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«Nunca había visto una charla así»

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«Hay que mejorar mucho”. Desde aquel primer partido del ciclo contra Ferro, Marcelo Gallardo marcaba sus ganas de ir por más, cierto inconformismo. Su River estaba verde como la camiseta del rival. Pero el Muñeco no perdía la fe: lo mejor estaba por venir. “El primero siempre cuesta, había mucha ilusión y entusiasmo. E hicimos un partido discreto, con algunas cosas buenas y otras que nos faltaron, aunque era importante ganar”, seguía MG en los camarines del estadio Padre Martearena de Salta. A pesar de la victoria en los penales (6-5) para avanzar a los octavos de final de la Copa Argentina tras el 0 a 0 de los 90 minutos, Gallardo era autocrítico como lo fue durante todo su ciclo.


Esa noche el Muñeco no se iba conforme…

Se cumplen seis años de aquel 27 de julio de 2014 en el que todavía se veía a un Gallardo de pelo largo, caminando por la frontera estética que dividió su carrera entre jugador y deté. El contexto no era fácil: acababa de irse ganador Ramón Díaz y, con él, muchos jugadores que habían sido clave en la conquista del campeonato local y la Copa Campeonato contra San Lorenzo. Apenas Chiarini y Pisculichi asomaban como refuerzos de un plantel que había perdido al Lobo Ledesma y a Carbonero, que tendría a Cavenaghi out por lesión durante casi todo el semestre, que ponía un signo de interrogación gigante en Teo Gutiérrez, que aún no decidía su futuro tras el Mundial de Brasil, que estaba a punto de perder a Lanzini


Manu, antes de su despedida de River.

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Pocos lo recuerdan, pero Manu fue titular en aquel debut de Gallardo: fue su primer 10. Y no fue el único que puede decir con orgullo que participó en ese primer equipo. Otro es Lucas Boyé, que esa noche además hacía su debut absoluto en Primera. Hoy lo recuerda en Olé: “En ese momento no me imaginaba la importancia simbólica que podía tener ese partido. Yo tenía 18 años y para mí significaba el sueño de debutar en River. Hoy, seis años después, mirándolo desde acá, toma otra relevancia esa noche y es un orgullo haber jugado en el inicio de un ciclo tan ganador”, cuenta el actual delantero del Reading de Inglaterra, que aquella noche hizo dupla de ataque con otro chico que se fue muy rápido como Federico Andrada. Claro, no era simple para los delanteros: además de los pibes que asomaban como Boyé, Andrada, Driussi (que esa noche jugó de volante) o Gio Simeone, se quedaría Teo Gutiérrez, había vuelto Mora de su exilio en Chile, Cavenaghi se recuperaba y, encima, River aceleraba por esos días para llevarse a ¡Lucas Pratto! que en ese momento estaba en Vélez y no llegó a Núñez por una pequeña diferencia económica con el Fortín.

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Boyé en aquella noche salteña.

“Para mí esos días eran muy especiales porque eran mis primeros entrenamientos con los grandes. Estaba muy nervioso por estar rodeado de tantos jugadores tan reconocidos, que yo había visto en mi infancia”, siguió Boyé, que nunca olvidará esa primera charla técnica, pero no por las especificidades tácticas en función de Ferro sino por “la motivación que te daba de entrada me llamó la atención, porque nunca la había vivido en Inferiores”. Boyé, Lanzini y Andrada no eran las únicas perlitas de aquel primer 11: Gallardo también ponía a Augusto Solari como lateral derecho y al Malevo Ferreyra de interior izquierdo, en el puesto que al rato se ganaría Rojas.

¿Cómo formó River aquella noche? Marcelo Barovero; Augusto Solari, Jonatan Maidana, Ramiro Funes Mori, Leonel Vangioni, Sebastián Driussi (Leonardo Pisculichi), Leonardo Ponzio, Osmar Ferreyra (Ariel Rojas); Manuel Lanzini; Federico Andrada (Rodrigo Mora) y Lucas Boyé.

27/07/2014

Que el partido se haya definido por penales también fue toda una curiosidad: de ¡65! cruces mano a mano durante estos seis años (¡ganó 53!) sólo siete terminaron en tablas y en definición desde los 12 pasos, con cuatro victorias por esa vía y tres derrotas. En ese momento parecía verde. Hoy su ciclo tiene todos los colores del arco iris…


Maidana hizo el último penal de la serie.

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YO DIGO

Manuel Lanzini, titular aquel día
A mí me tocó estar en la pretemporada y en ese debut. Cuando asumió, tuve la posibilidad de quedarme, pero para el club, y para todos, la mejor decisión en ese momento era una venta. Pero a mí me quedó esa espina de que me dirigiera él y se lo dije siempre que lo tuve cara a cara. Se veía que había un buen proyecto por la forma en que Marcelo ya tenía de comunicar las cosas y la dirigencia que había. Me hubiese encantado quedarme y vivir todo eso. Marcelo es de esa clase de técnicos que te enseñan, que te potencian, y hay muy pocos así. Recuerdo que en la pretemporada hacía mucho hincapié en la intensidad dentro de la cancha, cómo presionar, cómo jugar, tratar de agobiar a los rivales. Y en estos años todo eso dio sus frutos. Y no es sólo él: todo el cuerpo técnico, los ayudantes, los profes, son muy buenos. Eso es importantísimo también.

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YO DIGO

Rodrigo Mazur, defensor de Ferro
​Ese partido lo recuerdo porque lo perdimos por penales y para mí fue una angustia tremenda. Yo recién llevaba cuatro o cinco partidos en la Primera de Ferro y realmente le hicimos un buen partido a River. Se la hicimos difícil. Soy el único que sigue en el club de aquel plantel y a veces uno piensa si la cosa hubiese sido distinta aquel día hoy diríamos “mirá, le ganamos al River que logró la Libertadores, la Sudamericana, que ganó todo”. Queda esa bronca porque hubiese sido hermoso. Pero bueno, ese día creo que arrancaron con la suerte de campeón, je… No, de verdad, nunca se sabe qué hubiese pasado si le ganábamos en su debut. Pero igual yo pienso que, por más que River hubiese perdido aquel día, no iba a opacar lo que es hoy el ciclo de Gallardo porque se nota que todo lo está consiguiendo con trabajo. Es “el” sello de su ciclo.

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