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«El acuerdo es para poner al país de pie», fue la frase que más veces reiteró el ministro de Economía, Martín Guzmán, durante una videoconferencia en la que participaba el ex secretario del Tesoro estadounidense Robert Rubin, la ex jefa del FMI Anne Kruguer y representantes de BlackRock, el principal acreedor de Argentina. La posición del ministro ante sus interlocutores fue de apertura a nuevas «ideas» para mejorar la propuesta argentina pero sin moverse del criterio de sustentabilidad que tiene como meta el canje de deuda. «En los últimos días seguimos conversando en un diálogo positivo con los acreedores y seguimos trabajando con ellos. Necesitamos tener un proceso colaborativo de las dos partes”, enfatizó en la entrevista que organizó el Council on Foreign Relations. A última hora de este jueves llegaron a la mesa de Guzmán tres contraofertas por parte de los acreedores, según pudo reconstruir Página|12 de fuentes vinculadas con la negociación.
«La exposición de Guzmán en esta conferencia es demostración de la enorma voluntad de diálogo y de seguridad y razonabilidad del planteo argentino», resaltaron desde el entorno del ministro. Es que el encuentro de Zoom fue moderado por Rubin, enfrentado explícitamente con la mirada de Joseph Stifglitz, un mentor del ministro de Guzmán en su mirada política de la deuda, el rol del Estado y la responsabilidad del Fondo Monetario en las crisis de países emergentes.
A diez días de cerrar el plazo de prórroga para la negociación de la deuda, Guzmán hizo una mini presentación de la propuesta para dejar ser entrevistado por Rubin y luego por algunos medios acreditados, entre ellos Página/12.
«Sólo recibimos una contraoferta (de Blackrock), que no está alineada con los principios de sustentabilidad. La deuda no sería estable y la economía no sería capaz de estabilizar. Hasta ahora no había recibido ningún mail en mi teléfono. Pero sabemos que los acreedores estuvieron trabajando duro para presentar una alternativa. Estamos abiertos para escuchar», aseguró el ministro. Más tarde el gigante Blackrock hacía una videoconferencia para hacer circular un posible punto de acuerdo en torno a una oferta con una quita de entre 50 por ciento, aunque el gobierno pretende un 65 por ciento. Por la noche arribaron tres contraofertas.
El ministro hizo una breve exposición inicial sobre las políticas que se implementaron en los últimos años, fracasaron y terminaron en la actual crisis de endeudamiento. En su argumentación recordó que cuando el mercado internacional cerró el financiamiento para la Argentina, el gobierno de Mauricio Macri acudió a un acuerdo con el Fondo Monetario. «En diciembre el Fondo ya reconocía el sobreendeudamiento, la insolvencia y la crisis económica», agregó.
El secretario del Tesoro le transmitió uno de los argumentos de los fondos de inversión sobre la propuesta, la cual calificaron desde el inició como «poco realista». “Claro que queremos crecer más, pero les ofrecimos a los bonistas un cupón atado al PBI que no les pareció atractivo”, aseguró el ministro, tal como anticipó este diario respecto del ofrecimiento rechazado por los tenedores. “No queremos repetir los errores del pasado. El pronóstico que presentamos era el más realista”, agregó. Recordó que la Argentina viene de una historia de crisis de balanza comercial por el aumento de la importaciones que crece a un ritmo mayor a las exportaciones.
«Somos flexibles para cambiar los parametros de la oferta mientras sean consistentes con una reestructuración sustentable de la dueda. Estamos abiertos a la propuesta que pongan los acreedores en la mesa mientras mantenga estas condiciones, agregó el titular del Palacio de Hacienda. «Es importante no ofrecer ilusiones, como escenarios muy optimistas. Argentina ofrece un tasa promedio de 3 por ciento cuando el mundo ofrece cero. La oferta tiene tasas de interés creciente que llegan hasta 5 por ciento. Un 7 por ciento de interés no puede ser pagado. Presentar una posibilidad de pago menos realista no le sirve a nadie, ni a la Argentina ni a los bonistas ni a nadie», remarcó.
“Estamos fuertemente comprometidos a cambiar la historia de Argentina y a tener una relación duradera con los acreedores. Estamos trabajando con el FMI, revisamos las premisas del plan stand by anterior y hubo dos asunciones de aquel plan que empeoraron la recesión, la política fiscal contractiva y la política monetaria contractiva. La combinación de esta última llevó a subir las tasas de interés arriba del 80 por ciento anual y debilitó el funcionamiento productivo de la economía. Estamos con el FMI revisando esas premisas y en el nuevo programa que ayuda a la economía argentina», contestó respecto del Fondo.
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