No caer en la trampa de la ansiedad

Cuesta pero hay que manejar la ansiedad. Aunque muchísimas veces esté atada a una coyuntura económica que hace comprensible la desesperación de gran cantidad de gente. Independientemente de los errores organizativos, así como se entiende a los jubilados que coparon las calles, la presión de muchos sectores del mundo de la pelota también hasta puede ser lógica.

La maquinaria del fútbol no sólo apunta a resolver los bolsillos de los que salen a la cancha sino que el combo es más grande porque, aun sin público, se activan otras actividades necesarias que reactivan más rubros. ¿Eso justifica apurarse?

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 Cómo resolver el «mientras tanto» no debe forzar la búsqueda de remedios que resulten peores que la enfermedad

El Presidente de la Nación fue claro: la prioridad es la salud. Aunque también dio señales de estar abierto a escuchar opciones para ir motorizando la economía. En pleno debate sobre las tristes imágenes del viernes con cientos de miles de personas con riesgo haciendo, encimados unos con otros, filas interminables, Fernández debió dedicarle una respuesta a la ansiedad futbolera. Y su discurso osciló entre la posibilidad de que en mayo se juegue sin público y que difícilmente llegue a jugarse hasta junio…

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https://www.ole.com.ar/futbol-primera/tapia-coronavirus-afa_0_PhqiJqQu4.htmlTapia aclaró, rápido y bien, que la salud seguirá siendo eje principal para tomar la decisión. Día a día, para adaptar la frase de Mostaza, habrá que ir viendo cómo se continúa. Pero no impide que en estos tiempos se piensen creativamente calendarios posibles, reprogramaciones, resoluciones de campeonatos, ayudas para los clubes y jugadores con menos resto, aperturas parciales de la actividad social, nuevas ingenierías económicas, reestructuración general del negocio.

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Sin análisis de café sobre las conductas humanas, sólo hay que insistir en que el fútbol deberá volver cuando se pueda. Que en el mientras tanto haya que pensar qué ocurre con los que les cuesta llegar a fin de mes y cómo resolverlo no debe forzar la búsqueda de remedios que resulten peores que la enfermedad.

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