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El exjuez español Baltasar Garzón dirigió una carta abierta al pueblo chileno, bajo el título “Chile en el corazón”. La misiva es una continuación de una anterior, en la que se dirigía al presidente Sebastián Piñera y que no tuvo respuesta.
“En esa misiva expresaba mi dolor y profunda preocupación por lo que estaba ocurriendo en Chile, país con el que me une un vínculo perenne y por el que siento un especial afecto”, dice al comienzo del texto el exmagistrado, que hace 22 años logró el arresto de Augusto Pinochet en Londres. “Dije en aquella misiva, además, y lo he dicho en otros foros, que el ejército no está preparado para controlar el orden público sino para hacer la guerra, para doblegar al enemigo o destruirlo y que cuando sale a la calle, las cosas solo empeoran”, agrega, al tiempo que detalla que “con estupor he podido ver cómo Piñera ha intentado una y otra vez la intervención de los militares”. En ese sentido dice que “parece no entender que el pueblo no es el enemigo sino la víctima, y que al pueblo hay que protegerlo y no castigarlo con medidas de excepción”.
Garzón recordó lo “paradójico” de que la situación se produzca “en un país que, se decía, era un oasis en América Latina y que pretendía exhibirse ante el mundo como garante del medioambiente para liderar una respuesta global coordinada frente a la emergencia climática en la COP 25 de la que Chile tenía que haber sido anfitrión”. Y contó que viajó a Chile para el Foro Latinoamericano de Derechos Humanos, celebrado entre el 23 y 25 de enero.
Un manifestante reacciona contra un agente, en una de las jornadas de protesta. AFP.
“Me reuní con asociaciones de víctimas, organismos de derechos humanos y sociedad civil para conocer sus impresiones de lo acontecido desde el 18 de octubre. Les confieso que fue una jornada muy dura en lo personal y lo que he conocido ha aumentado mi grado de indignación. Una indignación que se me ha ido acumulando durante estos tres meses, pero que ya ha llegado a un nivel de estupor ante tanta crueldad, desidia e incompetencia”, describió Garzón.
“Debo reconocer que no sabía lo que era el guanaco aplicado a una protesta hasta que vi volar por los aires a un chico con su bicicleta por el impacto del agua a presión; ni pensé que la carcasa del tubo de gases lacrimógenos produjera un impacto tal sobre el rostro hasta que lo comprobé en una de las jóvenes que me acompañaba; o que la grasa y el ácido de su composición, irritara tanto; ni que los balines que vacían ojos inocentes, eran mostrados como trofeos siniestros para no olvidar el dolor… “, dice en otro pasaje.
“Protestar en Chile bien te puede costar la vida o un ojo de la cara, como de hecho lamentablemente ha ocurrido y sigue ocurriendo. Pero me emociona pensar que a pesar de este alto precio, cientos y miles de personas salen a exigir garantías de un futuro mejor. El pueblo chileno es un ejemplo de coraje y dignidad para el mundo entero. La emoción al escribir estas frases se me hace presente de nuevo, como en la Alameda, al abrazarme y ser abrazado por cientos de ustedes. Tienen todo mi respeto y mi admiración”, agregó, al tiempo que reiteró su solidaridad con las víctimas de la represión.
“Nunca pensé que volvería a Chile para ser testigo de un momento de emergencia social tan grave. Tampoco imaginé que en pleno siglo XXI un gobierno, supuestamente democrático, iba a recrear de nuevo lo peor de los tiempos pasados más feroces. Lo he vivido en primera persona y -debo decirles- también es lo que se está viendo desde fuera. Piñera, Rozas, Chadwick, Blumel y Guevara están en la mira de la comunidad internacional. La historia no les absolverá”.
Luego, Garzón personica su mensaje en Piñera. “No puede gobernar como si el país fuera una más de sus empresas. No puede exigir que le aplaudan y le apoyen. La ciudadanía tiene todo el derecho a estar en desacuerdo con usted y manifestarlo, porque el país pertenece al conjunto de los chilenos, no a usted ni a las cinco o seis familias que se creen sus propietarias, que se lucran mes a mes con el dinero de las pensiones y privan del agua a hombres, mujeres, niñas y niños”.
Sebastián Piñera, jaqueado por las protestas. NA.
También se dirigió al Poder Judicial chileno y criticó su inacción. “Esta ausencia de nodos de conexión entre la sociedad y las instituciones estatales provoca un nivel de rechazo y confrontación que supone una deriva altamente peligrosa”, cuestionó. Pidió que no toleraran presiones y que mantengan la imparcialidad. “Ustedes son en estos momentos, en mi opinión, lo único que garantiza que Chile siga siendo considerado como un país en el que se puede proclamar el estado de derecho. El límite para sucumbir a la arbitrariedad está muy cerca y con ello el desamparo más absoluto para un pueblo muy castigado por la impunidad”, instó.
Otro destinatario de la carta fue el aparato de seguridad del estado chileno. Garzón recordó las cifras de la represión: “¿Creen ustedes lógico que se hayan producido más de 20 víctimas mortales y cerca de 770 denuncias de tortura incluidas más de 150 de connotación sexual? ¿Les parece bien que se hayan ocasionado 405 lesiones o traumas oculares en tres meses o que hayan acabado en prisión más de 2 mil personas o que haya más de 3.600 personas heridas y entre ellas más de 2 mil por disparos de balas, balines, perdigones y bombas lacrimógenas?” Y remarcó que “no existe obediencia debida respecto de órdenes manifiestamente ilegales”.
En el cierre, criticó a Piñera por no atender reclamos de la sociedad chilena. “Estamos hablando de Educación, Salud y Vivienda, estamos hablando del derecho humano al agua, a vivir dignamente. (…) Señor presidente, qué medidas preventivas está adoptando su gobierno para evitar que en los próximos meses haya que lamentar más muertos, heridos, torturados, tuertos o ciegos?” Y subrayó que en materia de derechos humanos le caben responsabilidades penales por ser la máxima autoridad del país.
Y finalizó con una consigna: “Aquella frase, ‘¡nunca más!’, que se hizo célebre en Argentina y Chile por la lucha de las víctimas por tantos y tantos años, habrá que acuñarla de nuevo aquí, porque no se puede consentir que la impunidad vuelva a irradiar esta parte de Latinoamérica”.
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