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Hipótesis 1: Vicentin aprovechó que no había que traer los dólares de las exportaciones, exportó cereales por miles de millones, dejó la plata afuera, en Paraguay, Uruguay o con algunos de sus socios en el mundo, y mandó al bombo a la empresa en la Argentina, provocando efectos desastrosos en los ingresos del país, en la situación del Banco Nación y en la economía de los productores. O sea, fugó la plata al exterior ¿Les suena?
Hipótesis II: Vicentin usó la plata del Banco Nación –18.500 millones de pesos, 300 millones de dólares– para crecer de forma espectacular. Como señala Claudio Lozano, uno de los directores del Nación, entre 2015 y 2018 Vicentin arrancó en el puesto 19 de las empresas de mayor facturación de la Argentina y pasó al puesto seis y de ser la quinta cerealera llegó a ser la primera. Además, le ganó la pulseada a Coca Cola –nada menos– y se quedó con la división yogures de Sancor por 100 millones de dólares. Y esa no fue la única operación de compra. O sea, jugó a endeudarse y endeudarse ¿Les suena?
Hipótesis III: Vicentin fue vaciando la empresa para producir un concurso de acreedores, luego exigir una quita de toda la deuda, comprar la deuda a menos valor perjudicando a los productores, al Estado, al Banco Nación y a muchísimos más. Algo parecido a lo del Correo: ¿Les suena?
Hipótesis IV: Vicentin consiguió cifras fabulosas del Nación, demoró los pagos a sus proveedores, no trajo los dólares de las exportaciones y no fue pagando los préstamos. En paralelo, con semejantes fondos jugó al juego financiero aprovechando las altas tasas del macrismo. ¿Les suena?
Tal vez la respuesta a las alternativas de las hipótesis sea una combinación de las cuatro, pero la versión predominante es un vaciamiento y acumulación de dólares en el exterior.
Según el documento de Lozano, tomado este viernes por el fiscal Gerardo Pollicita, y según todos los especialistas, el que podía quebrar por las sucesivas devaluaciones de Mauricio es mi primo Juan que importa anteojos de China: compró con el dólar a 20 y, macrismo mediante, hoy tiene que reponer los anteojos a 63 por dólar ¿Pero podía entrar en crisis un fabuloso exportador de granos y aceites favorecido por los alumnos del Newman? ¿Un pulpo que compraba soja cuando el dólar estaba a 20 y, descontadas las retenciones, exportó a 45? Vicentin estuvo siempre en el mejor lugar y creció en facturación un 67 por ciento en 2016; 35 por ciento en 2017 y 92 por ciento en 2018. Mi primo Juan, en cambio, vendió menos y menos, como le sucedió a todos comerciantes, fabricantes e importadores del país.
Javier González Fraga y otros directivos del Banco Nación afrontarán un proceso judicial. ¿Cómo es que permitieron que la entidad corriera el riesgo de prestarle 18.500 millones de pesos a Vicentin, vulnerando todas las normas? ¿cómo es que ante semejante exposición no hayan pedido más garantías? Vicentin constituyó garantías por 50 millones de dólares en el Nación y le prestaron 300. Mi primo Juan pidió un préstamo por 100.000 y le pidieron garantías por 150.000. Y, para redondearla, aceptaron que Vicentin mantenga el domicilio de Reconquista, Santa Fe, en lugar de la sede en CABA, donde se tramitaron créditos y exportaciones. Eso le permite ahora a la cerealera tramitar el concurso en Reconquista, donde juega de local.
Hay un tramo del documento de Lozano, resaltado por Pollicita, que explica buena parte de lo ocurrido: «en los pasillos del Banco Nación cuentan (sic) que en las múltiples reuniones que existieron con la empresa Vicentin para tratar de imponerle la necesidad de volver a encuadrarse en la normativa, frente a las exigencias de los funcionarios del banco, los dueños de la firma cruzaban del Banco Nación a la Casa Rosada para hablar directamente con la Presidencia. Eso luego se transformaba en un llamado desde la Presidencia de Mauricio Macri al ex Presidente del Banco, González Fraga quien se encargaba de llamar la atención a los funcionarios del banco para que se allanaran a los requerimientos de la empresa” (v. fs. 11 del Primer Informe de Situación de la firma Vicentin).
Ya es público y notorio que Algodonera Avellaneda, Oleaginosas San Lorenzo y el Frigorífico Friar, tres empresas del grupo Vicentin, aportaron 4.500.000 de pesos cada una a la campaña de Macri. Total provisorio 13.500.000. Pero Vicentin por sí mismo colaboró con otros tres millones y Renova, productora de biodiesel, otros tres millones más. Hasta ahí ya van casi 20.000.000. Sin embargo, no hay que olvidarse del esquema de los aportantes truchos: personas sin recursos que aparecían depositando para el PRO, cuando en realidad el dinero venia de grandes contribuyentes, ocultos.
Y un dato más filtrado desde el Banco Nación: Vicentin empezó a retacear pagos después de las PASO y directamente dejó de pagar cinco días antes de la asunción de Alberto Fernández. La clave del negocio era la bicicleta que le permitía la Casa Rosada en manos de Macri.
Todo parece clarito. Vicentin–Juntos por el Cambio tenían una relación privilegiada y le permitieron al grupo de Alberto Padoan y Gustavo Nardelli tener un crédito de 300 millones de dólares casi sin garantías, fuera de las normas del Banco Central y prácticamente sin trámites: liquidaban una exportación y por otra ventanilla ampliaban su crédito con otro préstamo. Todo eso sin pasar por el directorio, sino a través de decisiones de las gerencias operativas. Y, para redondear, en 2018, Vicentin le pagó a la AFIP apenas un 2,4 por ciento de sus ganancias declaradas, aduciendo «resultados financieros adversos y cambios en el poder adquisitivo de la moneda». Mi primo Juan mira azorado.
La prioridad ahora pasa por evitar el desastre en los puestos de trabajo, en el daño al aparato productivo y en recuperar el inmenso agujero producido en el Banco Nación. Se habla de negociaciones, aunque también de estatización de todo o parte de Vicentin.
En paralelo, la justicia tendrá que estudiar a una empresa-espejo constituida en Paraguay y a otra empresa-espejo armada en Montevideo. O sea, los mismos socios acá y allá, según el Nación. Como Macri canceló la obligación de liquidar los dólares de las exportaciones, la sospecha es que hacia esas empresas-espejo volaron las divisas. O hacia otras sociedades constituidas en Panamá o en paraísos fiscales. O a socios, multinacionales, más o menos ocultos en las operaciones. En la Justicia y dentro del Banco Nación deberá buscarse la verdad del desfalco.
Pero más allá de las investigaciones, la historia, por donde se la mire, es política. Y destila macrismo puro desde todos los ángulos.
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