en 2016) llegaron a disputar la presidencia.
El domingo, en las horas previas al inicio de los caucus, los candidatos multiplicaron sus actos de campaña. Bernie Sanders, el favorito en ese estado, atrajo a las multitudes más numerosas. «¡Todo comienza en Iowa!», exclamó el senador independiente de 78 años ante las casi 3 mil personas que lo acompañaron hasta la ciudad de Cedar Rapids.
El juicio político a Trump obligó al senador a quedarse en Washington durante casi las dos últimas semanas de la campaña en Iowa, con lo cual el senador agradeció el apoyo masivo que recibió en los distintos mitines. «Vamos a terminar la revolución política que empezamos», fue uno de sus latiguillos más repetidos.
Ante quienes lo consideran demasiado radical para unir a los demócratas, Sanders se presentó este fin de semana como el candidato con más posibilidades de vencer a Trump, porque sabe atraer a «millones de personas que no suelen votar».
Por su parte Elizabeth Warren, que comparte con Sanders la postura más situada a la izquierda del partido, llamó a «unirse para derrotar a Trump» ante unas 900 personas en Iowa City. «¡Es hora de tener a una mujer en la Casa Blanca!», exclamó en una ciudad donde influyentes políticos locales prefieren al senador de Vermont.
Ser capaz de ganarle a Trump en noviembre es también el principal argumento del exvicepresidente de Barack Obama, Joe Biden. «Necesitamos a un presidente que esté listo desde el primer día», destacó este veterano de la política que lidera los sondeos junto a Sanders a nivel nacional.
En el mismo sentido, el alcalde de South Bend, Pete Buttigieg, multiplicó los encuentros con partidarios demócratas en los últimos días, mientras sus rivales asistían al juicio del presidente Trump. Este exsoldado y primer candidato gay con posibilidades de ganar la nominación demócrata destaca su juventud frente a los demás, e insinúa que Sanders divide demasiado al electorado.
La campaña de este año es singular en varios aspectos, como la cantidad de precandidatos demócratas (llegaron a 28, de los que finalmente desertaron 16), el creciente papel de pequeños donantes, un calendario apretado de primarias hasta fines de marzo y una elección presidencial que podría definirse en muchos menos estados que de costumbre.
También es la primera vez en la historia de Estados Unidos que un presidente sometido a juicio político buscará la reelección, asumiendo que el Senado absolverá a Trump al final del proceso en curso por los cargos de abuso de poder y obstrucción del Congreso.
El impeachment obligó a parte de los precandidatos a paralizar sus campañas para centrarse en su actividad como senadores. Trump mantiene mientras tanto una línea firme de defensa frente a lo que considera un «fraude», heredero de la «caza de brujas» de la que se siente víctima desde que llegó a la Casa Blanca.
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