Niños bonitos – Olé

El cotillón para la fiesta estaba listo. No faltaba nada, excepto ellos, los invitados de lujo. Llegaron los 11 juntitos y así se fueron. Claro, son un grupo unido, que sabe lo que quiere y que da todo por conseguir su objetivo. Se perfumaron, se pusieron la mejor pilcha y salieron a la cancha. Los niños bonitos del Bajo Núñez son así. Quizá no son los que más lindo juegan, pero son un equipo de principio a fin. Lo sufrieron todos los conjuntos de la categoría y ayer fue el turno de Quilmes, justo el único que había conseguido vencerlo en el campeonato (fue 1-0 en la 2ª fecha, en el estadio Centenario). Triunfazo 2-0 para estirar el invicto a 15 partidos (ocho victorias y siete empates) y a sólo tres puntitos del cuco San Martín de Tucumán, líder de la Zona B.

En el comienzo, el Cervecero tuvo el control de la pelota. Fueron los mejores pasajes de un team que todavía no logró acomodarse a la idea que pretende Facundo Sava, más allá del 2-1 a Tigre, en la fecha pasada. La experiencia y el fútbol de Mariano Pavone lo pudieron haber puesto arriba: pase de lujo para Justo Giani que la tiró afuera en la única situación de peligro del PT. Pero a medida que transcurrían los minutos, la visita se apagó, una situación que se profundizó después de la apertura del marcador de Nicolás Benegas. Porque una de las virtudes del Dragón es saber aprovechar las falencias del rival. De esa manera, Emmanuel Culio la perdió en defensa y el local capitalizó la falla.

A partir de ahí, a los de Fabián Nardozza los llamaron a su juego: defender el marcador con uñas y dientes, sin dejar espacios y sacando de quicio a los de enfrente. Como si fuera poco, Marcos Ledesma salió lejos, dejó la pelota servida para un Benegas que se la picó para el 2-0. En el complemento, Quilmes tuvo chances para acortar la brecha pero no pudo. Y, los niños bonitos son duros.